Él era una bomba de tiempo, que en algún momento iba a explotar por todas las cosas que se guardaba para el mismo.
Ganadora tercer lugar HuntedAwards18.
- Ven, quiero enseñarte uno de mis lugares favoritos. -Dijo dulcemente, me tomó de la mano y me guió a alguna parte de su casa. Apretó el botón del elevador y las puertas se abrieron al segundo. Entramos y volvió a apretar el botón con el número 5.
Seguía sujetando la bolsa donde estaban las donas y los cafés esperando a que los comamos. Se abrieron las puertas después de unos segundos que se me pasaron volando. Estábamos en un lugar de la casa donde nunca había estado. Me guió a los ventanales grandes que se encontraban al final del pasillo. Abrió la puerta y una hermosa azotea estaba enfrente de mis ojos.
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Caminamos hasta un sillón donde cabíamos perfectamente los dos. Nos sentamos en el sillón pegado a la orilla. Me miró con una sonrisa y abrí la bolsa. Saqué su café y se lo di. Me susurro un gracias y le dio un trago. Saqué el mío y repetí el mismo proceso que él.
-Ven aquí. -Me susurró con un tono tan dulce que mi corazón latió a mil por hora. Me hizo una señal con su cabeza para que me recargara en su pecho. Nos acostamos en el sillón, mi cabeza sobre su pecho y su mano sobre mis hombros. Este es el mejor momento de mi vida. -Ahora viene la mejor parte.
Me volteé para contemplarlo, sus hermosos ojos miraban hacia el cielo y brillaban de una manera que jamás los había visto brillar. Tenía una sonrisa sincera en su rostro que me hizo sonreír al instante. Podía escuchar el latido de su corazón y sus respiraciones calmadas, llenas de paz.
-Arriba, no a mi Amber. -Se burló, mis mejillas se pintaron de color carmesí he hice lo que me dijo, miré al cielo. Las estrellas brillaban de una manera que me recordó al brillo de los ojos de Harry. Desde esta altura y tan lejos de la ciudad, las estrellas brillaban a su máximos esplendor. Habían mil millones de ellas en el cielo oscuro.
-How many nights does it take to count the stars?- Me susurró al oido. Sentí su respiración en mi cuello. Las mariposas de mi estomago revoloteaban sin parar en mi estomago.
-¿Tú también sientes esto?
-¿Siento qué?
-Las mariposas descontroladas en el estomago.
-Nunca las había sentido, hasta ahora. -Me besó la cabeza, para después pegarme más a su cuerpo.
-¿Ves esa figura en el cielo? -Señaló con su dedo indicé. Asentí con mi cabeza. -Es la constelación de sagitario.
-No me gusta tanto esa constelación, no le veo ninguna figura. -Solté una risa. -Ya se acerca navidad. -Dije emocionada. Su mirada decalló, luciendo completamente triste.
-Si. -Dijo deprimido. Mi ceño se frunció y me acerqué a él. Pasé mi brazo al rededor de su cintura.
-¿Qué sucede? -Pregunté con tono tranquilo. Levantó su mirada y me miró. Sus ojos estaban llenos de lagrimas y la preocupación me invadió completamente.
