El Sumiso ~ 25

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Narra Peter:

No entiendo nada. No entiendo el porqué de que un hombre me viene y me dice que Lali es peligrosa. ¿Qué mierda hizo Lali para ser peligrosa? En primer lugar, dudo que sea peligrosa ya que cuida a su hijo, Santino, con su vida, y por nada del mundo permitiría que le pasara nada malo. En segundo lugar, a mí tampoco me hizo nunca nada. Es una mujer que dirige una enorme empresa y que todos sus trabajadores la admiran. ¿Por qué iba a ser peligrosa?

Ignorando, aunque no olvidando las advertencias de ese hombre, regreso a casa de Pablo para ducharme y también colocar todas las cosas que saque de la casa de Eugenia (aunque antes era de los dos, siempre lo decía, aunque yo no pudiera colaborar en los pagos, en las facturas, y en todas las cosas de aquella casa que requerían de plata, principalmente porque yo no trabajaba y no tenía dinero para pagar absolutamente nada, y aunque ahora ya sí, ya no estamos juntos para que yo pueda hacerlo).

Tras ducharme y colocar todas mis cosas en los armarios, elijo una camisa de color blanca y unos pantalones color beige para ponerme. También saco una americana en color azul marino para parecer algo más formal. Me pongo mis mejores zapatos, perfume y salgo de la casa. Pablo aún no ha regresado de las oficinas, tal vez hoy haya tenido bastante más trabajo que de costumbre.

Vuelvo al auto y manejo hasta la casa de Lali. Llego a su portal y el portero me deja subir a la casa sin ningún problema. Nada más entrar por el salón, ya que el ascensor comunica directamente con la casa de Lali, justamente con la parte del salón, Santino me ve, sonríe y viene hacia mí corriendo:

— ¡¡¡Tíooooo!!! — lo agarro en brazos y le doy besos en la frente.

— Hola enano, ¿cómo estás? — le miro, pobrecito, ya lleva el pijama puesto, no va a venir con nosotros. Pero me hacía falta verlo, este nene me vuelve loco, y mucho más que Rufina, hasta de conocerlo de menos tiempo. Pero es tan lindo, inteligente, respetuoso... Con un toque de rebeldía y picardía típica de un nene de su edad.

— Bien... Se van con mamá y los voy a extrañar — dice abrazándome.

— Pero en un ratito, después de cenar volvemos, ¿si?

— Pero yo voy a estar dormido porque Tina me trata como bebé — me responde haciendo pucheros —, a las 9 me mete en la cama quiera o no quiera, es re aburrido estar a solas con Tina, porque ella es una vieja aburrida.

— Pero ella te quiere mucho, y también sabrá, porque la dijo mamá, lo que es mejor para vos...

Sigue haciendo pucheros:

— ¿Mañana vas a venir a jugar?

— Igual sí, igual no, no lo sé en verdad enano...

— Pero mañana es viernes. Y si mami no te invita a nuestra casa, te voy a invitar yo. Te invito a mi casita Peter.

Sonrío:

— Bueno, vendré. Pero la tengo que avisar a mami, ¿sí?

— No, venís de sorpresa.

— Bueno, por cierto, hablando de mamá, ¿dónde está mami?

— Arriba poniéndose linda.

— ¿Linda? Ella ya es linda — digo riendo —, pero no la digas, esto es un secreto.

— ¿Estás seguro, segurísimo, de que mami no te gusta?

— Sos chiquitito aún para saber Santi, para enterarte de ese tipo de cosas, tenés que crecer un poquito. Te prometo que cuando seas grande, te voy a contar todos mis secretos, ¿de acuerdo?

— Bueno.

— ¿Qué hacen? — preguntan a mi espalda. Me doy vuelta y la que está bajando por las escaleras con un hermoso vestido de color rojo con vuelo desde la cintura. Es sencillo, pero con él puesto está re linda.

Cada día, Lali me vuelve más y más loco.

— Hablaba con secretos de Santino. Estás muy linda... ¿Lista para irnos a cenar?

— Lista — termina de bajar las escaleras con sus altos tacos en color negro y se acerca a nosotros —. Dame un beso mi amor.

Santi la estira los brazos a Lali, y ella lo agarra.

— Te quiero mami, pasala bien — la da un beso en el cachete y ella sonríe. Después, le da otro beso en el cachete y lo deja en el piso.

— Más vale que Tina me diga que te has portado bien.

— Me voy a portar bien, mami.

— ¿Y te vas a comer todo en la cena?

— Sí.

— Bien, por favor te pido, obedece a Tina y portate muy bien. Te amo mi vida.

— Te amo ma.

— Son re tiernos — digo.

Ambos me sonríen:

— Bueno Peter, ¿nos vamos?

— Sí, vamos. Chau Santi.

— Chau tío.

— Chau enano.

— Chau ma.

-...-

Narra Lali:

El restaurante es pequeño e íntimo, un chalet de madera en medio de la gran ciudad, en una calle bastante luminosa aunque llena de restaurantes de comida de otros países. La decoración es rústica: sillas diferentes, mesas con manteles a cuadros y flores silvestres en pequeños jarrones. Siempre venía a este restaurante cuando estaba con Mariano. Era su favorito, y también terminó siendo uno de mis favoritos. Casi siempre traía acá a mis "víctimas" a cenar por primera vez. "BOSQUE SALVAJE" es el nombre del restaurante.

— He pasado muchas veces por acá, pero nunca te hubiera imaginado cenando acá — dice Peter riendo.

— Es caro. Me gusta lo caro — digo de forma seca —. Es comida francesa, y amo la comida francesa, es muy refinada.

— Eso sí me lo imaginaba.

— ¿El qué cosa?

— Que te gustaba la refinada cocina francesa.

— Obvio, me gusta lo refinado, aunque también lo sencillo y sutil. Elijo y después pruebo, antes de ir a la aventura, prefiero ir a lo que es seguro que me vaya a gustar — suspiro —, y no solo con la comida. 

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