CAPITULO TREINTA PARTE DOS

4.6K 448 110
                                    


Una vez el fuego consume todo volviéndolo cenizas Sam y Vee se acercan con unas latas de maíz y café. La chica rubia extiende sus manos a los restos de cenizas el viento empieza a soplar, dos pequeños tornados aparecen recogiendo las cenizas, rápidamente la chica nueva les dice a Sam y a Vee que abran las latas y mete las cenizas en las cenizas asegurándose que nada quede por fuera. Sam me entrega la lata de café y la recibo teniendo cuidado con ella como si acaso se fuera a romper. Obol llega por detrás de nosotros y se acerca a las cenizas de Shirunugue que están acumuladas en el suelo, no sé qué es lo que hace ella, pero de un momento a otro las cenizas se prenden en una pequeña llama hasta desaparecer, una vez desaparecen por completo Obol me mira por un momento y se va no se ha dónde.

La chica nueva se acerca a mí y me extiende la mano cerrada, estiro mi mano abierta y recibo algo, pero no sé qué es. Al verlo más detenidamente me doy cuenta que es el collar que Talía nunca se quitaba, tiene un extraño símbolo como un remolino, pero también parece una flor.

—Gracias —Me detengo al darme cuenta que no se su nombre, todo este tiempo la eh estado llamando la nueva o la chica nueva.

—Tres.

—¿Tres?

—La número tres.

—Claro —Digo como si fuera lo más normal del mundo.—. Tienen una seria obsesión con los números —Confieso.

Ella rueda los ojos.

Miro por lado y lado la lata con las cenizas de Talía hasta que algo se me cruza por la cabeza.

—¿No se supone que ustedes se convierten en cenizas al morir?

Tres niega con la cabeza.

—No naturalmente.

—Ya veo —Digo, aunque realmente no entiendo nada, tan solo me alegro haber cremado a Talía como es debido en vez de tener que haberme conformado con el saber que desapareció mientras sus cenizas estaban entre las otras basuras Loucr.

Tres va hasta la camioneta de Sam y se sienta en el asiento del piloto, veo como Obol va hasta la camioneta y se sube en el platón de atrás, así es, la pequeña loba había sido tan dura como para acabar con unas cuantas bestias más salvando a Sam, a Vee y a Tres a pesar de sus heridas que están tratadas con algunas gasas y un par de puntos.

Veo a Sam quien le da la mano a Jacob seguido a Vee quien le da un abrazo. No sé cómo, pero de alguna forma logro convencer a Tres de ir con nosotros, no me molesta, pero si me preocupa que pueda salir herido en lo que enfrentaremos en el futuro. Jacob se acerca a mí y me extiende la mano.

—Gracias —Le digo devolviéndole el acto.

—¿Por qué?

—Supe que me ayudaste a escapar —Digo haciendo mención de cuando María me dijo que si no fuera por él y los demás no hubiéramos escapado de ahí.

—Ah sí, no fue nada. Eres más pesado de lo que pareces.

—Lo tendré en cuenta.

Una vez terminamos nuestra despedida él se acerca a hablarle a María lo que me saca una mueca de mal gusto.

—Oye no te olvides de mi —Me dice Vee estirándome un su brazo con el puño cerrado.

Correspondo el puño chocando el suyo contra el mío.

—No te hagas ilusiones de que ahora nos vamos a ser amigos o algo por el estilo.

—Ni soñando —Bromeo.

Una mueca se forma nuevamente en mi cara al ver a Jacob junto a María.

—Tranquilo —Me dice Vee. —, no dejare que ese idiota se le acerque, ya cometí ese error, no pienso repetirlo.

Se me escapa una pequeña risa por la confesión de Vee.

Me acerco a María, la primera en actuar es ella abrazándome.

—¿Realmente te tienes que ir?

—Si.

Ella se separa de mi para mirarme directamente a los ojos (aunque los lentes oscuros los tapen).

—Volveré, lo prometo.

—¿Cómo sé que volverás?

—Porque soy de Aster, y una promesa es algo que nunca se rompe.

—Claro que tienes que volver —Dice acercando sus manos a mis oídos, toca la parte trasera de mi oído izquierdo mientras con la otra apaga y prende el auricular—Aún me debes una segunda cita.

Levanto una ceja confundido hasta que mi boca se forma una "o" al poder comprender lo que me decía la primera vez que salimos, justo cuando ella me quito los auriculares. Una sonrisa se forma en mi rostro al soltar una pequeña risa, había estado semanas, no, meses tratando de adivinar lo que me había dicho ese día, pero después de no lograrlo me había dado por vencido.

Pego su frente con la mía, me gustaría besarla en estos momentos, pero no lo hago.

—Debo confesarte una cosa —Le digo aun con nuestras frentes juntas—, y es que odio las despedidas.

Ella ríe por mi comentario.

Tres empieza a tocar el claxon repetidas veces, me separo de María y voy hasta la camioneta, abro la puerta y vuelvo a cruzar su mirada con la mía. Cierro la puerta y me acomodo junto a Sam. Tres empieza a echar reversa hasta estar nuevamente en la carretera. Cuando nos empezamos a alejar mi vista pasa al espejo retrovisor viéndolo convertirse una pequeña mancha que se desvanece poco a poco.

No importa cuánto me cueste o el tiempo que me tome, pero volveré a casa y no volveré solo, así que solo espérenme Almia, Dio.  


Muy bien pues hasta aquí llega esta historia llamada Mi Nombre Es D. debo agradecerles a cada uno de ustedes por seguir y apoyar esta historia así que, GRACIAS.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Onde histórias criam vida. Descubra agora