CAPITULO DOCE PARTE TRES

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—Se fusionaron.

—¿Qué? —Pregunto con tono gracioso.

—No entiendo bien el porqué, pero cuando me di cuenta supuse que algo no andaba bien así que fui a la escuela.

Miro el cofre detenidamente y me doy cuenta que es diferente. Las marcas son totalmente diferentes y es un poco más pequeño que los otros dos. Mi mirada pasa del cofre a Talía.

—ábrelo —Dice con una sonrisa. Su voz suena aún más entusiasta que cuando intente abrir los otros dos cofres.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? —Pregunto.

—Esperaba que lo encontraras tú mismo, pero en vista de que preguntaste preferí mostrártelo.

Tomo el candado del cofre en mi mano. Siento como sensación de calor, como si el candado se estuviera fundiendo por el calor de mis manos. Veo como el candado se dobla en mi mano a poco de a poco hasta que escucho un "clic." Me aparto del cofre dejando caer el candado. En el suelo tapizado.

Miro a Talía que me hace una seña con la cabeza. Mis manos sudan y mi respiración esta agitada. Abro el cofre de golpe.

—¿Qué es esto? —Pregunto viendo el contenido del cofre. Obol y Shirunugue olfatean el interior como sabuesos en busca de un hueso. Los aparto del cofre en caso de que haya algo malo que los pueda lastimar.

Talía se acerca a mí y mira el contenido del cofre. Lo primero que veo es una barra de metal de unos ocho centimetros. La tomo en mi mano y veo como la barra se retuerce frente a mi como si fuera una ilusión óptica. En un instante la barra se transforma en una daga plateada de quince centímetros, el mango se acomoda al tamaño de mi mano.

—¿Cómo la sientes? —Pregunta Talía.

—Es... Ligera —Digo estudiando la barra convertida en daga.

Toco la punta de la daga.

—Auch —Digo al cortarme con la daga ¿Cómo puedo cortarme con un solo taque?

—Cuidado —Me dice Talía.

dejo la daga de vuelta en el cofre y veo el resto de cosas. No tengo idea de que sean estas cosas. Me aparto del cofre y el candado vuela desde el suelo hasta el cofre sellándolo de nuevo.

Después de una charla con Talía acerca de los cofres y mis legados le hable a Talía de Sam y claro está de María.

—¿Te gusta? —Pregunta Talía.

—¿Qué? No, apenas si la conozco —Digo.

—Sabes, cuando nosotros nos enamoramos lo hacemos por toda la vida—Noto como su mirada cambia a una nostálgica—, pero debes entender que en cualquier momento tendremos que irnos de este pueblo.

—Lo sé —Digo—, estaré en mi habitación.

Cierro la puerta y me tumbo en mi cama. Saco la pequeña flor de mi bolsillo. Ya está marchita y solo tiene tres pétalos, ya no huele como antes. El recuerdo de sus labios sabor a fresa vuelve a mí.

—¿Listo?

—¿Realmente debemos hacer esto todas las mañanas? —Pregunto ya cansado por la frustración.

—Solo visualízalo —Dice Talía ignorando mi pregunta.

Acumulo la energía en mis manos. «como un rio-pienso." Siento una corriente caliente pasando de mi brazo hasta la palma de mi mano. De a poco veo como una bola de fuego se forma en mi mano. Repito la acción con mi otra mano y lanzo ambas bolas de fuego a las latas que están sobre el tronco.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Where stories live. Discover now