El Sumiso ~ 11

2.5K 171 42
                                    

Narra Peter:

Una mujer de mediana edad, con el cabello recogido y los ojos oscuros, sale de lo que parece la cocina. Se acerca a mí y me saluda educadamente:

— Soy Tina García, el ama de llaves de la señorita Mariana Espósito. Un gusto.

— Juan Pedro Lanzani. Empleado suyo. Encantado de conocerla.

Ella sonríe. Parece cordial y educada.

— ¿Quiere tomar algo?

— ¿Coca-Cola tienen?

— Claro que sí. Ahora mismo se la traigo. ¿Santino querés un vaso de agua, mi amor?

— Sí Tina — responde el pequeño, quién sigue en mis brazos.

— Bien, ya se lo traigo. Siéntese señor Lanzani, mientras que Lali termina de arreglarse. Así estará mucho más cómodo.

— Gracias.

Dejo a Santino en el piso y él corretea para sentarse en el sillón. Veo que es un niño alegre y feliz, que no tiene ninguna carencia. Desgraciadamente, la mayoría de los nenes que tienen padres ricos, están completamente abandonados. Les crían niñeras muy cualificadas y ellos solo aparecen a la hora de la cena. Apenas se preocupan por ellos. Pero, parece ser que el caso de Santino no es ese. Creo que Lali daría la vida entera por él, está pendiente de todo lo que hace a cada momento... Y solo de verle, se sabe que adora a su "mami", como dice él.

Me siento a su lado en el sillón:

— ¿Te cuento un secreto? — me pregunta en voz bajita el enano.

— Bueno, decime.

— Hay pollo con la salsa especial de Tina para cenar. Es uno de los platos que más nos gusta a mami y a mí.

Mmm... ¡Pollo!

— Que bueno, enano.

— Sí.

— ¿Y tenés primitos?

— Todavía no. Tía Ana y tío Pato no han tenido hijos todavía.

— ¿Así que sos el único nene de la familia?

Él asiente muy sonriente.

— ¿Y los abuelos cómo se llaman?

— Se llaman Majo y Coco.

— Santino, no lo aburras a Peter — miro para atrás. Esta ella. Impresionantemente hermosa. Lleva un vestido de color rojo, corto y con escote, aunque la parte de abajo lleva vuelo. Después, lleva plataformas de color negro. El pelo lo lleva suelto con su habitual ondulado. Uau... ¿Por qué no la conocí antes que a Eugenia? Aunque sí, lo sé. Lali es imposible.

— No me aburría — me levanto —. ¿Cómo querés que te salude?

A ella se la escapa una sonrisa y me da un beso en el cachete:

— Ahora no estamos en horas de trabajo.

¡ES BIPOLAR ADEMÁS DE HERMOSA!

— Bueno.

— Vamos a sentarnos en la mesa.

De repente, de la cocina sale Tina con lo que Santi y yo la habíamos pedido:

— Tina — Lali la mira —, déjalo en la mesa y traeme un vaso de agua a mi también.

— Perfecto Lali, ahora mismo — Tina deja los dos vasos y la lata de Coca-Cola en la mesa del comedor, que es la puerta corredora que está justo al lado de la sala y regresa a la cocina a por otro vaso de agua, el cuál también pone en la mesa.

Cruzamos la puerta corredora de cristal y los tres nos sentamos a la mesa. Lali en una punta, yo en la otra, y Santino entre nosotros en uno de los laterales. La mesa es de cristal también, y es enorme.

— ¿Querés algo de picar o esperamos a la cena? — me pregunta Lali mirándome.

— Como quieras.

— Vos sos el invitado.

— Si quieren esperamos a la cena.

— De acuerdo.

— Yo tengo hambre mami — dice Santino jugueteando con una de las cucharas de plata que ya hay en la mesa.

Lali le saca la cuchara:

— No se juega en la mesa, sabes que es de mala educación, Santino.

— Perdón mami.

— Y aguanta a la cena, en un ratito estará — vuelve a mirarme —. Creo que la cena te encantará, Tina cocina muy bien.

— Como de todo igualmente — digo sonriendo.

— Eso está bien, mirá Santino, Peter come de todo.

— ¿Vos no enano?

Él niega con la cabeza. Aww... Es tan tierno, se me cae la baba con él. Debo decirlo.

— Es que no me gusta ni el pescado ni la verdura.

— Bueno, suero que cuando crezcas si te gustara. En lo de la comida no debes apurarle, yo de chiquito también comía muy mal, y mis hermanos igual, y ahora comemos de todo.

— ¿Cuántos hermanos tenés? — me pregunta Santino.

— No seas preguntón, Santino — lo reta Lali.

— No pasa nada. Tengo 3 hermanos, dos más grandes que yo y uno más chiquito. Pero que ya es grande. Tiene 23 años.

— Admiro a tu mamá por haber podido criar 4 hijos, yo solo con 1... Ya me vuelvo loca. Porque que quiero ser la madre perfecta y con el trabajo a veces no tengo tiempo.

— Creo que lo tenés muy bien educado. Para trabajar tanto, y criarlo... ¿Sola?

— Sí, lo crío sola. Bueno, están Tina y la niñera... Y mi mamá, que también me ayuda con él a veces. Ya te contaré más adelante — me hace un guiño con el ojo. Sí, quiero saber quién es el papá de Santi. 

La cena transcurre con tranquilidad. Todo está buenísimo, sí, Lali tenía razón, Tina es una gran cocinera. Después de cenar, me quedo solo sentado en la sala jugando con el celular, mientras que ella sube a acostar a Santino. A los 20 minutos, vuelve a bajar. Yo sonrío al verla:

— ¿Duerme bien?

— Sí, suele dormir bien, excepto cuando no se encuentra bien. Pero bueno, parece estar mejor. Espero que no se ponga otra vez malo de la panza esta noche — ella se sienta a mi lado en el sillón.

— Es hermoso.

— Gracias.

— Y re educado.

— Sí, la verdad es que me esfuerzo muchísimo para que sea un nene educado. La educación es algo muy importante que cuenta en todos los trabajos el día de mañana. Y sin duda, cuando yo sea mayor, todo lo mío lo tendrá que dirigir él.

— ¿El papá?

— Nunca quiso saber nada de él — ella baja la cabeza.

— Perdón, no quería hacerte recordar.

— No pasa nada... Pasó hace tiempo y ya no tengo que pasarlo mal por eso.

— ¿Era tu pareja o algo?

Ella me mira:

— No, éramos otra cosa.

— ¿Estaban casados?

— No.

Sí, creo que es mejor que no siga preguntando. Porque no quiero que se enoje... Por hoy ya ha sido suficiente.

EL SUMISOWhere stories live. Discover now