Capítulo 6: Incómodo...

3.7K 389 61
                                    


POV CHRISTIAN

No respiro, literalmente el aire se niega a entrar en mis pulmones ante la visión frente a mi. Estoy como en un transe del que no quiero salir pero del que me obligo a salir por mi propio bien y por el sonido de sus tacones en el suelo.

-¿Que te pasa Christian? Estas azul...-

Dice preocupada y se acerca más a mi. Mis ojos recorren una vez más su cuerpo, ese cuerpo pálido y curvilíneo que me regala la más sexy de las visiones. Su vestido negro tan corto que apenas le tapa su parte íntima y que deja al descubierto sus pechos grandes y jugosos que piden a gritos mi atención, ¿O ese es mi deseo?.
En mi interior agradezco no haberme desnudado ya que ella no lo está y no se que sigue después de esto, eso sin dudas hubiera sido muy incómodo.  ¿Por qué se puso una bata para mostrarme ese vestido? ¿Que pretende? ¡¿Que quiere de mi?! ¿Acaso está esperando que me muera de una sobredosis de mi propio semen? ¡Dios! Voy a enloquecer con esta mujer.

-E... estoy bien. ¿Me decias?.-

-Te decía si te gusta este vestido para el cumpleaños de mi amiga que es mañana en la noche y te pregunté si me acompañarias.-

¿Todo eso dijo? ¿En que momento? ¡Joder, yo y mis estúpidas ilusiones!. Me enderezo en la silla esperando que no note lo exitado que estoy, aunque eso es imposible si baja la vista y ve la carpa que se formó entre mis piernas.

-Creo que es demasiado revelador para un cumpleaños. ¿No tienes otra cosa? Podemos ir de compras cuando tu quieras, pero si, te acompañaré si es que sigo vivo una vez que alguien te vea.-

Ella se ríe y me pone los ojos en blanco, lo que, sino estuviera tan cachondo, me cabrearía y mucho. Ahora sólo puedo mirar a la belleza frente a mi y disfrutar aunque sea con eso.

-Eres tan exagerado... pero creo que tienes razón, es muy atrevido. Si me esperas iré a ver que encuentro y tu me dices que te parece, ¿Vale?.-

-Ok.-

Dos letras, dos simples y vulgares letras es todo lo que puedo contestarle. Yo, Christian Grey, el hombre de negocios más importante y rico de todos los jodidos Estados Unidos, no puede hilar una frase coherente frente a ella. Va a matarme... juro que uno de estos días va a matarme solo con su presencia. Ella se va e inmediatamente me acomodo para que mi polla deje de dolerme, pero el solo recuerdo de su cuerpo hace imposible que baje mi erección. Mis manos sudan pidiendo a gritos recorrer su cuerpo, un simple toque es todo lo que pido, un roce de su piel caliente calmará mi excitación, o me enloquecerá del todo... no lo sé. Lo que si se con claridad es que no puedo esperar un segundo más aquí. Camino lo más rápido que puedo al baño de invitados y cierro con seguro, me paro frente al espejo que me devuelve la visión de un hombre total y completamente caliente, mis pupilas dilatadas y el sudor en mi frente solo confirman mi estado. En la inconsciencia del deseo por ella, desabrocho el cinto de mis pantalones y lo bajo hasta que cae a mis pies. Mis manos desesperadas toman mi polla... y me masturbo. Si, yo me masturbo aún con su imagen en mis ojos. Es tanto el deseo por ella que no tardo ni cinco minutos en acabar. Mi semen caliente chorrea de mi mano, creo que manché mi pantalón y si no me equivoco, también el piso.
Enojado conmigo mismo y algo avergonzado, pero también, muy lejos de estar saciado,  limpio todo rápidamente. No puedo ni mirarme ahora al espejo y descubrir en lo que me he convertido: un adolescente hormonal que no puede retener un orgasmo. Años y años de practica con la bruja de Elena se van al caño con Ana.

-¿Christian, estas bien?.-

Su dulce voz se escucha del otro lado de la puerta y me hace dar un respingo del susto. Lavo mis manos aún sucias y subo mi pantalón antes de responderle.

La Locura De Mi Vida  Where stories live. Discover now