Capitulo 27. Maraton 1/3

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El timbre sonó, despertando a Anastasia.

– ¿Quién rayos toca el timbre a esta hora? –Se dijo mientras se paraba de la cama. Si era Raymond para buscar más dinero, le iba a cerrar la puerta en la cara, después de decirle unas cuantas palabras.

Se asomó por el ojo visor e inmediatamente una emoción se apoderó de todo su cuerpo.

– ¡Miguel! –Gritó, mientras lo abrazaba.

– ¿Qué pasó, muñecota? ¿Me extrañaste? –Preguntó mientras también lo abrazaba.

– ¡Sabes que sí! –Se separó de él, para poder mirarlo a la cara. –Pero, pasa. –Lo haló del brazo. – ¿Qué haces con esas maletas?

Llámame atrevido pero mamá dijo que no podría venir, que papá había enfermado y quise pasar las navidades contigo y Kate. –Dijo con una sonrisa tímida.

– ¡Pero por supuesto que sí! –Dijo con otra sonrisa. –Pero Ka no está, se fue con su novio. Así que seremos tú y yo, guapo. –Le dijo, guiñándole el ojo.

– ¿Tiene novio?

–Sí. Han pasado tantas cosas desde que te fuiste. Tengo que actualizarte. Por cierto, ¿qué tal te fue haciendo tu pasantía?

–Excelente, excelente. –Colocó la maleta al lado del sofá, quitándose el abrigo. –Hace un frío terrible.

– ¿Chocolate?

–Tú ya sabes. –Contestó con una sonrisa.

Anastasia fue a la cocina, Miguel por su parte tomó asiento en el banco de la islita.

Empecemos con Kate. –Comenzó a decir, juntando la yema de sus dedos.

–Se llama Jose, están perdidamente enamorados, él es un colega mío, la invitó a pasar las navidades con él y su familia a Colombia y ella aceptó gustosa.

–Vale. ¿Es feliz?

–Mucho, diría yo.

– ¿Y qué me dices de ti?

– ¿Yo? Bueno, yo también estoy enamorada. –Admitió con una sonrisa tímida.

– ¿En serio? –Se colocó de pie, caminando hasta llegar al lado de Anastasia. – ¿De quién?

–Se llama Christian. Christian Grey.

–Grey. Me suena el apellido. –Dijo tratando de recordar.

–Es normal que te suene. Es millonario.

– ¿En serio?

–Sí, pero...

No estás con él por dinero, eso ya lo sé. ¿Va a venir a darte tu Nochebuena? –Le preguntó, acercándose a ella, parándose a su lado.

– ¡Eh! –Le dio un golpecito en el hombro.

Perdón, perdón. ¿Va a venir a pasar Nochebuena contigo? –Dijo con una sonrisa.

–No. –Contestó cabizbaja. –Su padre enfermó y simplemente no puede.

Lo siento.

–No tienes por qué sentirlo. ¿Sabes? Me alegra mucho que hayas venido, no quería pasar la navidad sola. ¿Y tú que me cuentas? ¿Conseguiste a una chica que hiciese latir tu corazón?

Las Heridas Del PasadoWhere stories live. Discover now