Capítulo 39:

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                   Maratón 3/3



Pov Christian





Despierto algo sobresaltado sintiendo dos cuerpecitos arrastrándose sobre mi pecho. Sonrio como un idiota. Nada me hace más feliz que despertar así, y a ellos ciertamente les encanta morderme hasta que abro los ojos, como ahora que los miro entre enojado y baboso.

-¿Por qué despiertan a papi así?. Estaba soñando con dos angelitos.-

Les digo aunque todavía no comprendan bien de lo que hablo. Ellos sonrien y me besan llenando mi cara y pecho de baba. De un movimiento por demás delicado, los tumbo sobre la cama y los ataco con cosquillas que llenan la habitación de su risas dulces.

-Tranquilo Christian, les puede dar algo por reírse así.-

Me dice Ana tomando a Phoebe en sus brazos que tiene lágrimas cayendo de sus ojos, pero su sonrisa sigue ahí, en su perfecto rostro y estira sus brazos para volver a la cama con su hermano y conmigo. Ana se rinde luego de poner los ojos en blanco y la deja sobre la cama dónde se vuelve a arrastrar hacia mi. Nunca me canso de ellos, aunque a veces lloren más de lo que ríen, o tenga que cambiar su pañal, o me interrumpan cuando intento tener mi momento feliz con su madre. Ellos son la luz que iluminan mis días y hoy más que nunca los necesito.

-Bueno, ya es suficiente. A bañarse los dos.-

Sentencia su madre, tal vez un poco celosa por verse excluida de nuestra diversión. Pero tiene razón. Hay muchas cosas que tengo que poner en orden hoy y debo empezar lo antes posible.

-Llamaré a Elliot para que venga a almorzar. Tú llama a Kavanahg. Debo salir un momento pero estaré aquí para el almuerzo.-

-Está bien amor.-

Responde algo angustiada y la entiendo, esa charla ya me tiene en un hilo. Me preocupa como se lo vaya a tomar Elliot y qué hará luego con esta verdad. Será un golpe en verdad duro para él y me duele no poder ahorrarle el sufrimiento que le cause.
Me ducho y me cambio rápidamente para salir lo antes posible. Bebo café en la cocina esperando a Taylor y salimos ni bien llega. Ana no ha bajado todavía de bañar a los niños, así que no me puedo despedir de ellos. Si subo, tardaré más en salir y quiero terminar con este día de mierda que recién acaba de empezar.

-Me han informado que la madre de Ana no ha salido del hotel aún.-

Asiento en silencio, no quiero hablar, no quiero dejar salir en mi voz la frustración que toda esta situación me provoca. Taylor sigue conduciendo como si yo no estuviera, él mejor que nadie sabe cuándo mantener la boca cerrada y se lo agradezco. Necesito de estos minutos de tranquilidad para calmarme y soportar lo que sea que se nos venga encima.

-Llegamos. Te acompañaré hasta la puerta de su habitación y te esperaré afuera.-

Me dice Taylor en su tono profesional. Vuelvo a asentir. Lo sigo como una sombra. No hace falta anunciarnos, la recepcionista estaba muy ocupada pintandose las uñas y no nos hizo caso alguno. Tomamos el ascensor hasta la tercera planta dónde las puertas se abren y dejan ver un pasillo interminable y desierto. Caminamos hasta la puerta número 146 y tomo una respiración profunda antes de golpear con mis nudillos la dura madera. Noto a Taylor algo alarmado aunque no entiendo el motivo, es solo una mujer. Una mujer que espero me dé las respuestas que necesito. Se escuchan unos pasos y mi corazón se acelera. La puerta se abre dejando ver a una mujer entrada en años, tal vez unos cuarenta y seis, no creo que llegue a los cincuenta, su cabello castaño igual que el de mi Ana se alza sobre su cabeza en un moño desordenado. Es una mujer guapa pero son sus ojos los que me paralizan un segundo, sus ojos azules exactamente igual a los de su hija que me miran con esperanza.

-Hola Christian. Pasa.-

Dice amablemente y termina de abrir la puerta para que pueda pasar. Le hago una señal a Taylor de que todo esta bien y él asiente resignado. Lo veo adoptar su postura intimidatoria antes de entrar a la habitación de hotel y escuchar el clic que hace la puerta al cerrarse. Adentro todo está tranquilo e impecable, nada está fuera de lugar y puedo sentir un leve aroma a vainilla, muy parecido al de Ana.

-Sabía que tarde o temprano me encontrarías y querrías respuestas. Me sorprende un poco que hayas esperado hasta que mis nietos llegaran a este mundo... pero, por favor, toma asiento que esto nos llevará tiempo.-

Hago lo que me dice sin mucho convencimiento, necesito respuestas y me alivia solo un poco que ella esté dispuesta a darmelas sin tener que entrar en un terreno hostil. Carla toma asiento frente a mi, luego de ofrecerme algo de tomar o comer que declino cortés. Ella empieza a hablar sin mas preámbulos y se lo agradezco.

-¿Cómo está mi dulce Anastacia?. ¿Sabe ella que estás aquí?.-

-Ella está bien, algo desconcertada luego de descubrir ciertas cosas. Y no, no sabe que estoy aquí contigo ni que te he encontrado. Ya tiene muchas cosas en las que pensar y preocuparse, no quiero añadirle nada más... por lo menos hasta que no esté seguro de que ella no corre peligro alguno.-

-Entiendo y te agradezco que la ames y cuides como lo haces. Llevo escondiendome la mitad de mi vida y no quiero que ella pase por lo mismo.-

-No pienso permitirlo tampoco.-

-Lo sé, sino... no estarías aquí. Bien, dime qué quieres saber y te lo diré. -

Tomo una respiración profunda arrepintiendome de no haber echo un maldita lista. Ella espera impasible a que empiece, su mirada dulce me anima a hacer la primera de mis preguntas...

-¿Quién es el padre de Ana?-





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Tercer y último capítulo de esta maratón sorpresa. .. espero que les haya gustado y guarden en su corazoncito un perdón para mi. .. 😢
Seguiré escribiendo siempre y cuando wattpad no se vuelva a retobar conmigo. ..
Gracias por su ilimitada paciencia y amor...
Nos estamos leyendo pronto! !!

Voten y comenten. ..

Besitos 😙😙😙

Andy. ...




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