CAPITULO DIECISEIS

7.9K 887 113
                                    





—¿Por qué estas tan animado hoy? —Pregunta Talía esquivando uno de mis golpes.

—Bueno —Sonrió—¿Qué puedo decir? Me gusta el helado —Digo en broma dándole a entender el porqué de mi estado.

Talía se detiene por un momento y suspira. No hace falta pensarlo mucho para saber que va a decir.

—¿Por qué seguimos aquí? —Pregunto antes de que ella diga algo.

—¿Te quieres ir? —Pregunta.

Ruedo los ojos por el comentario, sé que solo intenta cambiar de tema.

—Dijiste que solo sería un tiempo —Digo lanzando un gancho derecho el cual ella esquiva sin problema—, pero llevamos aquí cinco meses.

—Supongo —Me lanza un golpe y lo esquivo por poco—, que este pueblo no es tan malo.

Bajo mi defensa en forma de pausa. Miro a mi alrededor la cerca y los arboles alrededor incluyendo el árbol con un corte perfecto a la mitad, me giro para ver la casa. No es la mejor, pero es un hogar.

—¿Sin huir? —Pregunto viendo la casa.

No hay respuesta.

—¿Qué tanto recuerdas? —Pregunta Talía cambiando de tema.

—¿De qué? —Pregunto mirándola.

—De cuando llegaste, ya sabes cuándo te encontré.

Mi mirada se posa en el hombro desnudo de Talía donde veo su cicatriz.

—No mucho —Confieso—¿Debería?

Talía da un suspiro pesado

—No importa —Responde.   


...


—Entonces... —Pienso en mi pregunta. Un juego que se me ocurrió como tema de conversación—¿Cómo se conocieron tú y Vee? —Pregunto tomando un bocado de mi helado.

—Fue cuando ella llego al pueblo —Su voz suena nostálgica—, yo me la pasaba sola todo el tiempo y no lo sé, simplemente ella se acercó a mí y cuando me di cuenta ya tenía mi mejor amiga—Dice con una sonrisa en su rostro.

—Tu turno —Digo.

—¿Por qué no te gustan los autobuses?

—¿Enserio se me nota? —Pregunto.

—Si —Responde con una sonrisa—, ahora responde.

Suspiro.

—Una vez estaba con Talía—Empiezo—, estábamos regresando de la escuela, tuvimos que tomar autobús ya que aún no teníamos auto. cuando nos bajamos del autobús nos detuvimos un momento para amarrarme los zapatos. No sé porque lo hice, pero observe el autobús justo en el mismo instante en el que exploto, vi como un hombre salió en llamas y otros cadáveres salieron volando por las ventanas. Pudimos haber estado ahí en ese momento junto con todas esas personas.

—Oh, lo siento yo no.

—Está bien —La interrumpo—, pero tendrás que gastarme el taxi como compensación —Bromeo.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Where stories live. Discover now