CAPITULO VEINTITRES PARTE TRES

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—Creo que solo pediré una especial.

Pedimos nuestra orden, la comida se la pasa casi en silencio a excepción de un comentario para iniciar una charla que corto casi enseguida. No es que quiera hacerlo, solo necesito un poco más de tiempo para asimilarlo, ya puedo dirigirle la palabra, pero me tomara un tiempo el tener una conversación normal con ella.

Terminamos nuestra comida y salimos del restaurante. Miro al cielo, ya es muy tarde por lo que esta oscuro y además está demasiado nublado. Sigo a Talía en silencio, miro hacia atrás ya que por otro camino del que llegamos, nos detenemos uno de esos lugares que venden autos nuevos o usados.

—¿Qué hacemos aquí? —Pregunto finalmente.

—Me llamaron esta mañana, ya tenemos un nuevo auto.

Me siento en una de las sillas que están al lado de la entrada principal, se lo que va a hacer Talía ahí adentro y para ser sincero el esperar aquí afuera suena más interesante que el ver como llenan un montón de papeles. Talía entra y yo me acomodo en la silla de plástico, no sabía que había uno de estos concesionarios en el pueblo, tal vez debería salir más seguido al pueblo en vez de deambular por el bosque. Miro el cielo nublado y oscuro mientras mantengo la música de mi celular a todo volumen. Veo una camioneta gris llegando, por un lado. La camioneta se detiene frente a mi haciendo sonar su claxon, miro la ventanilla que baja y me sorprendo al ver a Talía quien maneja la camioneta. Pensé que tendríamos otro Jeep.

—Sube —Me dice con una sonrisa en su rostro.

Me levanto de la silla y camino hasta la camioneta, el olor a auto nuevo inunda mi nariz al solo abrir la puerta, es agradable no lo voy a negar.

—¿Qué te parece?

—Creí que sería un Jeep.

—Si bueno, pensé que un cambio sería bueno, algo más...

—¿Pueblerino?

—No era exactamente la palabra, pero algo así.

Al poco momento que arrancamos empieza a llover, eso sí daña el estilo de auto nuevo. Empieza a hacer frío incluso en el auto, Talía enciende la calefacción que se mezcla con el olor a auto nuevo. Talvez sea porque está lloviendo o porque Talía no quiere sobrepasar el límite de velocidad, pero el viaje se me hace largo, pero a la vez agradable, como cuando emprendíamos un viaje a otro estado y otro lugar de la nación. Logro ver la casa algo escondida por sus luces apagadas y ventanas tapadas, pero logro verla, me acomodo en mi asiento listo para lo que yo llamo "la carrera de la muerte." Correr hasta la casa sin intentar mojarte o resbalarte por el lodo. Me quito el cinturón de seguridad y me preparo para la carrera, retengo mi respiración y abro la puerta. Cierro la puerta y corro hasta la casa. Saco mis llaves con prisa y abro la puerta, Obol y Shirunugue me saludan saltando mis piernas y jalándome de mi chaqueta, aparto a ambos para poder caminar. Talía no tarda en entrar también a toda prisa por la lluvia. Camino hasta la cocina y les lleno sus platones de comida, ya es de noche así que deben tener mucha hambre. Una vez me aparto de sus platos ellos arrasan con la comida. Cierro el gabinete en el que guardamos la comida con candado para que ni Obol ni Shirunugue se la coman, ya tienen sus antecedentes. Miro por la puerta a Talía que se quita su chaqueta dejándola en el espaldar de la silla, me acerco a la cafetera y la enciendo. Cruzo los brazos en lo que espero el café, a veces me pregunto porque le gusta tanto el café si es tan amargo ¿o será por la cafeína que la mantiene despierta? Veo la cafetera no llena, pero al menos para una persona, tomo el vaso en el que Talía suele tomar su café y le sirvo su café, voy hasta la sala y le dejo su café a un lado.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Where stories live. Discover now