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Jimin de nuevo estaba ansioso. No mentiría, estaba consciente de quién lo ponía en ese estado, pero no pensaba decirlo. Ni siquiera cuando quería enterrarse en el embriagante aroma del alfa frente a él. 

Cabello pelimenta y ojos grises que le miraban con curiosidad cual niño. Era seis o siete centímetros más alto a la vista, eso lo hacía sentir pequeño y le molestaba.

Sabía quién era, Taehyung personalmente le mostró fotos y hablo de él como si fuera una de las maravillas del mundo.

Min Yoongi estaba parado frente a él, con un semblante serio y un brillo algo extraño en sus ojos felinos. Pudo sentir su mirada recorrerlo de pies a cabeza, se avergonzó un poco al recordar sus estúpidas pantuflas, pero disimuló como si no le interesara lo vergonzosas que estas eran.

— ¿Puedo saber que sucede?

Su voz es fuerte, varonil y demandante.

Y le gustaba, joder.

— Oh, señor. — HeeSok lo observa con los ojos bien abiertos y el semblante preocupado. — No se preocupe, lamentamos las molestias. Es solo otro alumno problema.

La directora parece asustada, como un ciervo frente a un feroz felino quien la ha elegido como su próxima presa, esperando un paso en falso para atraparla.

Jimin solo rueda sus ojos y cruza sus brazos, quiere irse de ahí, no necesita ver a la lamebotas de la directora hincada ante aquel alfa, quién seguramente era un prepotente abusador, deseoso de poder absoluto.

— Por lo que escuche, lo acusan de algo que no hizo.

Yoongi podía ser serio y atemorizante cuando lo deseaba, justo ahora tan solo quería proteger al omega de alguna forma, ni él mismo sabía porqué. Ni siquiera podía detectar un olor en él, pero la mirada que pudo ver en sus ojos por un momento, estaba llena de desesperación y no pudo evitar acudir al llamado. 

— Verá, este chico es todo un caso. — Choi quien interviene, posa una mano en el hombro de Jimin, pero este la quita con asco.

¿Que se creía esa loca para tocarlo?

A él, la belleza representada en humano, seguramente era una bruja y podría robarle su belleza o lanzarle un hechizo con ese tacto tan molesto. 

— No pongas tus garras sobre mí. — Habla Jimin con tono despectivo.

El alfa alza una ceja divertido ante la reacción del menor. Casi riendo por la cara que ha puesto la mujer.

La beta rubia casi atraviesa su cuerpo con la mirada llena de odio que le da.

— Como verá señor Min, este muchacho es un irrespetuoso, maleducado y recientemente un delincuente. —La mujer habla con tanto rencor, que hasta Yoongi se siente desconcertado.

¿Que podría haberle hecho ese lindo chico para recibir tanto odio?

Dios, era demasiado bonito para ser eso que decía la mujer esa, tan solo unos momentos bastaron para que Yoongi observará lo suficiente al chico y pudiera apreciar la belleza que se cargaba. Era como un bonito muñeco de aparador y por su mente pasaba que enojado lucía demasiado candente.

Podría comprarlo y comprarle muchos accesorios, hasta una mansión como las de Barbie, ese niño encajaría bien ahí.

Era un bonito muñeco Ken.

— Ya te dije, yo no hice nada, estoy seguro que tu implantaste todo en mi contra. Que sea más bonito que tú y me tengas envidia no es razón para que me hagas la vida imposible.

Jimin se gira a la mujer y le habla con desprecio, con una sonrisa traviesa pasa una mano por su cabello, luego sus ojos ven de arriba a abajo a la rubia y se mofa con diversión.

El pelimenta casi suelta una risa de nuevo, por la cara de la mujer al escuchar aquello sabe que está realmente molesta. Nadie le toma mucha importancia, hasta que al ver como Choi se acerca molesta, como si quisiera abalanzarse al menor, Yoongi instintivamente se posiciona frente a este, protegiéndolo con su cuerpo.

La rubia alza su vista y al ver al imponente alfa de repente se siente asustada, este le da una mirada fría y molesta.

Regresa a su lugar como cachorro asustado con una tormenta, porque juro ver destellos de rayos en esos ojos tan misteriosos y profundos.

— Creo que si el chico dice que no hizo nada, deberían por lo menos darle la oportunidad de probar su inocencia. Me parece un atropello y un insulto acusar a alguien sin tener pruebas contundentes.

Yoongi habla aún algo molesto, no sabe qué demonios le pasa, pero tiene ganas de tomar al chico detrás suyo y sacarlo de ahí, de gritarle unas cuantas cosas a la rubia teñida esa y de usar sus contactos para cerrar ese lugar llamado escuela.

— Le hemos dado la oportunidad y no tiene testigos, así que no hay manera de... —La mujer rubia corta sus palabras al ver la mirada que le da su superiora.

— No se preocupes señor Min, nos encargaremos de investigar y si el jovencito Park resulta inocente, yo misma me aseguraré de que la maestra Choi pida una disculpa por la acusación.

HeeSok habla con una sonrisa apenada y tanto el pelinegro, como la rubia se sorprenden un poco, entonces entienden que ese alfa es más poderoso de lo que podrían pensar.

Porque la mujer beta no era sumisa, era estricta, por algo era directora del lugar. Pero ahora se veía tan dispuesta a hacer lo que sea para que el alfa estuviera contento, que Choi se sintió molesta y Jimin quiso reír.

— Muy bien, quiero estar al tanto del desarrollo de todo esto. Ahora mismo debo irme, así que me despido.

Yoongi ve su reloj y se da cuenta que ya es tarde, tiene que volver a la ciudad por una junta programada semanas antes, hace una mueca, por lo menos sería la última que tendría mientras estuviera en aquel instituto. Gracias a Namjoon había conseguido despejar su agenda, pues mientras no estuviera, él se haría cargo de todo. Le sorprendió un poco como casi ni se quejo, últimamente el Alfa peliverde estaba de mejor humor y aunque no lo comento, fue consciente del nuevo aroma a miel y vainilla que rodeaba al mayor. Estaba feliz de que se hubiera arreglado con su pareja, era estresante ver al mayor siempre con el ceño fruncido, como si algo le hiciera falta. Ahora parecía estar completo. 

Ah, la magia de los destinados. 

— Por supuesto señor.

La Directora asiente efusivamente, con una sonrisa en su maquillado rostro, Yoongi le da una sonrisa de lado algo incómodo por la mirada de la mujer.

Pero como no, aún si la intimidaba, ella estaba consciente de lo bien padecido que era el alfa.

Cuando el pelimenta da la vuelta para despedirse del omega, este ya no está, mira hacia los lados y se da cuenta que la puerta de la dirección está abierta. Jackson está alejado, teniendo tal vez una llamada, así que no debió darse cuenta. Seguramente el chico pantuflas escapó mientras él divagaba en sus pensamientos. 

Y sonríe, ese chico realmente lo sorprendía. 





 
Hola, hawayanos HAJAJJAJAJA ya pos, perdón

Mientras leo me doy cuenta que sí puedo seguir con esto, wuuuu

Haway //Yoonmin//Where stories live. Discover now