¤13¤

13.4K 1.9K 99
                                    

Cuando el pelinegro nota que el Alfa y aquellas Betas están demasiado ocupados discutiendo, encuentra la oportunidad de escabullirse e irse de aquel lugar.

Con disimulo, pasito a pasito se acerca a la puerta. El Beta que acompaña al Alfa está distraído y entonces con rapidez sale del lugar. Camina con prisa por los pasillos, hasta llegar a su habitación y poder refugiarse.  

Porque enserio necesitaba irse, el olor de ese alfa lo estaba mareando, el Ron y la sandía embriagando todos su sentidos y el maldito leve durazno que lo desconcierta. Con el corazón acelerado, cierra la puerta de un portazo y se recarga en esta, cerrando sus ojos en el proceso tratando de calmarse sin lograrlo. 

— Maldita sea, tranquilo Park. — Se habla a él mismo, tratando de parar ese golpeteo que retumba en sus oídos. Trata de sacar esa sensación inquietante de su pecho.

Min Yoongi sólo era un alfa más y ya, no debería causar ese sentimiento en él.

Si bien llegó como su salvador en ese momento, Jimin sabía bien que solo era otro alfa imbécil, no debía sentirse así por alguien tan insignificante en su vida. No lo conocía de nada, ni siquiera supo de su nombre antes de que llegara al internado, no tenía por qué ponerse así por un desconocido. Tan sólo era que su olor era desconcertante. 

¿Por qué un alfa olería como él?

No había razón detrás de ello, no lo conocía, era una coincidencia. 

Lo conozco. Él es mi-

— ¿Te siguió el ayuwoki o qué?

Una voz habla entre las penumbras de la habitación, pues las luces están apagadas, el pelinegro da un salto y su corazón una vez más palpita sin parar. Ni siquiera pude prestar atención a las palabras que su lobo susurro antes, pues el susto es demasiado. 

— ¡No aparezcas así de repente, idiota! — Jimin grita y tanteando toca el interruptor, para seguido hacer que las luces iluminen el cuarto.

Taehyung quien se encuentra en su cama lo observa con burla. Parece tan divertido con la reacción del Omega pelinegro. 

— Yo estaba aquí antes, tú eres el que llegó como si lo persiguiera el diablo.

Jimin rueda los ojos y se sienta en la cama continúa a la del pelirrojo, la cual le pertenece, pasa las manos por su rostro y suspira. 

Taehyung se levanta un poco y entrecierra sus ojos viendo fijamente la cara del chico, quién parece consternado, como si estuviera en una lucha interna.

— ¿Qué te pasó, pollo rancio?

Le pregunta con uno de esos sobrenombres que ha decidido usar en contra del pelinegro. Desde el primer día que se conocieron, ambos crearon un tipo de guerra contra el otro, tratando siempre de ganar las discusiones.

Aunque muy en el fondo de sus corazones, ambos saben que solo es un juego de tirar y aflojar.

Dentro de alguna parte de tu corazón, le quieres.


Su lobo habla, pero Jimin decide ignorarlo como vienes haciéndolo desde hace mucho tiempo.

— Como si te importara, mono –Jimin bufa, respondiendo con el sobrenombre que decidió usar en contraataque hacía el pelirrojo.

— Cierto, me da igual.

Se levanta de la cama y camina hacia la salida de la habitación, antes de eso Jimin lo detiene.

— ¡Espera! 

El mismo Jimin se sorprende de haber detenido al chico, pero es que ahora solo se siente tan confundido y necesita hablar con alguien. Taehyung es lo más parecido a un amigo que tiene en ese momento, llamar a Seokjin no es una opción por ahora. El mayor está en un buen momento de su vida y no quiere molestarle con sus problemas. 

— ¿Que deseas, pollito? — Pregunta con una gran sonrisa y voz cantarina.

Jimin rueda sus ojos con molestia, no desea, pero en ese momento de verdad quiere decirle a alguien y tan solo decide que no pierde nada. 

— Te diré.

— Soy todo oídos mi pollito pío.

Ah.

Tal vez va a arrepentirse.





Me estoy demorando, porque soy yo y si yo no tardo, no soy yo


Haway //Yoonmin//Where stories live. Discover now