No me olvides, por favor (Jack Frost y tu)

Capítulo 35

No pude evitar soltar un pequeño chillido al ver al niño que caminaba distante y pasaba en frente de la monja, y ella ni cuenta se dió de su presencia.

Miré a mi alrededor antes de dirigir mi vista hacia la Sra. Olsen. Sin soltarle la mano, logré divisar a tres personas más, una mujer vistiendo harapos, arrastrando una pierna desgarrada por alguna clase de espada, un hombre sin brazos, con un tajo enorme alrededor de la garganta y a otro niño, una niña, sin un ojo, con toda la cara deformada, abrazando a un peluche y llorando descontroladamente.

-¿Qué sucede?-pregunté alterada. Jack me abrazó con mayor fuerza, diciendo implícitamente "todo está bien, tranquila".

-Esto es lo que puedo ver, todo el día, sin descanso.-dijo algo distante- Quise mostrártelo para que supieras cómo es que se siente tenerlos a tu alrededor.

-¿Cómo le hace para dormir?

-No pueden entrar al manicomio, es un lugar santo, antes era una iglesia. ¿Por qué crees que está repleto de monjas? Antiguamente cubrían su suelo con hechizos y palabras malditas para que demonios no pudiesen entrar, la cosa es que éstos hechizos también evitan el paso de almas en pena, como la gente que puedes ver rondando por aquí.

-¿Y cómo Jack puede entrar?- la miré fijamente, sin desviar la vista hacia ningún lado, no quería soltarle la mano a la anciana, pero tampoco podía ver a esos seres rondar por el mismo espacio que yo.

-Porque, entre comillas, no estoy muerto, mi espíritu y parte de mi alma, mejor dicho, ¿no me escuchaste la otra vez?- dijo seriamente el chico, sin dejar de abrazarme.

-¿Puedes verlos? ¿Pueden ellos verte a ti?

Soltó una pequeña risilla por lo bajo.

-Sí y no. Funciona igual que con los humanos, simplemente que los que pudieron verme no son almas en pena, ellos siempre logran pasar al otro lado.

-¿Otro lado? ¿Cual es la diferencia? ¿Por qué no me dijiste?

Tenía tantas preguntas rondándome por la cabeza, preguntas que se formaban una sobre otra y hacían a mi cerebro doler, no entendía nada, y lo quería saber todo de inmediato.

-Cariño, sé que tienes muchas dudas, pero tienes que darle tiempo a las respuestas, tarde o temprano las conocerás, no apresures las cosas.

Asentí algo desilucionada. Levanté la vista pensando que nada más podría sorprenderme, estaba equivocada.