Aeropuertos.

274 17 0
                                    

Atravesé el aeropuerto; ya no había marcha atrás.

Por los ventanales, ya bastante lejos, pude ver a Marc. Él también me miraba. Sé lo que quería decir, estaba dándome ánimos; fuerzas para traer a mi hermana con vida a casa, de donde nunca antes tuvo que irse.

Le lancé un beso con mi mano, mientras soplaba y él hizo como si lo cogiera al vuelo. Eso me hizo sonreír. 

Todo lo que había pasado escasos minutos antes fue una auténtica locura. Desde luego, si me dicen días antes que todo esto iba a ocurrir me parto de la risa. 

¿De verdad merecía yo a una persona como Marc a mi lado?

Entregué mi documentación y, cuando me dieron el visto bueno, subí al avión.

Siempre me había gustado volar, no era como esas personas que tenían miedo nada más subirse de pensar que algo malo podía pasar, pero, ¿Cómo voy a tener miedo si éste va a ser un viaje que cambiará mi vida para siempre?

Al cabo de un rato, el avión despegó, rumbo a mi querida Málaga; cuánto echo de menos estar allí. Ahora me encuentro con más fuerzas que nunca.

El viaje transcurre con normalidad y al cabo de un par de horas, ya estoy en suelo malagueño.

Me muevo por el aeropuerto, arrastrando mi maleta tras de mí. Logro divisar a alguien. No puede ser.

-¡Abuela! ¿Qué haces tú aquí?

-Mi niña bonita, ¿Cómo no iba a venir a recibirte? Mírate, estás preciosa.- Decía abrazándome fuertemente. Cómo echaba de menos sus brazos. Me daban la misma tranquilidad que me aportaba Marc. Sólo mi abuela, Marc y Lara eran capaces de hacerme sentir así de feliz.

-¿Has venido tú sola, cielo?- Decía mi abuela, dándome la mano, como hace tantos años atrás para poner rumbo a casa.

-Sí, el abogado vendrá mañana y mis padres siguen de viaje.-No quise decirle nada más sobre mis padres, pues él se había negado a que comenzásemos esta investigación. Es más, me prohibió que viniera a Málaga, amenazándome con echarme de casa. Hice caso omiso. Me daba igual lo que dijera, es mi hermana y ahora que parece que la tengo más cerca que nunca, no la puedo perder. Por su parte, mi madre me dio ánimos, me dijo que no le hiciera caso a papá. Es muy raro que no quiera saber nada de su hija. 

Nos subimos en el coche y al rato, llegamos a casa de mis abuelos. Ya casi no recordaba como era. El aspecto exterior seguía siendo el mismo de hace años atrás. El interior, por su parte, ha ido cambiando. Mi abuela ha sido siempre una mujer que se ha adaptado a todo lo que consigo traía el paso del tiempo. Es increíble, parece una casa muy actual.

Me instalé en mi habitación, la que siempre tenía reservada para Lara y para mí siempre que veníamos de vacaciones. Ésta también ha sufrido gran cantidad de cambios, pero para bien. Ha dejado de ser una habitación infantil para pasar a convertirse en una maravillosa habitación algo más seria, pero con toques muy juveniles.

Me senté por un momento en la cama para observar lo que me rodeaba hasta que mi móvil me sacó de mis pensamientos.

Era un  WhatsApp. De Marc.

Marc: Espero que mi rubia favorita haya llegado en perfectas condiciones a su tierra. Cuídate y no ligues mucho. Te estoy esperando.

Al leer eso no pude evitar sonreír. Me da la vida con sólo un WhatsApp.

-¿Quién es el muchacho que le ha robado el corazón a mi pequeña?- Dijo mi abuela, entrando por la puerta.

-Ay, abuela María, si yo te contara...-Mierda, lo había dicho en voz alta.

-Pues cuéntame, mujer. Tengo todo el tiempo del mundo.

¿Y ahora qué hago?

¡La que has liado, Marina! A ver qué le dices ahora a la abuela. 


No te vayas.  [Marc Márquez]Where stories live. Discover now