Llamadas.

255 14 1
                                    

Una vez terminamos de comprar, nos dirigimos a una cafetería cercana para descansar un rato. La verdad es que esto de ir de compras cansa, aunque he de dar gracias a que no iba con Claudia; recorría la misma tienda mil y una veces. 

Pedimos dos cafés y, mientras nos los tomábamos, saqué mi móvil para inmortalizar el momento. Nos hicimos un selfie y, tras darle el visto bueno, lo subí a mi Instagram con el siguiente pie de foto: "Como en casa, en ningún sitio. Echaba tanto de menos nuestros momentos. Pronto estaremos las tres juntas; como antes. Te quiero". Le di a subir y continuamos disfrutando de nuestra tarde de compras o "tardes de descanso", como le decía mi abuela, aunque esto más bien que un descanso era todo un entrenamiento; llegamos totalmente cansadas a casa.

Subí a mi habitación y coloqué todo en el armario que ahora guardaría mis cosas durante mi estancia aquí. Durante el tiempo que tardemos en encontrar a Lara. 

Estaba nerviosa; no lo podía negar.

Mañana llegaría el abogado y comenzaríamos con la investigación, ya que con él traía a todo un equipo de expertos dispuestos a dar con el paradero de mi hermana y traerla a mi lado. Estaba nerviosa porque sé que todo esto será una locura y que no sabremos lo que pasará en intervalos muy cortos de tiempo.

El tono de llamada de mi móvil me saca de mis pensamientos. En la pantalla puedo leer 'papá'. Deslizo el dedo por mi pantalla y descuelgo, pegándome el móvil a la oreja.

-Te dije que no fueras a Málaga, que no se te había perdido nada allí y no haces caso. Te amenacé diciéndote que, como fueses, no volverías a pisar en casa, así que ya lo sabes, puedes pasar por casa a recoger tus cosas cuando puedas. 

-Pero...

-No hay peros que valgan; ¿No te das cuenta? Deja de jugar a los detectives porque tu hermana está muerta, jamás la encontrarás.

Y, dicho esto, colgó, dejándome con la palabra en la boca y un nudo en la garganta difícil de deshacer. 

No podía estarme quieta. Volví a coger el teléfono móvil entre mis manos y marqué otro número; mamá.

-Hija, qué bien que me llamas. Tengo que hablar contigo.- Su voz expresaba miedo. Hablaba entrecortado, como si hubiera pasado algo de vital importancia hace escasos momentos.

-Mamá. ¿Qué ha pasado?

-Marina, escúchame. Es una historia muy larga. Estoy en el aeropuerto, voy camino a Málaga. Voy para estar allí con vosotras, cielo. Me he enterado de todo. Sé donde está Lara, pero, por favor, ten mucho cuidado durante esta noche. No salgas de casa, ¿Me oyes?- Tras escuchar esta sucesión de palabras atropelladamente, intenté asimilarlo todo.

-Te he entendido, pero dime una cosa, ¿Vienes con papá?

-No hija. Papá fue el que hizo desaparecer a Lara. Te debo una explicación y en cuanto llegue te la daré. Lo he descubierto todo, cariño.

Terminé de hablar con mi madre. Todo esto era una auténtica locura y, lo que es peor, tenía un leve presentimiento de que él estaba detrás de esto. Es muy raro que un padre no luche por encontrar a su hija, la cual desapareció hace tantos años. Es muy extraño que un padre no mueva cielo, mar y agua por dar con el paradero de su hija. 

Por último, debía realizar la última llamada de la noche. 

Nuevamente, marqué otro número distinto. 

-Hola malagueña.- Oír su voz al otro lado del teléfono provocó que me tranquilizase un poco. Inevitablemente, él me hace sentir bien a cada momento.

-Marc, siento llamarte a estas horas, pero necesito tu ayuda.- Le conté todo lo que había pasado minutos antes, sin evitar que por mi cabeza pasasen todo tipo de suposiciones.- Necesito que vayas a mi casa y recojas todas mis pertenencias y las de mi madre. En poco tiempo me enteraré de la historia verdadera de por qué desapareció mi hermana, pero sé que yo ahí ya no pinto nada. Por favor, guárdalo todo y llévalo a tu casa. Cuando esté ahí pasaré a recogerlo todo.

-No te preocupes, ahora mismo voy para allá. Por cierto... ¿Cómo entro?

-Ve a casa de Clau, ella tiene una llave de mi casa y te la dará.

-Vale, voy a ello pequeña. Sé fuerte; prométemelo.

-Te lo prometo, Marc. Tengo que colgar. Mañana hablamos. Gracias por todo una vez más.

-No tienes por qué darlas. Descansa. Te quiero.

-Y yo a tí, Marc.

Colgué el móvil y me quedé varios minutos tumbada en mi cama, mirando al techo. 

Quiero que todo esto se resuelva ya. 

Al poco tiempo, me quedé dormida, pensando en cómo será mi nueva vida una vez encontremos a Lara, porque sí; mi vida va a cambiar 

y mucho.

No te vayas.  [Marc Márquez]Where stories live. Discover now