frío & junta inesperada

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Pip pip pip...  Y así empezó mi mañana del lunes, con el sonido más horroroso y atormentador de la vida: mi alarma. Despertarse para ir a trabajar en un día nublado y lluvioso en Londres, era uno de los peores momentos. Después de quedarme en mi cama cinco minutos, decidiendo en si ir a mi trabajo era más importante que quedarme en mi cama todo el día, me levanté a regañadientes. 

Eran las siete de la mañana y ya se me había hecho un poco tarde, así que me fui rápido a bañar. Me metí cuando el agua caliente empezó a salir, y después de unos minutos salí a elegir lo que me iba a poner. Estaba abriendo mi armario cuando mi mejor amiga Tara, entró a mi cuarto cuando estaba en ropa interior y con una toalla enrollada en la cabeza.

-¡Amber, espero que ya estés despierta, porque si no te sacaré arrastrando de tu cama aunque no quieras!

Pegué un brinco del susto. Tara se empezó a reír después de verme por la situación en la que me encontraba y la cara de susto que tenía en ese momento.

- Ya para de reírte Tara, ni si quiera es fue gracioso.

Cuando pensaba que ya se iba a callar, volvía a mirarme y se volvía a reír. Fue entonces cuando me desesperé y le aventé una almohada a la cara. Dejó de reír y me miró con cara de indignación. Reí por unos segundos.

- Ya ya ya, perdón.

Me hizo una mueca amigable.

-Da igual. -Se encongió de hombros. -Yo me burlé más de ti. Bueno ya regresando al tema, me sorprende que ya estés despierta.

Tara era la más responsable de las dos y casi siempre ella tenía que venir a despertarme, ya que nunca me despertaba por mi misma, ni aunque pusiera mi alarma.

-Que te digo, soy responsable.

-Ajá, tu responsable, que buen chiste Amber.

-Bueno lo acepto, no lo soy.-Admití levantando mis manos en forma de rendición. 

Recordé que seguía en ropa interior y con una toalla en el cabello y nos estábamos retrasando para el trabajo. Tara y yo trabajábamos en ELLE como fotógrafas desde hace un año. Nos conocimos en la universidad de Oxford y desde ahí somos inseparables.

-Tara, ayúdame a elegir mi atuendo de hoy, quiero algo no tan formal, pero que se vea que si quiero ir a trabajar aunque no quiera. Tú me entiendes.

Me miró con una cara de confusión y se volteó a ver mi armario un poco desordenado. Mientras ella veía mi armario pensando en que me podría poner, yo pensaba seriamente que necesitaba acomodar mi armario, y también en que ya quería desayunar algo. Entonces me gritó.

-¡Lo tengo! Soy la mejor.

Me mostró la ropa que había elegido para mí. Era perfecto, justo lo que quería para un día nublado y algo lluvioso. Grité de la felicidad y las dos empezamos a brincar como niñas de cinco años a las que les habían comprado su juguete favorito. A las dos nos apasionaba la moda y por eso decidimos trabajar juntas en ELLE.

Después de eso se fue para dejarme vestir y arreglarme. Cerró la puerta y después de un segundo la volvió a abrir.

-Ya te hice café y se están terminando de hornear los panecillos de blueberries.

-Eres lo mejor. -Le lancé un beso. 

-Si si, me amas.

Volvió a cerrar la puerta y se fue a la cocina.

Me vestí y me dirigí al baño, donde tenía todos mis maquillajes. Me puse mi base, algo de rubor, una sombra cafe clara en los ojos y para terminar un poco de rímel. Satisfecha con mi maquillaje, dejé mi cuarto para dirigirme a la cocina. Mientras iba caminando olí el dulce aroma del café y panecillos.

Apenas puse un pie en la cocina cuando Tara salió corriendo de la cocina, llevando en un brazo dos vasos de café y en la otra mano llevaba dos panecillos. Tan pronto como pudo me tomó del brazo y me arrastró hacia la sala.

-Rápido Amber, vamos tarde.

Tomé un vaso de café y un panecillo de sus manos, mi bolso Salvatore Ferragamo y mi celular. Salimos lo más rápido que pudimos. Al salir de nuestro apartamento me estremecí al sentir como me pegaba el aire frío en la cara. 

Tara ni si quiera se estremeció, o mas bien no le importó, y salió corriendo para parar un taxi. Odiábamos no tener coche propio en estas circunstancias, pero cuando teníamos dinero de sobra, no dudábamos ni un segundo en ir a gastarlo en ropa de alguna colección nueva.

Después de unos minutos y fallidos intentos para que algún taxi se parara, al fin se paró uno enfrenté de nosotros. No dudamos ni un segundo y nos metimos en la parte trasera del taxi. Luego de unos minutos de ver por la ventana la hermosa ciudad de Londres, llegamos al edificio de nuestro trabajo. Para ese entonces, Tara y yo ya nos habíamos acabado nuestro café y panecillos. Realmente vivíamos a unos diez minutos de nuestro trabajo, pero hoy como ya íbamos tarde y hacia demasiado frío, decidimos irnos en taxi.

Nos bajamos del taxi y nos metimos al edificio luego de darle las gracias al conductor y haberle pagado. En el ascensor tardamos más de lo esperado, las puertas  se abrían en cada piso para que entraran cada vez más personas igual de apuradas como nosotras. Después de 17 horrorosos pisos llegamos al piso 18. Apenas pusimos un pie en el piso donde estaban nuestras oficinas cuando llegó corriendo una empleada casi ingresada.

-Tienen junta con John en 5 minutos. - Nos dijo y tan rápido como vino, se fue.

Tara y yo nos miramos y salimos corriendo a nuestras oficinas. Nos habían ascendido hace un mes y cada una tenía una asistente personal. 

-Buenos días Emily- Saludé a mi asistente de cabello pelirrojo. 

-Buenos días Amber. - Sonrió educadamente y siguió escribiendo algo en su computadora.

Emily era dos años más joven que Tara y yo, tenía unas cuantas pecas en su cara y unos ojos cafes envidiables.  

Entré a mi oficina y dejé mi bolso en mi escritorio. Tomé una libreta y una pluma para así poder dirigirme a la junta.

Al llegar a la sala de juntas, todos ya estaban ahí menos yo. Pasé rápidamente susurrando una disculpa, mirando a mi jefe a los ojos. Tara me había guardado un lugar junto a ella, me dirigí hacia ahí y me senté.

- Bueno ahora si ya podemos comenzar. -John dijo. Me miró con una sonrisa o una mueca, no estoy segura de que fue.

- Sabemos que necesitamos trabajar en un artículo para otoño y necesito que sea perfecto y que lo hagan rápido.

- Pero aún no sabemos de que vamos a hacer ese artículo. -Dijo una chica que es escritora, que estaba sentada al otro lado de la mesa.

John la miro con un indiferencia.

- Para eso hice esta junta, para darles el tema. -John le dijo con un tono frío y duro, tomo una respiración y continuó. 

- Harry Styles está sacando un nuevo álbum y quiere que más gente lo conozca; aparte porque es un dios de la moda. Nos llamaron esta mañana para confirmarnos que sí quieren que le hagamos un photoshoot y un artículo sobre moda.

Todos se miraron entre ellos y empezaron a murmurar. Sus miradas eran de puro asombro y temor. John prosiguió diciendo:

-Bueno, quiero un buen trabajo, prepárense. Él viene el viernes. Mañana habrá junta otra vez a la misma hora, no lleguen tarde. La junta ha terminado, se pueden ir.

Nos paramos y salimos casi corriendo. Tara y yo salimos para dirigirnos a nuestras oficinas.

Sin duda una cosa que sabía de Harry Styles es que era un hombre intimidante.

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