CAPITULO DIECISIETE PARTE DOS

6.5K 793 51
                                    



Solo quedan dos botes que aún no han recogido. Sam y yo entramos al bote con forma de cisne mientras Vee y María cogen el dálmata. La carrera consiste en ir al otro lado del lago y volver. Sam pedalea suavemente mientras yo me agarro firmemente al borde de este. A un lado puedo ver un parche de cuero el cual evita que se filtre el agua por el suelo, sin mencionar lo agrietado que esta la madera del bote. No me sorprendería que esta cosa se hundiera una vez termine la carrera.

—Creo que van a tener que hacer mi tarea por un mes —Grita María desde el bote frente a nosotros.

Pedaleamos un buen rato hasta que por fin veo el otro lado del lago. Escucho el motor de un bote detrás de nosotros, pero la forma del bote en cisne me bloquea la vista de atrás. En un momento veo una luz sobre nuestras cabezas. El bote se aparece a mi lado y veo a un sujeto con pasamontañas con un bate de beisbol que golpea el suelo de nuestro bote. Me levanto rápidamente al ver como la madera se desquebraja dejando entrar el agua. Sam también se para. Volteo al bote de María y Vee y veo como las toman a la fuerza a la vez que hunden su bote.

—María —Grito a todo pulmón—. Tenemos que ir por ellas —Le digo a Sam.

—Creo que primero debemos salvarnos nosotros —Dice Sam intentando subir a la cola del cisne.

Miro a mi alrededor, pero no hay nadie. La poca gente que quedaba haciendo parrilladas están al otro lado del lago. Veo el otro lado del lago.

Tomo a Sam de su chaqueta haciéndolo parar junto a mí, lo agarro de la parte de atrás de su chaqueta y su pantalón y lo levanto haciendo que sus pies apenas rocen él agua.

—Búscalas, yo te alcanzare.

En un difícil movimiento por el agua que llega hasta mis rodillas giro para tomar impulso y lanzo a Sam por el aire. Miro a Sam volando por el aire sacudiendo sus brazos hasta que cae en unos arbustos. Bien. El bote se desquebraja partiéndose en pedazos. Intento subir a un pedazo de madera grande, pero es inútil, mi peso parte el pedazo de madera como si un papel intentara sostener una roca. Pataleo en un intento fallido de flotar. No se nadar. Intento gritar, pero solo pierdo oxígeno. Cada vez la vista es más oscura. Quisiera que Talía estuviera aquí para usar su poder del agua o que me sacara con su telequinesis. Mi cuerpo se siente pesado, talvez por la cantidad de agua que he tragado o por el peso de mi ropa al mojarse. Me siento tan enojado. Odio estar en esta situación, odio tener que arrojar a Sam hasta unos arbustos solo para que este a salvo, pero sobre todo odio el tener que estar hundiéndome como un inútil. Puedo sentir mis pulmones pidiendo oxígeno. No estoy seguro a que profundidad estoy, pero siento las algas del lago rozando mis piernas por debajo de mis jeans. Algas. El fondo. Saco mis colas y las entierro en el fango. No puedo usarlas para volver arriba, pero si para avanzar hasta el final de este. Uso mis piernas de impulso junto mis colas de arrastre para avanzar. Puedo sentir mi legado de visión desarrollándose para ver el camino. Siento como mi vista se va volviendo borrosa por la falta de oxígeno hasta que siento las piedras del borde del lago. Me arrastro hasta sacar mi cabeza tomando un bocado de aire. No tengo idea de exactamente dónde estoy o de quien ha hecho esto, pero sea quien sea LO MATARE.

Corro a un lado del lago buscando a Sam hasta el bote de policía donde veo a Max. Corro hasta él y lo embisto golpeándolo con mi brazo dejándolo en el suelo. Lo agarro de su chaqueta.

—Creo que me rompiste una costilla —Chilla.

—¿Dónde están?

—En el bosque —Responde señalando a un punto en específico.

Lo dejo en el suelo y corro adentrándome en el bosque. Me detengo por un momento y levanto mi cabeza. Busco un aroma ya sea el de María o el de Sam. Siento un golpe en la parte trasera de mi cabeza que me hace perder el equilibrio y caer al suelo.

—¿Realmente llegaste hasta aquí? Esperábamos que te ahogaras en el lago.

Sacudo mi cabeza mientras toco el punto en el que me golpeo. Me lanza otro golpe, pero detengo el bate con mi mano. Puedo sentir la sangre caliente escurriendo por mi nuca. No debió haber hecho eso. Arrojo el bate lejos y lo tomo de su cabeza tumbándolo al suelo. arrastro su feo rostro por el suelo y luego lo lanzo contra un árbol. Corro un poco más hacia el norte. Veo a Vee forcejeando contra cinco de ellos. Veo como uno de ellos bofetea a Vee mientras otro la retiene. Corro más rápido y embisto al que la bofeteo contra un árbol. Los otros cuatro me miran, los tres que están libres se lanzan contra mí. Por un momento la embestida de los tres empujándome me hace retroceder hasta que tomo equilibrio. Uno intenta levantarme desde mis piernas y lo golpeo en su espina haciéndolo caer al suelo. Empuño mi mano y golpeo a Robert haciendo que me suelte. Tomo a Kevin de su chaqueta y lo lanzo por el aire hasta un árbol. Miro a David quien sostiene a Vee levantada de su cintura y la suelta levantando sus manos. Vee lo empuja haciéndolo caer de trasero al suelo. Me acerco a David y lo agarro de la camisa.

—¿Dónde está? —Le pregunto con odio.

—Por allá —Dice señalando. Veo que usa guantes negros al igual que los demás.

—¿Por qué los guantes? —Le pregunto.

—No íbamos a tocar a esa enferma.

Apretó mi puño y lo golpeo dejándolo inconsciente. Me acerco a Vee la cual esta pálida y su mirada pasa de los demás que están botados en el suelo a su alrededor como si esperara que alguien más apareciera.

—¿Estás bien? —Pregunto.

Ella me mira por unos segundos. Creo que no lo ha podido procesar.

—Oye —Digo tomándola de los hombros—, ve al muelle, nos encontraremos allá.

—María, debo encontrar a María —Su voz esta quebradiza y tartamuda.

—La encontrare —Le digo haciendo que me mire a los ojos—, tu ve al muelle, si no vuelvo en quince minutos llama a la policía.

—S-si —Responde.    


NUEVO CAPITULO SUBIDO

NO OLVIDEN QUE SUS VOTOS ME AYUDAN

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Where stories live. Discover now