Él era una bomba de tiempo, que en algún momento iba a explotar por todas las cosas que se guardaba para el mismo.
Ganadora tercer lugar HuntedAwards18.
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Le puse play al video que había guardado en mi galería de fotos. Comenzó el video donde aparecía yo de cinco años, con un esponjado tutú de ballet rosado al rededor de mi cintura. Mi cabello estaba hecho en un moño, con mucho gel en el. Estaba enfrente del gran espejo que había en el cuarto rosa y con pequeñas bailarinas dibujadas en la pared. Comencé a dar vueltas en circulos, con mis pies en puntitas y mis bazos arriba de mi cabeza formando un arco.
-Vamos Amber diez vueltas más- Ordenó la voz femenina detrás de la cámara.
-Pero maestra... ya me duelen mis pies- Me quejé con la voz chillona e infantil que tenía.
Harry rió junto a mi oido. Su brazo al rededor de mi cintura y su cabeza a un lado de la mía.
-Eras tan tierna. -Dijo dulcemente mientras tocaba con su dedo indicé la punta de mi nariz. Sonreí y le saqué la lengua. El video terminó justo un segundo después. Soltó una pequeña ronca risa antes de envolverme entre sus brazos. Colocó un dulce beso sobre mi frente. Mis manos envolvieron su cintura mientras las suyas envolvían mis hombros. Su cuerpo me brindaba un calor que no podía explicar.
Luego de un segundo, coloqué las canciones que tenía descargadas. Escuchamos las canciones a un nivel bajo para así poder escuchar lo que cada uno decía. Mi cabeza estaba encima de su pecho, oyendo los latidos de su corazón. Calmados y pausados. Su pecho subía y bajaba de manera relajarte, y su voz vibraba sobre su pecho cada vez que hablaba.
En el transcurso de la noche fueron platicas las cuales hicieron que me siga enamorado de Harry. Me habló de su infancia, sus chistosas anécdotas con su hermana y sus primos. Las veces donde su mamá lo regañaba por algunas travesuras que había hecho. Sus ojos se iluminaban y para mí esos ojos iluminados de felicidad eran la única luz que veía en una noche oscura.
Permanecimos en silencio mientras escuchábamos la música, pero sinceramente no le estaba prestando demasiada atención. Lo único que podía pensar era que... me estaba enamorando de él.
-Tengo que decirte algo Amber. -Susurró luego de varios minutos en silencio. Levanté mi vista para poder encontrarme con sus ojos verdes mirando el techo de su habitación.
-Claro, dime. -Respondí calmada, volviendo a recostar mi cara sobre su pecho. Su ritmo cardiaco aceleró su velocidad, haciéndome fruncir el ceño.
-Tengo que volver a viajar, no estaré aquí hasta la próxima semana. -Su voz sonó por la habitación en un pequeño susurro. Levanté mi cabeza de su pecho tan rápido que me causo un pequeño mareo. Lo miré a sus ojos verdes antes de lamer mis labios nerviosa.
-¿Enserio?- Dije con más tristeza y decepción de la que esperaba. Su mano ahuecó mi mejilla dandole dulces cariños. Sonrió con tristeza viéndome directamente a los ojos.
-Me encantaría quedarme aquí contigo, pero tengo que viajar a Los Angeles. -Mis brazos se envolvieron al rededor de su cuello, ocasionando que nuestros audífonos se callaran y terminaran sobre la cama. Lo acerqué lo más que pude a mi, atrayendo su calor y olor a menta.
