CAPITULO TRECE

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Voy caminando con trece bolsas llenas de flores en mis manos. Obol y Shirunugue van a mi lado cada uno con una bolsa en su hocico. Son las dos de la mañana y mis dos acompañantes lucen cansados. Les insistí en que se quedaran en casa, pero ellos quisieron venir conmigo.

—Bien —Digo dejando las bolsas en el suelo—, ya llegamos.

Obol se apresura una vez que deja la bolsa en el suelo y empieza a excavar el jardín trasero al igual que Shirunugue. Tomo la pequeña pala que guarde en mi bolsillo trasero y me pongo a excavar también.

—Listo —Digo rendido tirándome en el césped.

Miro la hora en mi celular y veo que son las cinco de la mañana tengo al menos media hora antes de que Talía despierte de su sueño semanal.

—¿Listos? —Les pregunto a mis dos acompañantes peludos. Ellos captan el mensaje saltando la cerca y desapareciendo en el bosque.

—Bien, aquí vamos —Digo para mí mismo.

Me acerco a la puerta corrediza de cristal. Veo mi reflejo en el cristal y veo que soy un desastre; mi ropa esta toda sucia y mis zapatos cubiertos de abono, sin mencionar lo sucia que se ve mi cara. «talvez no sea la mejor idea de todas-pienso."

Corro la puerta de cristal y entro abriéndome camino hasta su habitación. Llego a la puerta de su habitación. Siento las manos sudorosas más de lo normal, como si en cualquier momento se fueran a explotar causando el incendio más grande de la historia. Abro la puerta y el olor inunda mis fosas nasales haciéndome tragar saliva. Entro y puedo verla a pesar de la poca luz que hay en la habitación. Está dormida con uno de sus sweaters color azul, se ve tan hermosa como siempre. Su cabello castaño cubre parte de sus ojos. Sus labios se mueven suavemente al ritmo de su respiración. Estiro mi mano para despertarla, pero me retracto. No quiero darle su regalo viéndome así, además ¿Cómo reaccionaría la verme en su habitación a las cinco de la mañana? Tomo uno de sus cuadernos que están sobre su escritorio y arranco una hoja. Le escribo un mensaje "FELIZ CUMPLEAÑOS." Abro las cortinas de su habitación con vista al jardín trasero y pego la hoja en su ventana.

Salto la cerca del jardín trasero y llego a casa antes de que Talía despierte. Huelo a abono así que voy al baño para darme una ducha. Me quito la ropa y entro en la ducha, abro la llave de agua caliente.

—¡¡AAAAHHHHHH!!

Talía entra de golpe derribando la puerta.

—¿Qué pasa?

—¡no entres! —Digo tapándome con la cortina de baño.

Tomo la toalla para limpiarme algo de tierra y me cubro.

—Bien, ya puedes entrar —Digo.

—¿Qué paso?

—Creo que la ducha está dañada —Digo señalando la ducha—, casi me da un ataque de hipotermia.

Talía abre la ducha y pone la mano en el agua, quita su mano en un rápido movimiento. Veo como la ducha literalmente saca vapor.

—¿De qué hablas? —Dice sacudiendo su mano—, está hirviendo.

Meto mi mano en el chorro de agua que sale de la bañera, pero para mí esta fría, más que fría esta helada.

—Esta fría —Digo.

Talía me mira a mí y luego a la ducha.

—Ven a la cocina.

Voy a mi habitación y me pongo una muda de ropa limpia. Bajo hasta la cocina y veo a Talía frente a la estufa.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Where stories live. Discover now