Haway //Yoonmin//

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(Meeting: Yoongi) 

— Min Yoongi.

La rasposa voz del viejo alfa le hace sentir unos desagradables escalofríos, pero rápidamente instala una falsa sonrisa en su rostro.

— Kan ChanMin — Pronunciar ese nombre quema en su garganta, pero aun así finge estar bien. Él no va a dejar que ese viejo arrugado lo haga sentir amedrentado. 

— Así que por fin te harás cargo de la empresa. — El tono desdeñoso hace sonreír más al chico.

Ese hombre estaba molesto por su decisión y eso lo hacía feliz. Si el anciano creía que podría quedarse con todo por lo que su abuelo luchó, estaba tan equivocado. 

— No es que tenga otra opción —. Se encoge de hombros y abre la puerta de su gran y nueva oficina, el Alfa canoso lo sigue, haciendo que un gruñido bajo retumbe en su pecho. 

¿Qué se creía ese loco decrépito?

— ¿Ya encontraste una pareja? — El tipo habla, con una sonrisa burlona. Él obviamente sabe que Yoongi no tiene a alguien.

— Estoy en eso.

— Sabes que la cláusula de tu abuelo dice que...

— Se lo que dice, no necesitas repetirlo, es solo que no encuentro a alguien lo suficientemente buena.

Yoongi rueda los ojos y se acerca a la barra donde hay todo tipo de bebidas, rápida y ágilmente se sirve en una copa algo de whisky y se dirige a sentarse en la cómoda silla detrás de su escritorio de caoba. 

— Aún eres joven, puedo seguir encargándome hasta que encuentres a alguien y tengas una familia estable como tu abuelo Jae deseaba. — ChanMin habla desde la silla en la que se encuentra.

El viejo simplemente se ha tomado el atrevimiento de instalarse en su oficina, lo que hace que la sangre del alfa menor vibre en enojo. Su lobo ruge dentro de si, molesto con el intruso en su nuevo territorio.

— Eres viejo, pronto podrías morir, deja que me haga cargo, ya estoy listo. 

La sonrisa ladina del pelimenta causa casi un tic nervioso en el mayor, pero no dejando que el chiquillo le gane, sonríe con suficiencia. Negando en un vaivén lento, se levanta y se dirige a la salida, antes de abrir la puerta habla una vez más. 

— Sigues siendo el mismo altanero de siempre.

— Por supuesto Kan, soy un Min.

Y los Min siempre ganan. 

— Dos semanas, no más.

— Tiene que ser una jodida broma — Yoongi brama con molestia y golpea el escritorio —. Esto es culpa de ese maldito viejo, tan solo quiere quedarse con lo que me pertenece.

Un gruñido escapa desde el fondo de su pecho. El jodido Kan ha ido con el consejo y les ha convencido de que no era bueno ser inversionistas en una empresa, donde dirigía un Alfa que ni siquiera podía decidirse por una pareja.

— Exactamente, pero al gran Min Yoongi se le ocurrió la idea de retarlo, eres malditamente consciente del poder que tiene desde que tu abuelo murió y aun así lo retas.  ¿Que esperabas? — El otro alfa toma de su copa y lo mira con la ceja alzada. 

Sinceramente ser el abogado, amigo y consejero de este tipo no era malo. Yoongi era inteligente y alguien que tomaba buenas decisiones, la mayoría del tiempo. Aunque algunas veces no pensaba las cosas el suficiente tiempo y se dejaba llevar por su lobo. Resultaba estresante para él, que siempre terminaba ayudando a arreglar sus tonterías. 

— Lo sé, soy un imbécil. Pero simplemente no puedo contenerme, lo detesto. — El pelimenta pasa las manos por su rostro y luego observa a su amigo con ojos de cachorro, esperando que él sea su salvador de este gran problema en el que se metió. — Lo sabes, Namjoon. Por eso tienes que conseguirme más tiempo.

— Lo intentaré, pero sabes que no será más de un mes. 

Yoongi pasa las manos por su cabello y suspira con frustración, un mes no era suficiente tiempo para conseguir una esposa, no era ni remotamente suficiente.

Estaba en problemas.

— No, nop, Siguiente. ¿Ella siquiera puede levantar la cabeza? — El alfa gruñe y con algo de molestia lanza los papeles a su escritorio. — Solo son un montón de chicas sin decisión propia, que dejarán que sus padres las casen con el primer tipo con bolsillos llenos que encuentren. No seré parte de eso. 

— Yoongi, no creo que sea así. 

El tono de voz de su ayudante lo hace sonreír.

— Oh, vamos Jackson, míralas. Apuesto a que ninguna se atrevería a dirigirme la mirada. —Acerca los papeles al beta y posa las manos detrás de su cabeza, sus pies ahora arriba del escritorio.

— Son las mejores que hay, de buena familia, sumisas y respetuosas. Son perfectas.

Jackson hojea los papeles y se siente realmente confundido, se preguntaba cómo es que Yoongi no quería una de esas chicas, todas eran hermosas. Perfectas.

— Perfectas... — Yoongi empuja la lengua contra su mejilla y cruza sus brazos recargado en el respaldo de su silla —. Mi ideal de perfección es muy distinto, no quiero un robot, quiero a alguien real. 

Comienza a girar en la silla cual niño y su asistente siente que perderá la cabeza con este tipo. 

— Tan solo elige una, demonios. — El beta habla con desespero, llevaban ahí más de una hora.

—Noup.

El tono infantil, casi le da una aneurisma. 

Un suspiro sale del beta castaño, este sería un día largo.