Capitulo 4

5.1K 410 10
                                    


No tengo idea de cuánto tiempo más estaremos haciendo esto. –Informó Carolina, mientras cerraba una de las carpetas y la colocaba sobre su escritorio, para después acercarse a Anastasia. – ¿Por qué mejor no nos vamos ya, Ana? –Comenzó a decir, en tono cansino.

Caro, no hemos terminado esto, tenemos que hacerlo. –Eso y no quería irse. No todavía. No sabía si Christian estaba rondando por allí. No quería verlo, no después de lo que había pasado.

Mejor mañana, además, el bufete ya está solo. –Continuó diciendo, observando su reloj. –Son casi las siete.

–De acuerdo. Será mejor que mañana continuemos.

Perfecto. ¿Quieres ir a cenar? Yo invito.

–No quisiera abusar. –Contestó, frotándose las sienes. –En dado caso, ¿por qué mejor no vas a mi casa? ¿Te parece?

Claro, como quieras. –Contestó con una sonrisa.

Minutos después Anastasia y Carolina estaban cenando con Kate.

– ¿Y tú qué edad tienes? –Preguntó Carolina.

Soy dos años menor que Anastasia, tengo veinte. –Dijo con una sonrisa.

– ¡Vaya! ¡Me hacen sentir viejas a su lado! –Exclamó en broma.

– ¿Por? –Preguntó Kate, soltando una risita.

–Yo tengo veintiocho.

– ¡No estás vieja! –Exclamó Anastasia con una sonrisa.

Pero me siento así... En fin, lo que sí quiero es tener hijos pronto. Ya sabes, para que no sufran con una madre vieja. –Declaró con una sonrisa, mientras tomaba un leve sorbo de su bebida gaseosa. – ¿A ustedes les gustan los niños?–Preguntó.

– ¡Me encantan! –Contestó Kate, colocando un bocado de la deliciosa pasta en su boca. – ¡No en vano soy psicóloga escolar!

– ¡Ah! Es que eres psicóloga, no lo sabía.

– ¡Ya lo sabes! –Contestó con una sonrisa.

– ¿Y a ti, Ana?–Preguntó Carolina al verla callada.

Me fascinan. –Dijo en un susurro.

A mí también me encantan. Mi esposo y yo estamos intentando agrandar la familia.

–Así que eres casada. –Comentó Kate.

Sí! ¡Llevo dos años con Antonio! –Les informó, limpiando un poco sus labios con la servilleta.

–Yo sueño con casarme. –Dijo en tono soñador Kate.

– ¡Ya verás que sí encontrarás a un buen hombre! –La animó Carolina. – ¿Y tú, Anastasia, no quieres casarte? –Preguntó, terminando su bebida.

–No. –Contestó ella, revolviendo un poco la pasta con el tenedor. –No me llama la atención eso del matrimonio y así.

Ah. –Dijo ella, frunciendo el ceño. – ¿Puedo preguntar por qué?

Ningún hombre vale la pena. –Contestó, poniéndose de pie con su plato, dejándolas con la palabra en la boca.

–Disculpa, no sabía que quizá este tema incomodase a Anastasia. –Comenzó a decirle a Kate.

Las Heridas Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora