Capítulo 56

1.8K 184 26
                                    

La historia siempre la han contado de distintas maneras, incluso la primera vez que él la recordó lo hizo mal, pues es demasiado sencillo malentenderla, y a fin de cuentas, se que todos prefieren escuchar la segunda versión, aunque no sea la real.

Puesto a que nuestros padres siguieron la misma historia que nosotros,nos vimos obligados a esconderlo, ya de por sí era extraño que dos niñs pasaran tanto tiempo juntos, pero después de que mi padre le pidió matrimonio a su madre nuestra relación quedaba mucho peor.

Éramos jóvenes e inexpertos, eso no nos lo quita nadie, pero a pesar de todo, incluyendo un destino que podría separarnos para siempre, nos mantuvimos juntos a escondidas. Al principio pretendíamos no llevarnos bien, molestándonos constantemente, como cualquier pareja de hermanastros haría, a veces yo lo culpaba a él y a su madre de hacer que mi padre olvidase a mi verdadera mamá, y él de vez en cuándo culpaba a mi padre del divorcio de su familia, todo procurando que ellos nos escucharan, mientras por las noches nos escabullíamos al cuarto del otro.

Con el tiempo hicimos ver que nuestros lazos familiares se hacían más y más fuertes, hasta que nos terminamos convirtiendo en los hermanastros inseparables. Nuestros padres estaban orgullosos, y nosotros no podíamos evitar sentirnos culpables por el secreto que les estábamos ocultando, pero como dije antes, éramos jóvenes e inxpertos, y nuestros sentimientos no se podían apagar así de fácil. Digamos que han durado considerablemente más que el matrimonio de nuestros padres.

Un día decidimos salir a patinar en hielo, aquel lago conjelado estaba lo suficientemente alejado del pueblo, por lo que nos resultaba perfecto para poder pasar un tiempo de calidad como "familia". Lo sé, puede que suene enfermizo, pero no había nada más que el matrimonio de nuestros padres que nos vinculara como hermanos, y técnicamente nosotros habíamos empezado a vernos antes.

A pesar de la enorme cantidad de capas de piel que llevábamos puestas, la nieve seguía sintiéndose fría tras nuestras espaldas, y lo único que podía calentamos eran los besos del otro. Aquellos momentos los utilizábamos para conocernos mejor con la ropa puesta, pero por alguna extraña razón ese día habíamos decidido salir a patinar en serio.

Todo fueron risas y alegrías hasta que el hielo bajo mis pies comenzó a quebrarse, no podía hacer movimiento alguno, cualquier peso que pusiera sobre el suelo amenazaba con quebrarlo y arrojarme a un lago de extrema profundidad, completamente conjelado. Y si él intentaba rescatarme, si es que caía, las cosas no mejorarían.

Si los dos nos hundimos no podríamos salir a flote, no tendríamos en quién apoyarnos.

-Jack... -dije con un hilo de voz y las piernas tiritándome levemente.

El muchacho cautelosamente se sacó los patines para tener mejor agarre, sus facciones de contrajeron al tocar el frío del hielo.

-No te preocupes, mírame a mi -respondió con tono dulce- vamos a sacarte de ahí, tú... Quédate tranquila.

-Jack tengo miedo...

Él intentó acercarse, pero el hielo amenazó con quebrarse bajo sus pies.

-Lo sé, pero te prometo que esta va a ser una buena historia para contar cuando lleguemos a casa.

-¡No lo creo!

-¡Claro que sí! Solo imagínate la cara de preocupación de mamá mientras tu papá le dice que está sobre exagerando.

-¿¡Es una broma!? ¡No voy a lograr salir de aquí!

Podía sentir como el hielo continuaba quebrándose lentamente bajo el filo de mis patines mientras Jack intentaba acercarse lo más posible. Ambos sabíamos que no podría sacarme de aquel lío con sus propias manos.

No me olvides, por favor (Jack Frost y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora