cariños & despedida

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Nos dirigimos a su auto en silencio, tomó unas de las muchas llaves que habían en una caja. Apretó un botón que hizo que prendieran las luces de un Porsche deportivo negro. Caminó hacia el y me abrió la puerta del copiloto. Entré y me senté en los asientos de cuero. Cerró la puerta y rodeó el auto para entrar en el asiento del conductor. Había empezado a bajar la temperatura, ya que ya era de noche. 

-¿Quieres que prenda la calefacción? -El tono dulce de Harry hizo que volteara a verlo. Sus ojos me veía fijamente, esperando una respuesta. Asentí y le dediqué una dulce sonrisa. 

-Si, me estoy congelando. -Solté una risa mientras frotaba mis manos para que estas entraran en calor. Harry sonrió y prendió la calefacción. Arrancó el coche y salió de su hermoso departamento. 

Veía por la ventanilla las luces de la ciudad, de fondo se escuchaba una canción del radio. Volteé a ver a Harry cuando escuché como tarareaba la canción. Sonreí al verlo tan concentrado manejando, su perfil era tranquilo y no se había dado cuenta que lo miraba. La luz roja del semáforo hizo que se detuviera, volteó a verme y me sonrió. Le devolví la sonrisa y sus ojos recorrieron mi cara. Su mirada se detuvo en mis labios, nerviosamente los remojé con la punta de mi lengua. Sus ojos se oscurecieron unos tonos haciéndolos parecer más oscuros de lo que son. Bajé mi mirada a sus labios, eran tan carnosos y rojizos. Harry comenzó a acercarse lentamente a mi, acortando la distancia que nos separaba, y sin saber porque, yo igual lo hacia. Lo único que quería era que esa distancia que nos separaba se convirtiera nula. Nuestras respiraciones se mezclaban y en ese momento supe que no importaba nada, no importaba nada lo que nos rodaba. Sentía su respiración en mis labios, haciendo que me cosquillearan y el deseo por besarlo aumentara. 

El sonido de un claxon hizo que saliéramos de nuestro trance y nos diéramos cuenta que la luz verde se había encendido. Nos separamos y Harry siguió manejando. Lo vi de perfil y tenía su ceño fruncido. Su mandíbula estaba apretada, bajé mi mirada a sus manos que rodeaban el volante y sus nudillos estaban casi blancos de tanto que estaba apretando sus puños. 

-Maldición, no aguanto más. 

-¿Qué?- Susurré y vi como Harry se orillaba en medio de la calle. Golpeó el volante con los puños cerrados, haciendo que me estremeciera y mi ceño se frunciera. Mi corazón latió fuertemente cuando vi como se volteaba a verme. Antes de que pudiera protestar o hacer algo, sus manos ahuecaron mi cara en ellas. Chocó sus labios rojizos a los míos de una forma violenta y desesperada. Comenzó a besarme, pero yo apenas podía seguirle el paso. Mordió mi labio inferior, haciendo que el deseo en mi incrementara. Nos separamos a falta de oxigeno. Nuestras respiraciones eran aceleradas y nuestros pechos se movían rápidamente. Nuestros labios se separaban por unos centímetros casi inexistentes. Podía seguir sintiendo su respiración en mi mejilla derecha. Nuestras narices se rozaban. Levanté mi mirada de sus labios hinchados y rojos a sus ojos que me veían intensamente. Nos miramos aún sin saber que demonios había pasado. Pero ese momento, joder, si que besa bien. Mis labios hormigueaban, pasé mi lengua por mis labios. 

-Joder Amber si vuelves hacer eso, te besaré otra vez. - Su voz eran tan ronca que mi piel se erizo en un instante. 

-¿Hacer que?- Dije con un tono acelerado y confuso. Me vio a los ojos y empezó a hacer caricias en mi mejilla derecha con sus dedos. Apartó de mi cara un mechón rebelde y lo puso detrás de mi oreja. Remojé mis labios con la punta de mi lengua, sus ojos siguieron mi acto.

-Eso.- Su tono fue más ronca que antes y antes de que pudiera procesar sus palabras pegó sus labios a los míos nuevamente.  Ahora el beso era más calmado pero con el mismo deseo. Su lengua rozó mis labios, pidiendo permiso para entras y acepté sin dudarlo. Nuestras lenguas chocaron y sentí una electricidad que jamás había sentido, me sentí... viva. Puse una de mis manos en su cuello para intensificar el beso. Se estremeció Harry ante mi toque y se separó ligeramente. Abrí mis ojos y vi como él seguía con los ojos cerrados. Nuestros labios se separaban por un centímetro.

-Tus manos están heladas. -Una pequeña sonrisa se posó en sus labios. 

-Estoy muriéndome de frío. -Dije con un tono tímido mientras movía mi dedo pulgar en su cuello. Harry soltó una pequeña risa para después abrir su ojos y encontrarse con los míos. Soltó mi cara y las llevó a mis manos. Las tomó delicadamente sin dejar de verme a los ojos se las llevó a la altura de su boca. Las junto en forma de puño y sopló lentamente sobre ellas, haciendo que mis manos se calentaran al segundo y mi corazón se encogiera. Sus ojos veían fijamente a los míos. Una sonrisa se posó en mis labios. Después de unos segundos alejó mis manos de su boca y me sonrió tímidamente. 

(...)

Harry siguió manejando para llevarme a mi casa, no volvimos a besarnos en todo el camino. Casi todo el camino fue silencio, pero un silencio bueno, donde solo las miradas y las acciones dicen todo. No parábamos de mirarnos, sonreírnos y sonrojarnos. La mano de Harry estaba en la mía que estaba en mi muslo. No movió su mano de la mía en todo el camino a mi departamento. 

Luego de veinte minutos llegamos a nuestro destino y estaba maldiciendo mentalmente, sinceramente no quería llegar, quería quedarme más tiempo con él. Aparcó su auto enfrente de mi departamento. Con su pulgar empezó a hacer círculos en mi mano, levantó la mirada y me vio fijamente a los ojos. 

-Llegamos. -Una media sonrisa se posó en sus labios, dándome ganas de volver a besarlo. 

-Gracias por traerme. -Le sonreí. -Y gracias por la comida, estuvo deliciosa. Bueno omitiendo las verduras que preparé.

Harry comenzó  a reír y me contagió a mi también. Luego de unos segundos las risas pararon pero aún teníamos una gran sonrisa en el rostro. Inspeccioné sus maravillosos ojos color esmeralda, que ahora brillaban de diversion. En ellos se veían que algo ocultaba y trataba de esconder. Algo que lo protegía con su fría armadura. Mi sonrisa fue disminuyendo hasta el punto donde mis labios eran una linea recta, al igual que él. Levanté insegura mi mano derecha, la coloqué en su mejilla, haciendo que se estremeciera ante mi toque. Mi respiración se volvió más pesada. Cerró sus ojos, disfrutado de mi toque. Cuando los abrió, sus ojos ya no brillaban de diversion, ahora eran...diferentes

-¿Qué escondes Harry?- Pregunté en un susurro, él me miró y un destelló de tristeza se posó en sus ojos. Abrió la boca para decir algo pero la cerró de golpe. Cerró nuevamente sus ojos y tomó una gran inhalación. Cuando sus ojos se abrieron una fría corriente me recorrió. Se había colocado su armadura, esa que nadie puede quitar. Esa en la cual se esconde y protege algo que nadie quiere que vea. Quitó mi mano en un frió movimiento con su cabeza. 

-Será mejor que te vayas Amber. -Dijo viendo hacia otro lado, su tono había cambiado a uno determinante. Sus músculos se tensaron y su postura era intimidante. Abrí mi boca para decir algo pero no salió nada de ella. Cerré mis ojos y sentí como algo dentro de mi se rompía.

-Adiós Harry. -Abrí la puerta y antes de que pudiera decir otra cosa, salí de su auto y cerré la puerta. Caminé casi corriendo a la puerta de mi departamento. Di media vuelta para ver como se marchaba. Pero su auto seguía parado en el mismo lugar, y un destello de esperanza creció en mi. Pero no fue así, la esperanza que segundos antes había tenido murió cuando vi su coche avanzar a la salida a una velocidad demasiado alta. Sentí el frío aire pegar en mi cara, pero no importara, nada importaba. 

-Adiós Harry. -Volví a susurrar pero ahora solo para mí, porque tal vez esa iba a ser la ultima vez que lo iba a ver.  

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