Pensamientos inoportunos.

262 12 1
                                    

Amanece un nuevo día en mi querida Málaga. Miro la pantalla de mi móvil, el cual me indica que son las 8 y media de la mañana. 

Ya no puedo dormir más.

Intento salir de la cama pero me es imposible, Marc me tiene abrazada. No quiero despertarlo, pero de lo contrario, no podré aguantarme mucho más; me hago pis.

-Marc, déjame salir por fis, que me hago pis

-Mmmm.- Marc se revuelve entre las sábanas, pero hace caso omiso a mis palabras y me abraza aún más fuerte.

-Venga hombre, que no me aguanto.- Le digo un poquito más fuerte y parece que, esta vez, sí cede, ya que afloja los brazos y me da un beso en la mejilla. Se lo devuelvo y entro al baño corriendo.

Una vez termino, bajo a la cocina, donde ya me encuentro a mi madre. 

-Buenos días, mami.- Le digo, dándole un beso en la mejilla.

-Buenos días, hija; ¿Y los demás?

-Siguen arriba, durmiendo.- Asiente y decidimos ponernos a preparar el desayuno.

Al momento, baja la abuela por las escaleras, entrando a la cocina llena de energía.

-¡Buenos días, chicas!

-¡Uy, abu! ¿Y esa energía?.- Le digo, sonriente. Me gusta verla así.

-Porque hoy nos vamos de compras.- Su tono es aún más alegre.

-¡Pero si estuvimos el otro día!.-Protesto. A ver, me gusta ir de compras pero para qué ir otro día más...

-Tú sí, señorita, pero Lara no, así que nos toca ir con ella.

-Bueeno, si insistes...-Digo, con voz pesada.

En ese momento, un Álex adormilado y Lara entran por la puerta de la cocina, saludándonos y ayudando también a preparar el desayuno.

-¿Y tu hermano, Álex?

-Sigue durmiendo; parece una marmota.- Álex ya ha empezado a devorar las cañas de chocolate que la tarde anterior hizo mi abuela.

-Ve arriba, a ver si tú consigues despertarle.- Me dice Lara mientras me guiña un ojo.

Salgo de la cocina, pero no sin antes chinchar un poco a mi 'cuñi' como dice él; o bueno, en realidad no sé si es cuñi, medio cuñi o, únicamente, hermano del chico que me gusta. Tengo un gran lío en la cabeza.

-Que aproveche, farolas.- Le digo mientras le doy varios golpecitos en la espalda, haciendo que él se atragante. Salgo corriendo, evitando que él pueda contraatacar y, mientras subo las escaleras, lo escucho quejarse.

Entro en la habitación sigilosamente. Marc sigue de lado, con el torso desnudo.

Un cosquilleo recorre mi barriga.

¿Podríamos estar juntos?, sería realmente bonito.- Pienso.

Me siento en el borde de la cama, pudiendo ver aún mejor su cara; ese lunar que tiene justo debajo de la ceja, la sonrisa que mantiene aún estando dormido, algunas de las cicatrices que su pasión le ha ido dejando a lo largo de su cuerpo y su pelo medio rizado, que parece que me llama a gritos, queriendo que pierda mis dedos entre éste.

De pronto, siento una gran angustia en mi pecho, y es que poco a poco, las palabras "Me gustan" van pasando a ser "Me he enamorado", y tengo miedo de que, una vez nos vayamos de aquí, no sea todo de esta forma; que nos distanciemos, que él deje de sentir lo que quiera que sienta por mí.

Sus manos me agarran por la cintura, tirando tanto de mí hacia él que caigo sobre la cama.

-Buenos días.- Le digo, intentando borrar todos esos pensamientos que acechaban mi mente segundos antes.

No te vayas.  [Marc Márquez]Where stories live. Discover now