CAPITULO VEINTISEIS PARTE DOS

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—Voy a ir a ver a María —Le digo ignorando el hecho que me está intentando arrastrar hasta la salida.

—Maldito fenómeno —Escucho un segundo antes que un libro me golpee justo debajo del ojo.

Me pongo la mano justo donde el libro me golpeo. Aprieto mis manos en forma de puño, intento ver quien fue quien me lanzo el libro, pero todos están reunidos a mi alrededor teniendo sus miradas sobre mí. Sam me empieza a jalonear más fuerte hasta que decido seguirlo. Salimos de la escuela y me detengo en seco frenando también a Sam.

—¿Qué pasa? —Pregunto con fastidio, primero un sujeto me ataca con una escoba y ahora estoy huyendo de la escuela sin saber el porqué.

Sam saca su celular, busca algo en él y me lo pasa. Miro la pantalla y reproduzco el video; la fábrica está en llamas, una explosión resuena y una llamarada de fuego sale por la puerta, gritos se empiezan a escuchar por todos lados.

—Lo subieron a YouTube, intente llamarte, pero no contestabas así que llame a Talía.

Sigo viendo el video: los gritos que habían ahora son más aullidos y gritos, pero emocionantes como si disfrutaran ver el lugar quemándose, la gente se empieza a atravesar impidiendo ver la fábrica, quien quiera que este grabando se empieza a mover a un lado, la cámara empieza a grabar el césped mientras corre hasta que la vuelve a enfocar en el incendio. La grabación empieza a ser cada vez peor como si quien grabara apenas pudiera sostener el teléfono con sus manos, esta vez logra grabar la explosión de uno de los lados de la fábrica, se escucha la voz de quien graba, pero no le pongo atención, trago saliva esperando no ver lo que sigue, pero es inútil, veo como el muro pareciera explotar para después dejar verme a mi utilizando mis colas y salvando a María. El video continua pero no lo sigo viendo, la sangre se me enfría y mi estomago se vuelve el peor nudo que haya sentido en mi vida, le entrego a Sam su celular pasando mi vista ahora en mi alrededor. Algunos simplemente me miran como si fuera la peor escoria del mundo, otros tienen sus celulares apuntándome con sus cámaras, mi celular empieza a sonar en mi bolsillo, no hace falta que lo vea para saber quién es y lo que me espera ahora, tener que volver a huir, tener que volver a marcar una x en el mapa ¿a dónde iremos ahora? Lo más probable es que nos vallamos del país.

—Daniel tienes que salir de aquí —Me recalca Sam haciéndome volver en sí.

La sirena de una patrulla suena detrás de mí, el sheriff Merrys se acerca a mí con una sonrisa en su rostro, miro a Sam quien solo me mira fijamente esperando a ver mi siguiente movimiento.

—Sam aléjate —Ordeno a lo que hace caso empezando a dar pasos hacia atrás.

—Tu vienes conmigo muchacho —Me dice el sheriff tomándome de la muñeca.

Lanzo mi brazo sin mucha fuerza golpeándolo haciéndolo volar hasta chocar contra patrulla. Ni yo mismo reconozco mi fuerza. Veo a María entre la multitud, Vee la cubre con su brazo frente a ella para que no se me acerque, empiezo a negar con la cabeza mientras retrocedo. Esto no debería sea ser así. Me doy cuenta que el oficial que acompañaba al sheriff me grita que me ponga de rodillas mientras me apunta con su arma, veo una piedra en el suelo junto a mi pie, pateo levemente la piedra haciendo que esta se estrelle contra el parabrisas de la patrulla agrietando por completo el cristal, el oficial se cubre detrás de la patrulla y es entonces que aprovecho el momento para correr. Me adentro en el bosque, no sé en qué dirección voy, solo quiero salir de aquí. Siento mi celular vibrando al sonar, sé que es ella, pero no quiero, simplemente no quiero.

He estado deambulando, no tengo ni la más mínima idea de donde estoy, pero en estos momentos no me importa. Doy vuelta en el siguiente árbol y veo una marca en un árbol un tanto familiar, creo que he estado dando vueltas en círculos. Me siento en una roca. Miro el cielo que ya está semi oscurecido, cada vez que miro al cielo recuerdo lo que me dijo Talía de que una de esas estrellas era el sol de su planeta, a veces me pregunto si una de esas estrellas será uno de los dos soles de Aster. Cada vez se está oscureciendo más, deje de correr cuando me di cuenta que en realidad está perdido, me gustaría saber qué hora es, pero la batería de mi celular está muerta. Probablemente Talía se halla ido sin mí, sí, eso sería lo mejor en vez de arrastrarla conmigo en toda esta mierda emocional y guerra sin sentido. A lo lejos veo las luces del parqueadero del centro comercial, parece estar vacío. Me acerco a la reja y la salto, este lugar está realmente vacío, ni un alma o auto a la vista. Me acerco a una toma que casualmente esta en este lugar, saco el cargador de mi mochila y lo conecto, lo enciendo apenas veo el uno por ciento en la pantalla. Las notificaciones de llamadas perdidas y mensajes no demoran en aparecer: María, Sam Talía, Talía, Talía y así hasta llenar el buzón, hace dos horas fue la última llamada de Talía. Dejo el celular en el piso mientras me siento junto a este que no tarda en sonar, lo tomo entre mis manos y veo un mensaje de María: "¿Dónde estás? ¿estás bien? ¿Qué fue eso en la escuela?" Sus mensajes llegan como bombas, una detrás de otra. Lo que menos necesito en estos momentos.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora