El Sumiso ~ 42

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Narra Euge:

Estoy esperando a Nicolás Riera, el secretario personal de Lali Espósito, en la cafetería. Hemos quedado a las 10 de la mañana, para tomar café, pero he venido un poco antes. Pedí el día libre en el trabajo, así que mañana tendré que dejar a Rufina en casa de alguna amiga porque tendré que trabajar tanto por la mañana como por la tarde. Pero no importa, hablar con Nico es muy importante para mí.

También para que todas las piezas que conforman mi pasado encajen.

Nico, el rubio secretario, llega puntual. Va con una camisa de color azul y unos jeans ajustados. Es realmente atractivo. Me levanto para saludarlo y después nos sentamos los dos.

— Encantado de conocerla, señorita Suárez.

— Lo mismo le digo, señor Riera.

— Señorito, si lo prefiere. Por el momento no estoy casado. Y tampoco soy muy viejo que digamos.

Sonrío un poco nerviosa:

— Lo siento.

— No se preocupe, me gusta hacerlo para romper el hielo en realidad — él también sonríe —. Empiece a hablar usted. Pero antes de todo, vamos a pedir algo para tomar mientras hablamos.

— Claro — digo.

Nico llama a la camarera y pide dos cafés con leche y unas galletitas. Después de que nos sirvan el pedido, él me mira, como dándome el paso a la palabra. No dudo ni un momento y empiezo a hablar:

— Bien, pues... — sí, lo mejor será comenzar por el principio —. Hace unos cuantos días, me enteré de que era adoptada. Desde entonces, no he dejado de pensar ni en un momento en cuáles podían ser mis orígenes. Así que llamé a mi madre, ella me empezó a contar todo, y desde ahí, como mi mamá adoptiva no sabía mucho del tema, me tuve que poner a investigar por mi cuenta. Todo esto, me llevó a Río negro, al orfanato en el que me adoptaron, y allí me contaron un poco mi historia. Y me hablaron de una hermana, a la que habían adoptado en el hospital. Del orfanato, fui a ese mismo hospital. Y resulta que esa niña, es su jefa, la señorita Lali Espósito, bueno... Mariana.

Nico asiente con la cabeza:

— Yo tenía constancia de que Mariana era adoptada. Ella también ha estado un tiempo buscando a su familia, desde que cumplió la mayoría de edad. Antes, sus padres no lo dejaron hacerlo. No sé si usted lo sabrá, pero tuvieron una familia muy conflictiva antes de ser adoptadas.

— No sé mucho... Solo que nos llevaron al hospital, que yo me recuperé rápidamente y me llevaron a un orfanato. Y allí mi mamá, Marcela, me adoptó. Bueno, mi papá también, pero falleció hace tiempo...

— Lo siento — dice Nico —. Lo siento de verdad... — sus ojos son sinceros.

— Gracias.

— Bueno, creo que no es bueno hurgar en la herida, aunque haga años de eso.

— Sí, es mejor. Me cuesta mucho recordar a mi papá...

— Bien, pues... Si usted no es muy sensible, comenzaré a contarle su historia.

Trago saliva:

— Es... ¿Es muy malo?

— Su infancia, por si no la han dicho nada, no fue un cuento de hadas. Si usted no está preparada, prefiero no contarle nada por el momento.

— Cuente. Por favor. Aunque no esté preparada del todo, necesito saberlo — digo, segura.

A continuación, Nico me lo cuenta todo. Que tengo dos hermanos más, además de Lali: un chico, el mayor, llamado Gastón, y una nena, la más chiquitita de los cuatro, Coral. Mi mamá y la de Lali no era la misma persona. Pero cuando mi mamá falleció, ella me crió. Su marido, es decir, mi papá la obligaba. Mi viejo biológico era una mierda de persona. Nos hizo cosas horribles. Cuando detuvieron a mi mamá por tenernos viviendo en condiciones de extrema pobreza, separaron a los hermanos, excepto a Lali y a mí. Tuvimos la suerte de quedarnos juntas. Pero nuestro papá reapareció en escena y nos secuestró. Ahí empezaron los problemas otra vez.

— Vos siempre fuiste más alta que Lali, pero ella era la hermana mayor, y nunca dejó que te pasara nada malo. Por eso, cuando la policía descubrió el escondite, se tuvieron que llevar a Lali al hospital. Vos estuviste muy poco tiempo, tan solo unos análisis, y te curaron las heridas. Te mandaron al orfanato, y Lali no pudo despedirse de vos. Pero te amaba, y te sigue amando. Se acuerda de vos a cada momento. Por suerte, la veo todos los días, ella es mi mejor amiga...

Tengo que decírselo:

— Lali me sacó a mi novio.

Nico abre los ojos:

— ¿A Peter?

Asiento con la cabeza.

— Me sacó a mi novio, a mi Peter.

Él niega con la cabeza:

— Lali nunca le sacaría nada a nadie. Simplemente, ella se enamoró, y él se enamoró de ella. Nada más, no la culpes de nada. Peter se enamoró en primer lugar, y ella le siguió. Pero Lali es una buena mina, y Peter también. Es tu hermana, siempre te cuidó. Y no te va a odiar por ser la ex de Peter...

No obstante, me siento mal. Lali puede ser muy buena persona, pero Peter me dejó por su culpa.

Nico sigue hablando, sin rendirse:

— Eugenia, no la odies. Ambas han pasado muy malos momentos, pero siempre han estado juntas. No la tengas rencor, por favor — él me mira sincero, me agarra la mano.

Creo que me está suplicando.

Pero necesito que ella me lo explique también.

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