La Locura De Mi Vida

Capítulo 40

Pov Christian

Carla Adams respira profundamente, su pecho se infla de golpe y vuelve a su estado normal luego de exhalar lentamente. Tal vez no se esperaba mi primera pregunta, pero para mi es la más importante de todas.

-¿Qué te parece si te cuento una historia antes de llegar a eso?.-

-Preferiría que me lo digas de una buena vez antes que escuchar la historia de tu vida.-

-No eres un hombre paciente, ¿Verdad?.-

Sonrío a mi pesar, esta mujer puede leerme en unos segundos al igual que su hija. No me queda otra alternativa y de todas maneras ya tengo la mañana perdida así que asiento resignado y le hago una señal con la mano para que empiece de una vez.

-Ok... como sabrás, esta historia es sobre mi, así que te ahorraré el "Había una vez". Mi padre, Fredd Adams fundó la cadena hotelera más lujosa e influyente que había en su tiempo. Ganó un incalculable dinero gracias a eso, pero también ganó muchos enemigos. Uno de ellos fue su mejor amigo en su tiempo, pero se separaron luego de una discusión que tenía de por medio a una mujer, mujer que no era mi madre por si te lo preguntas. No sé quién fue ella ni porqué estaba en medio de dos amigos, lo que sé es que eso llevó a la disolución de su sociedad y la eterna enemistad entre ellos. Mis padres me criaron con amor entre lujos y regalos extravagantes, cuando tenía 19 años mi madre murió a causa de un cáncer de riñón. Mi padre quedó devastado y tuve que hacerme cargo de la empresa, el poco tiempo que estudié administración de empresas me ayudó. Pero nada me preparó para lo que vendría luego de la muerte de mi madre...

Se detiene y limpia sus lágrimas que empezaban a caer, le ofrezco mi pañuelo y ella lo toma con una sonrisa de disculpa.

-Gracias. ¿Por dónde iba?. Ah si, bien... mi padre cayó en una depresión que no pudo superar hasta que también me dejó. Yo tenía que sobrellevar la muerte de mi madre, ver a mi padre abandonarse a la misma muerte y hacerme cargo del negocio ya que muchas personas alrededor del mundo dependían de mi. No podía con todo, era muy joven e inexperta. El socio de mi padre me ayudó mucho, él fué quién se hizo cargo luego de que explotara la bomba. Un día salí temprano del trabajo, solo quería distraerme, fui a una discoteca de mala muerte porque no quería ser reconocida y allí lo conocí. José Luis era todo lo que alguna vez había soñado en un hombre y me enamoré de él perdidamente. Solo nos bastó un baile para saber que eramos el uno para el otro. Pero él era un estudiante de medicina becado que no podía creer que yo lo mereciera. Salimos unas noches en donde nos amábamos con pasión. Luego de unas semanas, al hotel llegó un hombre, un hombre que por un segundo movió mi mundo y él lo supo. Era hermoso y educado, con la clase de alguien que posee dinero. Llamó mi atención tanto, que permití que me cortejara aún saliendo con José Luis. Estaba confundida, creí estarlo. Pero luego del primer beso con ese hombre, supe que mi corazón ya estaba ocupado y lo estaría por siempre. Pero eso a él no le gustó y empezó a perseguirme, su acoso llegó a asustarme y luego de dejar todos los papeles listos para que el socio de papá se hiciera cargo, planeaba fugarme con José. Teníamos miedo, pero nos amábamos más allá de la cordura por eso él perdonó mi falla. Nos fuimos lo más lejos que podíamos con unos cuantos dólares ya que no podía usar mi tarjeta de crédito, él nos perseguía, tenía contactos por todos lados, así que nos vimos obligados a escondernos del mundo. Pronto esa vida ya no le agradó a José Luis y planeaba plantarle cara, yo le supliqué que no lo hiciera y me prometió que no lo haría. Me quedé tranquila... hasta que un día de otoño me dijo que iba por algo de comer... y ... y...-

Su llanto se vuelve incontrolable, se tapa la cara con ambas manos sacudiendose por el dolor. Puedo sentirlo, el nudo en mi garganta lo confirma. Me mantengo en silencio, dándole un momento para que se tranquilice y para reordenar mis pensamientos. Hasta ahora no me ha dicho mucho más de lo que ya sé. Entiendo que necesite hablar con alguien pero mi paciencia no es ilimitada.