Capitulo 14 maratón 1/3

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El día siguiente transcurrió con toda la normalidad posible, Christian se había encargado de hacerle saber que después del trabajo, irían a cenar juntos de nuevo. No le dijo a dónde. Por lo que a las seis y media de la tarde, mientras iba en el auto de Christian, por la autopista central, la duda la atacaba. ¿A dónde la llevaría él? Se sorprendió bastante al entrar a un conjunto residencial, él se encargó de decirle que ese era uno de sus apartamentos. Honestamente, ella sintió cómo algo en su interior se tensaba. ¿Por qué no la había llevado a cenar a un restaurant en vez de ir a su apartamento? Eso decía mucho. Mierda.

Él se encargó de abrirle la puerta del edificio, luego de subir por el ascensor. Anastasia entró primero, por lo que él disimuladamente se quitó su anillo y lo colocó en el ojo visor.

– ¿Vamos a pedir la comida? –Preguntó ella, observando la costosa decoración de aquel apartamento.

–No, yo la voy a hacer.

– ¿Sabes cocinar?

–No quemaré la cocina si eso preguntas. –Le dijo con una sonrisa. –Ponte cómoda. –Comentó mientras se quitaba la chaqueta y remangaba los puños de su camisa.

– ¿Por qué mejor no preparo yo la comida?

–Te invité a cenar yo. Yo debo encargarme de la comida. –Contestó pacientemente, yendo a la cocina. Anastasia se sentó en el sofá, tratando de encender su iPod, dándose cuenta con desconcierto de que estaba descargado.

¿Quieres escuchar música? –Le preguntó él, que la estaba observando desde la ventana de la cocina.

–Sí.

–Puedes encender mi iPad si quieres. –Le ofreció, mientras se perdía en la cocina y comenzaba a sacar los utensilios necesarios. Anastasia se quedó sentada tímidamente en el sofá, aún sin saber qué hacer. No quería abusar. Pero, al darse cuenta de que Christian parecía tomarse su tiempo en la cocina, no aguantó el aburrimiento y encendió aquel aparato. La música comenzó a reproducirse aleatoriamente y ella se sorprendió al darse cuenta de que él tenía varias canciones que le gustaban. Se perdió en aquel aparato e incluso descargó una de sus aplicaciones favoritas: "Talking Paul", la cual consistía básicamente en un oso panda que se encargaba de repetir con voz aguda, lo que se le dijese. Se encargó de susurrarle al oso unas cuantas palabras, él las captó y Anastasia se apresuró a llegar a la cocina, encontrando a Christian concentrado en condimentar la pasta.

–Te estás tardando mucho, Christian. –Él se sorprendió al escuchar que una voz distinta a la de Anastasia le hablaba, era una voz aún más aguda. Se giró y la encontró allí con el iPad en su mano, mientras un oso se encargaba de decir aquello. Christian sonrió al ver el rostro de Anastasia, sus mejillas estaban rosadas y el azul intenso de sus ojos, descubierto de lentes, estaba brillando. Parecía una niña.

Vaya, parece que te has divertido más que yo. –Le dijo con una sonrisa, volviéndose a cocinar.

–Disculpa mi atrevimiento, es solo que... Me encanta esa aplicación, es divertida. –Contestó cabizbaja, como si la hubiesen regañado.

–No te preocupes, no te estoy regañando. –Contestó con una sonrisa, mirándola de nuevo.

–De todas formas, la borraré. –Le informó, volviendo a usar el iPad.

No hace falta, si quieres la dejas. –Le comunicó con otra sonrisa, mientras servía la pasta en los platos. –Ya está lista la comida. –Ella asintió, bloqueando el iPad y dejándolo en la mesa cercana, para después ayudar a Christian a llevar los platos al comedor. Una vez allí la plática volvió a comenzar. Anastasia se relajó y como siempre solía pasar, hablaban sin parar, sin que se les agotasen los temas. Después de cenar, Christian la invitó a ver una de las tantas películas que tenía allí. Ella aceptó. Él se sentó en el mueble, mientras Anastasia recostó su cabeza en el regazo de él.

Las Heridas Del PasadoWhere stories live. Discover now