El Sumiso ~ 37

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Narra Eugenia:

La señora nos hace pasar a la cocina para tomar algo mientras ella intenta contactar con el hospital en el que estuvo mi hermana. Creo que llega el momento de contarla sobre toda la situación a Rufi. Ella tiene derecho a enterarse, y lo mejor es que crezca con la verdad.

He aprendido de eso por mis vivencias. Yo he crecido con una mentira que nunca he recordado a mis espaldas. Pero Rufina tiene que saber la verdad desde ahora. No es su historia, pero es la historia de su mamá y tiene todo el derecho a saber. Puede que sea una nena todavía, pero es muy inteligente y va a entender de a poquito.

La pongo una cucharada de azúcar en la chocolatada y muevo el contenido del vaso con la cucharita que nos dejo la celadora:

— Enana, creo que estás bastante confundida, y que seguramente no termines de entender el porqué de estar acá.

Ella agarra el vasito y niega con la cabeza:

— Bien — trago saliva y tomo aire antes de empezar a hablarla de todo el tema —. Cuando mamá era chiquitita, sus papis no podían cuidarla, y por eso la abuela Marcela decidió que yo fuera su hija. Y eso se llama adoptar, ¿si mi amor? ¿Lo entendés? Puede que seas chiquita aún, pero la abuela y yo... Bueno y también vos y la abuela... Entre la abuela y nosotras no tenemos la misma sangre. Pero, ella fue la persona que me crió, y la tengo que agradecer todo lo que hizo por mí, porque sino me hubiera adoptado hubiera terminado muy mal princesa.

Rufina me mira algo confundida:

— Mami, ¿entonces vos no sos hija de la abuela?

Niego con la cabeza. Creo que está confundida porque es algo novedoso para ella. Pero al menos, lo ha entendido:

— Eso es enana... Pero la abuela me quiere igual. Me adoptó porque mis papás de verdad no podían cuidarme, y por eso ella, tenía mucho amor que dar, y me adoptó. Pero no pasa nada mi amor, hay mucha gente como yo en el mundo, y todos nos sentimos muy afortunados, porque una nueva supo darnos una oportunidad.

Ella asiente con la cabeza:

— Ahora por eso estamos esperando a que la señora que estuvo hablando con nosotras termine de hablar con el hospital donde se llevaron a mi hermana.

— ¿Una tía?

— Sí enana, una tía. Solo te quiero pedir una cosita, que mamá no tuvo nada que ver en esto, y que la abuela te va a amar igual que antes — la digo haciéndola un mimo en la mejilla.

— Lo sé mami. Sé que la abuela nos ama mucho. Desde siempre.

Sonrío:

— Sí, desde siempre.

-...-

Narra Lali:

Me despierta el sol que entra a través de los agujeros de la persiana de mi cuarto. Creo que ya es tarde, menos mal que aún es fin de semana.

Bostezo y me estiro, la rutina de cada mañana. Después me giro y ahí es cuando me encuentro con una sorpresa grandiosa. Abro mucho los ojos y me tapo la mano para no gritar. Santino y Peter, durmiendo conmigo en el cuarto.

¿Qué me pasó anoche?

Ah sí... Ya me acuerdo. ¡Le conté prácticamente toda mi historia a Peter!

También él fue quién debió subirme a mi habitación, me acostó, me sacó las zapatillas, dejó mi celular en mi mesilla, me arropó, y además le dejó a Santi quedarse a dormir con nosotros.

Mi enano... Ayer pasó tantas cosas que aún no quisiera que pasara. Pobrecito mío... Pero se lo tomó re bien, fue una persona muy madura para su edad y supo afrontarlo todo.

De repente, mi celular empieza a sonar y atiendo la llamada antes de que Peter o Santino puedan despertarse.

Es Nico.

— ¿Lali?

— Hola Nico — susurro —. ¿Qué pasa?

— ¿Todo bien? No me llamaste anoche y estaba preocupado...

— Está todo bien, ayer fue un día muy duro. Tuve que contarle todo a Peter... Pasaron muchas cosas, y prefiero contártelo en persona. Son demasiadas cosas...

— ¿Querés que vaya a desayunar? O a comer incluso, puedo llevar la comida japonesa que tanto te gusta, si te apetece...

— Bueno, trae también para Peter, quiero que se quede a comer.

— ¿Estás con Peter? — pregunta Nico sorprendido.

— Sí, estoy con Peter. Hemos dormido juntos con Santino.

— ¡Lali! ¿Estás loca?

— ¡No! — levanto un poco la voz, y menos mal que Peter y Santi siguen dormidos —. El problema es que tuve otro bajón y Peter se quiso quedar para cuidarme. Nada más...

— Ah bue, cuando vayan a tener casamiento quiero ser el padrino.

— Nico, en serio te digo. Dejá de joder... Voy a buscarte una novia, ¿querés?

Nico ríe en la otra línea:

— Dale, buscame novia. Pero recuerda que lo que te dije era una broma. No sabés aceptar las bromas tontita... Eso sí, Peter me gusta para vos.

— No sabés todo lo que me ayudó contarle todo anoche. Me hacía falta de verdad...

— Lo sé, y también sé que Peter no se lo va a contar a nadie. Te va a guardar muy bien el secreto, así que tenés que estar tranquila. Por cierto, tengo que contarte algo. El otro día me llamó una chica, ella es investigadora.

— ¿Investigadora? — le pregunto sorprendida.

— Sí, es investigadora. Ella trata de buscar a personas desaparecidas, es muy buena en su trabajo... Se llama Rocío.

Trago saliva:

— Nico, ¿qué querés decirme con todo eso?

— Pues... Es que estoy tratando de buscar a tus hermanos.

— ¿Cómo? — digo, intentando no gritar.

— Lali, sé que te encantaría volver a verlos. No te hagas la dura, dale... Ella dice que nos va a ayudar en todo lo que necesitemos. Y vos tenés el dinero suficiente para pagarlo todo.

— Me molesta que no me lo hayas dicho hasta hoy — digo suspirando.

— Bueno, si sabía que ibas a decir que sí, no te quejes.

Suspiro:

— ¿Y? ¿Rocío te dijo algo más?

— Cree que tiene localizado a tu hermano mayor.

Me toco el pecho. Tengo el corazón a punto de estallar. Mi hermano Gastón... Era un héroe, y seguro que a día de hoy lo sigue siendo. Fue horrible que le separaran de nosotras. Lo pasé re mal... Lo echábamos tanto de menos. Él era el único que sabía como cuidarnos. Era el hermano mayor perfecto. El más perfecto de todos.

— ¿Y dónde cree que está?

— En Estados Unidos.

— ¿Y cómo va a contactar con él?

— Lali, tu hermano era mayor cuando les separaron, seguro que se acuerda de ustedes, de su verdadera familia. Siempre me contaste que les sacó adelante. Y que si no hubiera sido por él, se hubieran muerto de hambre.

— Y sí, pero igual él no quiere volver Nico...

— O tal vez está deseando volver a ver a sus hermanitas adoradas...

EL SUMISOWhere stories live. Discover now