El Sumiso ~ 7

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Narra Peter:

He pasado la noche muy tranquilo en casa de Pablo. Pero hoy es martes, son las 7 y media de la mañana y tengo que volver a trabajar. Por mucha pereza que me dé. No hay otra. 

Y por cierto, tengo que darla un escarmiento a Euge. Lali va a pagarme y ya no voy a ser un mantenido nunca más.

Pablo actualmente trabaja en la farmacia de sus padres. Vendría a ser como, "una especie de 2º jefe". Puede llegar a trabajar a la hora que quiera y puede irse también cuando quiera. No tiene un horario marcado, determinado y fijo como yo. Sí, ojalá algún día yo experimente la buena suerte que tiene mi mejor amigo. 

Desde que nos conocimos en una de las excursiones de la parroquia cuando éramos chiquitos, hemos sido mejores amigos. Ambos éramos niños un poco tímidos, a los que nos costaba relacionarnos, y bueno, yo, que era el más "abierto" (aún así siendo tímido) de los dos, me acerqué a hablar con él cuando vi que estaba solo. En aquella semana descubrimos que teníamos millones de cosas en común, y nos hicimos muy amigos. Aunque viviéramos en distintos lugares, nunca dejamos de comunicarnos. Y cuando me mudé para capital, creamos un vínculo aún más fuerte... NO PODÍAMOS SEPARARNOS.

La noche anterior, habíamos dejado preparado todo para que yo pudiera desayunar. Lo hice rápido, y después me fui a vestir con el uniforme al salón (el uniforme era un traje con el escudo de Almacenes Sky). Después fui al baño, me aseé, me lavé los dientes y me peiné.

A las 8 en punto todo estaba listo. Y sí, tenía que ir rumbo a mi trabajo. Que no quería que la Señorita Espósito se enojara conmigo.

-...-

Narra Lali:

La noche de hoy ha sido horrible. Creo que Santino se enfermó al obligarle a comerse el pescado de anoche y se ha pasado vomitando sin parar desde las 2 y media de la madrugada. Apenas he dormido. Obviamente, Santino hoy no va a ir al colegio, y se va a quedar en casa descansando. Pero a mí sí que me toca ir hoy a trabajar.

— Mami — me dice acostado a mi lado. No me gusta nada que duerma conmigo, pero cuando está así, quiero mimarlo un poco. Sé que le afecta, tan solo teniendo 5 añitos, pasar casi el día entero sin mí. Pero quiero que crezca, sin ser un mimado.

— Dime mi amor.

— Quiero ir al trabajo con vos hoy.

Niego con la cabeza y le doy un beso en la sien:

— Te vas a quedar con la nanny como corresponde. Mami tiene mucho trabajo hoy.

— No mami, quiero ir con vos a trabajar. Por favor — me mira haciendo puchero. Aww, es irresistible. Pero no Lali, tenés que ser dura con él.

— Mami tiene que estar sola en el despacho para concentrarse mejor, Santu.

— Me voy a portar bien mami. Te lo juro. Me llevo mis juguetes y mis cosas de colorear y no voy a molestar, de verdad.

Suspiro. Sé que hoy necesita a mami. Y sin más, vienen imágenes del pasado a mi cabeza, que instantáneamente hacen que cambie de opinión con respecto a que Santino se quede en mi oficina.

— ¿Ni un solo ruido, de acuerdo?

Él asiente con la cabeza feliz y me abraza. Ay... Siempre viene la misma imagen y termino consintiendo a Santi. Pero mi pequeñín no es el culpable de las feas imágenes del pasado. 

— Vas a ayudar a mami, anda a meter tus juguetes y las cosas de colorear en la mochila azul, ¿dale mi vida? Por cierto, decile a Tina que te prepare un té de melisa como a vos te gusta. Y pan integral. Y café y jugo como siempre para mí, ¿si?

— Sí ma.

— Yo voy a arreglarme para el trabajo.

Santi deja de abrazarme, sale de la cama de un salto y cruza mi enorme habitación despacio. Mi pitufín... Me parece increíble como ha crecido en 5 años.

Agarro mi iPhone y le envío a la señorita Perkins un mensaje de que hoy no hace falta que venga a trabajar. Que tiene el día libre y que será pagado por igual a fin de mes.

Después, salto de la cama al igual que Santi. Me ducho y me visto a toda prisa, y me pongo la ropa que preparé anoche: una falda gris perla muy favorecedora, una blusa de seda gris claro y zapatos negros de tacón alto. Me cepillo el pelo y me lo recojo con cuidado, y luego salgo de la enorme habitación, no sin antes echarme mi perfume favorito, Channel N. 5.

Bajo por las escaleras y me encuentro a Santi guardando todas sus cositas.

— ¿Ya le dijiste a Tina mi amor?

— Claro señorita — Tina sale de la cocina con una coleta alta como siempre y vestida con el uniforme azul claro que lleva siempre también —. Ya tiene usted listo el desayuno, iré a vestir al nene. 

— Yo me visto solo Tina — gruñe Santi mientras deja su mochilita ya preparada sobre la enorme mesa de cristal de la sala.

— Ella te ayuda a elegir la ropa corazón... Por cierto, recoge el blusón que lleva para cuando se mancha. No quiero que eche la pintura por encima — digo riendo.

Tina también se ríe y toma en brazos a Santino. Ay, es un bomboncito, hasta cuando hace puchero de enojado como ahora. Después ellos suben al cuarto de Santu y yo entro en la cocina para desayunar.

Al poco tiempo, cuando yo aún estoy terminando el café, Tina baja con Santi. Ella lleva colgado en el brazo el blusón de color verde que usa en casa mientras que pinta. Él lleva puesto una camisa de color blanca y pantalón de color beige con sus zapatitos de color marrón. Parece todo un hombrecito.

Se sienta en la silla y muy ordenado desayuna. Es increíble como lo hace para no derramar nada sobre la ropa limpia. Excepto cuando pinta, para pintar se mancha las manos, la ropa, y todo lo que se proponga.

A las 8 y cuarto salimos de casa. Yo con mi bolso y Santi con su mochilita en su espalda. Mi chófer, el señor Marcel, nos lleva hasta Almacenes Sky. Y justo, entramos por la puerta sobre las 8 y media.

Todos mis empleados miran a Santi. La mayoría, excepto los más nuevos, saben de la existencia de él. Piensan que me sometí a una fecundación artificial... Pero, están bastante equivocados.

Santi los saluda a todos educadamente, hasta que ve a su queridísimo tío Nico junto a la puerta del ascensor. Ignora al resto de mis trabajadores y corre hasta su tío hasta que él lo toma en brazos:

— ¡Qué grande estás enano!

— Sí tío. Muy grande.

Nico me mira algo perplejo mientras me acerco a ellos:

— Vómitos.

— ¿Este nene tan sano está enfermito?

Santi ríe y asiente.

— ¿Y cómo podemos curar eso? — le pregunta Nico divertido —. ¿Con mimos y cosquillas?

Santino ríe y asiente.

Y mientras que Nico y Santi juegan en el vestíbulo como si nada, él, sí, ÉL, entra por la puerta. Su mirada se clava en mi nada más entrar. Después se acerca y me saluda con un beso en la mejilla. DIOS, ¿CÓMO? NINGUNO DE MIS EMPLEADOS ME SALUDA DE ESA MANERA. Todos se quedan mirándolo perplejo.

Nico y Santi dejan de jugar y también lo miran:

— Buenos días, señorita Espósito.

Trago saliva:

— Señor Lanzani suba a mi despacho — lo del beso me ha sentado muy mal —. De inmediato.

EL SUMISOWhere stories live. Discover now