CAPITULO DIEZ

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—Dos.

—¿Dos? —Pregunto. Louren posa su mirada en Talía y luego en mí.

Me quedo congelado por un momento. El ambiente queda en un silencio totalmente tenso e incómodo.

—¿Quién es Louren? —Pregunta la señora Servamp acabando con el silencio.

—Mamá —Digo.

—¿Mamá? —Preguntan Louren y la señora Servamp.

Talía se acerca a la señora Servamp y le extiende la mano.

—Mucho gusto, Talía Oconer.

¿Oconer? Debe ser nuestro nuevo apellido y por lo malo que suena diría que lo acaba de inventar.

—Ya veo, usted es la madre de D.

Talía me mira de reojo. Se que está enojada, no solo por el hecho de que escape sin avisarle, sino que también por el hecho de que estoy usando mi nombre, o al menos la inicial. Si antes estaba contra la espada y la pared ahora mismo estoy agonizando.

—Espero no haya causado problemas —Dice en son de disculpa.

—En lo absoluto, fue de gran ayuda. De hecho ¿no gustaría tomar algo?

—Claro, no veo por qué no.

Ella asiente y entiendo lo que significa. Sin más rodeos subo a mi habitación y tomo mis cosas me apresuro a tomar todas y cada una de mis cosas. Miro la habitación de reojo para asegurarme que no falte nada. Me acerco a la ventana y quito el periódico con el cual la tape. Se puede ver el jardín trasero con sus sillas y su parrilla. María. ¡María! Me había olvidado de ella. Corro hasta su habitación. Ella está sentada en la cama. Su cara aún se ve roja por la fiebre y sus ojos se ven rojos por el tiempo que durmió.

—¿Qué paso? —Pregunta.

—Llego tu madre.

Ella abre los ojos como platos levantándose de la cama asustada por la noticia, se mira en el espejo he intenta arreglarse el cabello.

—Ve a bañarte —Ordeno.

—¿Qué?

—Ve a bañarte. Aun estas caliente por la fiebre, un baño bajara tu temperatura. A menos que quieras que sepan que no tomaste tus medicamentos.

Ella me mira por un momento pensando en su respuesta, pero sabe que no tiene opción. Ella corre y cierra la puerta del baño de un portazo. Salgo de la habitación y me dirijo al primer piso. Abro la puerta principal y puedo ver el Jeep de Talía, me acerco y lo primero que veo son dos figuras peludas. Me acerco más y ellos saltan a mi dirección ambos saltan emocionados por verme. Me agacho para acariciarlos detrás de las orejas y los miro a sus ojos. De alguna forma siento como si intentaran explicarme lo mucho que me extrañaron.

—Vale vale, yo también los extrañe —Digo apartándolos un poco de mí.

Me acerco al Jepp y dejo mi mochila en el asiento del copiloto. Miro la entrada principal por unos segundos esperando a Talía, pero ella no sale. Les digo a Obol y a Shirunugue que esperen en el auto y entro a la casa. Algunas luces están encendidas al final del pasillo. Me acerco a la habitación a paso lento pero seguro, me asomo lo más disimulado que puedo en caso de que llegue en mal momento. Louren está de pie junto a la señora Servamp quien está tomando lo que creo que es café con Talía. Entro y las miradas se posan en mí, le asiento a Talía en señal de que ya estoy listo.

—Iré a Ver a María —Dice Louren y se retira no sin antes mirarme de reojo cuando pasa a mi lado.

—Bien, me temo que debemos irnos. Muchas gracias por él café Emilia.

—Fue un gusto. Ah, por cierto —Ella se acerca a mí y me entrega un sobre el cual debe ser mi pago. Lo tomo y lo guardo en mi bolsillo trasero sin revisarlo siquiera.

Ella me extiende la mano y la estrecho.

—Muchas gracias por sus servicios señor D.

—Fue un gusto señora Servamp —Digo intentando sonar lo más amigable posible, forzando la sonrisa más falsa que haya hecho en mi vida.

—Oh, solo dime Emilia.

Asiento sin responder y luego miro a Talía. Ellase acerca a mi después de otra despedida salimos de la casa.    



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MUCHAS GRACIAS A @SquadDreeams por el booktrailer

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora