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Jimin espera recargado en su habitual lugar al fondo del salón, tratando de no mantener comunicación con ningún omega ahí presente.

Para su mala suerte, desde que Seokjin había abandonado el internado, su única compañía había pasado a ser su estresante compañero Taehyung. 

Claro, el desgraciado (como le llamaba Jimin desde que no lo vio al entrar al aula) se había saltado la clase para ir a quién sabe dónde, con quién sabe quién.

Pensándolo bien no tenía idea de qué hacía sentado en ese estúpido salón, su lobo simplemente lo llevó y él estaba tan aburrido que no rechisto ante el pedido.

Pero ahora se arrepentía tanto, mientras observaba el bullicio frente suyo y podía oler esos cargados olores en todo su esplendor.

Podría irse, podría solo ir a dormir a su habitación. Pero era lo suficientemente flojo como para quedarse ahí sentado, alargando todo lo posible la gran caminata que debería hacer para llegar a su cuarto.

¿A quién se le ocurría poner los salones al otro lado del maldito campus? 

En su aburrimiento, no puede evitar recordar los sucesos del día anterior y es que, aún si no lo desea, su mente no deja pensar en lo bien que se sentía tener al Alfa cerca y lo mucho, mucho que le atraía a su Omega.

Pero al demonio, Jimin era necio y no iba a aceptar tan fácilmente que el jodido Alfa lo descolocaba de esa forma y le hacía sentir cosas extrañas en el estómago.

Prefería aprender a planchar correctamente, antes que aceptar que no le era indiferente a Min Yoongi.

Toda la ensoñación y molestia que siente se disipa por un segundo, cuando los omegas alborotados se amontonan a la ventana que da afuera. Está tentado a ir y ver qué es lo que les llama tanto la atención, pero no estaba dispuesto a terminar apresado entre esa manada de locos y terminar apestando a ellos. Suficiente tenía con controlar su propio olor. 

Antes de que Jimin pueda seguir pensando y pensando, los omegas vuelven a sus lugares con rapidez y la puerta es abierta. 

Y diablos, Jimin quiere estrellar su cabeza contra algo y retroceder el tiempo para no ser flojo e irse a su habitación, cuando por la puerta entra el jodido Alfa Min Yoongi. 

Quien entra sonriente al aula, con esa aura oscura de suficiencia y su atractivo atrapante que te deja sin respiración si te toma desprevenido. Jimin casi puede escuchar a su lobo suspirar encantado, algo que lo hace fruncir su ceño y molestarse con su lobuno compañero, es decir, sí, el maldito estaba jodidamente bien, pero no era para tanto. 

Pronto se asquea al oler las miles de feromonas que sus compañeros omegas expulsan tratando de llamar la atención del Alfa. Su Omega gruñe ante la escena y Jimin no entiende qué hace el jodido alfa ahí.

Estaba seguro que si este salía con la estupidez de que sería el nuevo maestro de costura soltaría una carcajada que se escucharía hasta México. Más para su sorpresa el Alfa ojigris pasa entre los asientos, hasta situarse a su lado, justo en su maldita mesa. 

Junto a él. 

¿Es que no se daba cuenta que su ceño fruncido y el aura cargada de enojo que tenía era porque no lo quería cerca? ¿Era demasiado difícil de entender? ¿Tan idiota era?

Cuando la puerta es abierta, la anciana maestra Beta de siempre hace presencia. Mientras ella escribe algo en el pizarrón, el salón se llena de murmullos y Jimin puede sentir las miradas de todos los omegas sobre ellos. Molesto rueda los ojos.

¿Acaso la maestra no iba a preguntarle al Alfa qué hacía ahí? 

¿Tanto así se doblegaban ante él?

Haway //Yoonmin//Where stories live. Discover now