CAPITULO ONCE PARTE DOS

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—Muy bien clase, tenemos un nuevo compañero. Por favor preséntate.

Me paro frente a la clase y paso la mirada nuevamente por los que serán mis compañeros, entre ellos noto una rubia que me giña el ojo.

—Mi nombre es Daniel Oconer.

—Toma asiento donde gustes.

Paso por el estrecho espacio que hay entre los pupitres acelerando el paso cuando siento una zancadilla que por poco me hace caer. Me vuelvo hasta el causante de la zancadilla.

—¿Algún problema? —Le encaro y puedo verlo más detenidamente; cabello castaño con un peinado de niño bonito, ojos cafés y lleva una chaqueta roja del equipo de futbol. Ya tengo suficiente con el estar en este lugar, lo último que necesito es un idiota queriendo pasarse de listo conmigo.

—¿Pasa algo? —Pregunta la señora Harris a mis espaldas.

Me giro para poder ver a la señora Harris y respondo.

—Nada, solo que parece ser que idiotin necesita algo.

El salón se llena por un "ooo" por parte de los estudiantes

Él se encoge de hombros y responde.

—No es nada señorita Harris, fue mi error —Dice sentándose de nuevo.

—Eso pensé —Digo y retomo camino a mi asiento, no sin antes darle un golpe con las puntas de mis dedos arruinándole su peinado de niño bonito.

Me siento en el último asiento al fondo del salón. El nerviosismo en mí desapareció totalmente siendo remplazada por la adrenalina; no solo lo enfrente, sino que también lo humille y todo en mi primer día. Veo al único que está junto a mí, no me toma mucho tiempo darme cuenta que es el chico del telescopio, el me mira de reojo, pero lo ignoro. Mi vista se posa por un momento en la espalda de maría y luego en la chica rubia que me da saludos coquetos.

Pasan los minutos los cuales se me hace eternos. La señorita Harris tiene las luces apagadas y reproduciendo un documental de la teoría del Big Bang. El chico junto a mí solo hace dibujos de constelaciones con una que otra anotación en junto a sus dibujos. «Quince minutos más, solo quince minutos más-pienso." en un rápido movimiento el super atleta corre al asiento junto al mío. Genial, justo lo que me faltaba.

—Hey, Daniel ¿verdad?

Lo ignoro.

—Te explicare como funciona esto.

La señorita Harris levanta la cabeza, probablemente en busca de la voz que habla a lo cual el solo agacha la cabeza y después continua. Estoy a punto de interrumpirlo diciéndole que cierre la boca, pero la cabeza me empieza a doler haciéndome frotar mí mano justo en la sien de mí cabeza. Siento como el dolor aumenta rápidamente me doy cuenta que me sangre la nariz. De un momento a otro siento como mis ojos arden. Mi mano se inunda en la sangre que sale de mi nariz y agacho mi cabeza tapándome con mí antebrazo. Mis manos empiezan a temblar y siento como su calor quema mi cara. «Setenta y cuatro, setenta y tres." El super atleta sigue hablando a mi lado lo cual me hace enojar ¿acaso nunca se calla? Siento que el ardor en mis manos aumenta haciendo así que me suden de forma inhumana. Saco mi celular de mi bolsillo y se me resbala ante mis manos sudorosas y llenas de sangre. Me las arreglo para para recogerlo y escribo a Talía. Las manos me tiemblan demasiado y mis ojos me arden dificultándome la vista haciendo que escriba "CDL" en vez de "VEN." Tiro mi celular en mi mochila abierta. El dolor se hace insoportable, quiero gritar por el dolor. Nunca antes había sido tan fuerte mis ataques, por lo general solo duraban unos segundos, pero ahora la espera se me hacía eterna mientras cuento en reversa. «veinticinco, veinticuatro."

—¿Te quedo claro? —Pregunta el super atleta, pero yo sigo ignorándolo.

—¿Quieres callarte? —Mascullo.

«cinco, cuatro, tres, dos, uno." Escucho la campana y no pienso dos veces en salir del salón. Salgo corriendo atravesando la puerta. Corro por el pasillo mis manos se prenden como antorchas y veo como los otros estudiantes salen de sus salones por el cambio de clase. Entro por la primera puerta que veo y cierro con seguro. «¿dónde estás?—Pienso rogando porque aparezca lo más pronto posible." Sabía que volver a una escuela era mala idea. Me arrodillo pegando mi frente al suelo. Mis manos aún están envueltas en llamas y las pego a mis costillas intentando apagarlas. El dolor de cabeza aumenta en un solo golpe haciéndome gritar. El dolor es totalmente insoportable, siento como uno de mis auriculares estalla en la parte trasera de mi oído izquierdo. El dolor de mi oído parece solo una minúscula parte de mi dolor de cabeza. Tengo los ojos cerrados por el intenso dolor, pero siento pequeños toques en mi espalda, como si fueran pequeñas piedras que me arrojan. Escucho como forcejean la puerta golpean el vidrio. Me impulso con mi brazo derecho, pero siento como si mi musculo se destrozará con el más mínimo de los esfuerzos. Apenas alcanzo a escuchar al señor Ferguson exigiendo que abran la puerta. Mantengo los ojos cerrados esperando que esto sea solo un mal sueño, que Talía nunca me haya inscrito a una escuela y este en mi cama acostado con Obol y Shirunugue acostados sobre mis piernas impidiéndome el movimiento de estas. Las voces de los estudiantes al otro lado de la puerta se oyen como susurros. Intento calmar mi respiración la cual se siente como si me quemara la garganta. Siento como alguien toca mi espalda. Abro los ojos por un momento y Veo la figura borrosa de Talía.

—Ya estoy aquí —Dice, pero su voz suena como un susurro para mí.

—¿Qué me pasa? —Pregunto mostrándole mis manos que se prenden nuevamente en fuego. Mi voz suena ronca.

—Deben ser tus legados.

—¿Ahora?

—Son algo inoportunos. Tenemos que salir de aquí.

Talía me toma del hombro ayudándome parar. Me quejo por el dolor de mis músculos y caigo de rodillas.

—Está bien. Tranquilo

Hacemos un segundo intento y el dolor es aún más insoportable que el intento anterior. Talía quita el seguro del picaporte ¿Cómo entro?

—Lo siento, es un ataque de asma —Estoy encorvado mirando el suelo con los ojos entrecerrados, pero veo unos zapatos color negro frente a mí. El señor Ferguson esta frente a nosotros.

Tomamos camino entre la multitud de estudiantes y uno que otro maestro. Escucho susurros de los estudiantes mientras pasamos.

—¿Quién es ese?

—¿Tan siquiera estudia aquí?

—Que importa es lindo.

—¿Eso es sangre?

—¿Pues que se estaba fumando para quedar así?

Apenas llegamos al Jeep parqueado frente la escuela me tumbo en el asiento del copiloto. Shirunugue lame mi oído izquierdo. Corro mi cabeza de medio lado y quito el auricular destrozado detrás de mi oído. Talía se sienta frente al volante y enciende el auto.

—Espera —Digo—, mi mochila.

—¿Dónde está?

—Salón de astronomía, 204.

Talía baja del Jeep y corre a la escuela. Me encorvo aun tratando de calmar mi respiración. Me miro en el espejo retrovisor y me veo fatal; mi cara está totalmente roja y estoy bañado en sudor, mis ojos ensangrentados, mis ojeras sobresalen demasiado y puedo ver mi oreja izquierda chamuscada.

Talía vuelve con mi mochila en mano. Reviso que no falte nada, cuadernos y libros que apenas distingo por mi vista borrosa.

—Falta mi celular.

—¿Qué?

—Mi celular.

—¿Dónde lo dejaste?

—No importa, vámonos —No insisto en preguntar, ya se quien lo tiene.   


Un saludo especial para EllieBlack210 y Sinishi

NUEVO CAPITULO SUBIDO. 

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Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz