CAPITULO VEINTITRES PARTE DOS

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Entro por la puerta principal y lanzo mi mochila escaleras arriba. Obol y Shirunugue entran abriéndose camino hasta la cocina, los sigo y me encuentro con Talía.

—Hola.

—Hola —Digo cortante.

Abro el refrigerador y saco la caja de jugo de naranja, me acerco al mesón y saco un vaso de cristal, vierto el jugo en el vaso. Me recuesto sobre el mesón junto a Talía, solo dos personas tomando sus bebidas viendo como un zorro y un lobo juguetean en medio de su cocina. Lo normal. Dejo mi vaso a un lado y regreso el jugo de vuelta al refrigerador.

—¿Estás bien? —Pregunta Talía en lo que guardo el vaso de cristal.

—Si —Respondo cortante—¿Por qué?

—Te noto cansado.

miro a Talía sin decir nada—Estoy bien —Respondo finalmente.

—No te he oído quejar en las noches.

Muerdo mi mejilla, sabía que solo era cuestión de tiempo para la descubriera, igual que siempre.

me doy vuelta y camino hacia la puerta—Tengo tarea que hacer.

Subo las escaleras y tomo mi mochila que cayó cerca del baño, abro la puerta de mi cuarto y lanzo la mochila sobre la cama. Me siento sobre la mochila, restriego mi cara con mis manos y después la paso sobre mi cabello jalándolo para despertarme un poco. No puedo dormir ¿Qué puedo hacer? Agacho la cabeza en un suspiro pesado, miro la mochila que está debajo de mi trasero. No tengo otra opción, hare lo que jamás creí que haría en mi vida, hare mi tarea temprano.

Dejo el lápiz a un lado para estirarme en mi asiento. Bien, ya terminé y tan solo me costó una hora, pero al menos ya la terminé. Escucho un golpeteo en la puerta que se abre antes que responda.

—¿Todo en orden?

—Sí, ya terminé.

—¿Quieres comer?

—Sí, bajare en un momento.

Talía asiente y sale cerrando la puerta. Cierro el cuaderno de física y me levanto de la silla estirando mis piernas, tomo mi chaqueta y salgo de mi habitación. Bajo las escaleras y entro a la cocina, miro de lado a lado, pero no veo a Talía. Talía entra por la otra puerta con su chaqueta de cuero puesta.

—¿Estás listo? —Miro con confusión a Talía que se acerca a mi—, vamos.

Sigo a Talía hasta la puerta principal, nos despedimos de Obol y Shirunugue y camino hasta la camioneta de Sam.

—¿A dónde vas?

Me volteo y miro a Talía que me mira con una sonrisa ¿burlona? Señalo la camioneta que ahora lleva una matrícula. Falsa, pero la lleva. Talía niega con la cabeza, cruzamos la calle y empezamos a entrar por el bosque.

—Has estado mejorando tus tiempos —¿Mis tiempos?—, pero te estas limitando mucho.

No digo nada, no sé cómo responder eso, especialmente porque no sé a qué se refiere con mis tiempos. Talía se detiene y yo hago lo mismo, veo como empieza a estirar sus brazos después estira sus piernas.

—Hace mucho que no hago esto —Dice dándole una última estirada a sus piernas justo en sus tobillos—, muéstrame que es lo que tienes.

Veo como literalmente desaparece frente a mí, muevo mi cabeza hacia la derecha en dirección al pueblo, veo la figura de Talía alejándose. Esperen, esto es una carrera. Empiezo a correr lo más rápido que puedo, maldición tengo mis zapatos apretados lo que me molesta al correr, nunca pude acostumbrarme a correr con zapatos así que los desamarraba para darme más comodidad. Aún estoy lejos de alcanzar a Talía ¿de qué va todo esto? No sé qué planea, pero sé que no la dejare así de fácil. Dejo de lado mi incomodidad y me pongo a toda marcha. No sé qué es más molesto, si los zapatos al correr o el hecho que llevo días sin dormir y estoy haciendo esto. Sigo corriendo, poco a poco voy alcanzándola ¿alcanzándola? No, ella está disminuyendo su velocidad. «DEJA DE TOMARME A LA LIJERA." Empiezo a correr lo más que puedo dando un grito de auto motivación, paso a Talía de largo, pero no disminuyo mi velocidad, veo una roca frente a mí, no me molesto en esquivarla puedo saltarla. Doy un salto pasando por sobre la roca, mis zapatos raspan contra el pavimento al tocarlo el sonido de un claxon y el derrape de un auto resuena haciendo que mi respiración se detenga. Cierro mis ojos muevo mis manos hacia adelante, puedo sentir el calor avanzar por mis brazos hacia mis manos cuando siento como mi cuerpo es empujado, caigo de lado haciendo que mi chaqueta se rasgue contra el pavimento. Abro los ojos y me siento rápidamente.

—¿Qué estás demente? —Me grita el sujeto sacando su cabeza por la ventanilla del conductor.

Miro lado a lado Talía se acerca hasta mí y se agacha a mi nivel.

—¿Estás bien? — me pregunta, pero yo sigo aturdido viendo a todos lados, pensé que me atropellaría de no ser por—. oye —Me Dice Talía sacándome de mis pensamientos.

—Si —Respondo, aunque no estoy seguro que acaba de pasar.

Talía me ayuda a levantarme, veo el pequeño tumulto de gente que se ha formado. Estamos llamando la atención, veo como el auto que estuvo a punto de atropellarme se marcha sin más. Aprieto mis puños con fuerza al darme cuenta de lo que acaba de pasar, casi me atropella un auto, pude haber muerto por algo tan estúpido, tantos años sobreviviendo en Aster, en la tierra y casi muero atropellado por un auto como un estúpido.

—Está bien, solo fue un accidente.

—Si —Digo. Solo fue un accidente, un estúpido accidente.

Talía y yo caminamos por las calles del pueblo mientras observo solo la parte trasera de las botas de Talía. Estoy enojado en estos momentos, no con Sam o Vee ni siquiera con Talía estoy enojado conmigo mismo. Choco con Talía haciendo que levante la vista.

—Aquí — me dice.

Levanto la vista para ver el lugar. Un restaurante familiar. Lo primero que noto al entrar son al menos otras cinco familias y unos dos niños corriendo y gritando por el lugar.

Camino ignorando la mirada de los niños que me señalan. Nos sentamos al otro lado del restaurante junto a una de las ventanas, tomo el menú y miro las diferentes variedades de platos que sirven.

—¿Quieres una cajita especial? —Miro confundidoa Talía por la total falta de tono de broma en su pregunta, hace mucho novenimos a comer en un restaurante, pero ya no soy un niño.   



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