3.- Te extraño.

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Nathaniel guardó sus cosas y comenzó su camino hacia el aula de artes. Ya los pasillos estaban vacíos y las aulas cerradas.

Al llegar notó que alguien estaba dentro de la sala. Abrió la puerta.

-¡Justo va llegando!- Patrick le sonreía a Castiel. El rubio dio un paso atrás.-Pase Nathaniel, Castiel le ayudará y si se va antes de acabar, me avisa. Y el castigo irá hacia la original dueña. Bueno, suerte.

El profesor salió con una sonrisa.

Nathaniel dudó unos segundos antes de entrar al aula.

Castiel aún lo veía sorprendido.

-Mi maldita suerte de mierda.- El pelinegro suspiró y tomó unos pinceles sucios que había en una mesa de trabajo. Los colocó en la estantería de pinceles.

-Primero hay que lavarlos.- Habló el delegado. Castiel volteo a verlo con odio.-Primero juntemos el material sucio, lo lavamos, secamos y lo dejamos en su lugar.

-Eres un estúpido.

Nathaniel volcó los ojos, se empezaba a poner nervioso.

-Tenemos que hacerlo bien.

Castiel tomó los pinceles que había dejado y caminó hasta una charola y los dejó caer mientras observaba con odio al delegado.

Este asintió.

Comenzaron a recoger todo el material sucio, pinceles, tablas, esponjas, guantes para arcilla, etc.

-Listo.- Castiel se sentó.- Ve a lavarlo.

Nathaniel se acercó a él.

-Tenemos que lavarlo.

-¿No puedes solo, tan inútil eres?

El delegado sintió un nudo en su garganta, se estaba hartando de sentir esa impotencia.

-Así terminaremos antes, no me obligues a decirle a Patrick.

El pelinegro bufo y tomó la charola con los materiales, salió hacia el baño.

Nathaniel suspiró antes de seguirlo.

Se llevaban tan bien... ¿Cómo Castiel podía tratarlo así?

Entró al baño y Castiel ya estaba con los pinceles, Nathaniel tomó una paleta y empezó a lavarla.

Los dos guardaban silencio, se sentía mal.

Ninguno recordaba alguna vez haber discutido, y ahora, gracias a Debrah, Nathaniel sentía que había perdido lo más importante para él.

Castiel volteo de reojo al rubio, este estaba muy metido en la limpieza de la paleta.

-Delgaducho...-Nathaniel volteo nervioso, de tal manera que movió la paleta en el agua y salpicó al rebelde.

El rubio no pudo evitar sonreír ante la cara del pelinegro, este al ver a Nathaniel sonreír, también lo hizo.

-Muy divertido.- Sacó los pinceles del agua y lanzó el agua en sus cerdas hacia Nathaniel.

-¡Oye, lo mio fue un accidente!

-Ajá.- Castiel tomó agua con sus manos y la lanzó al rubio.

-¡Ya!- Nathaniel hizo lo mismo, los dos se lanzaron aguan unos momentos mientras reían como tontos, Nathaniel dio un paso atrás y por lo mojado del suelo cayó, en el acto tomó el brazo de Castiel haciendo que él cayera encima suyo.

Guardaron silencio mientras se veían a los ojos.

En ese momento, Castiel se dio cuenta que desde hace dos semana no había sonreído o reído honestamente, hasta ahora.

El sentimiento de haber extrañado tanto algo y ahora tenerlo de nuevo inundó al rebelde, pero enseguida pensó en Debrah y retomó su mirada de odio.

-Alejate de mi, imbécil.- Se levantó como pudo y salió rápidamente.

Nathaniel suspiró mientras dejaba caer su cabeza al suelo. Se tapó la cara con su brazo y sonrió sin ganas.

-Soy patético.

Después de unos minutos, se levantó y lavó rápidamente las cosas, salió hacia el aula y entró.

Castiel lo esperaba con los brazos cruzados.

-P-Pensé que te habías ido.

-¿Y que puedas decirle a Patrick que me largué? No.

Nathaniel asintió y dejó la charola en una mesa, los dos guardaron el material limpio en su lugar.

Al terminar, el pelinegro tomó sus cosas.

-Me voy.- Nathaniel asintió. Castiel se detuvo un momento en la puerta y regresó, no sabía por que quería seguir hablando con el delegado, él había visto perfectamente la mano de Nathaniel acosando a su novia y esta intentando librarse... Pero algo en Castiel quería seguir hablando con el rubio, pero no quería escuchar sus excusas estúpidas, su cabeza era un lío y no sabía por donde ir.

Se observaron en silencio.

Vaya que era incómodo.

-Castiel... Yo...- El rubio suspiró - Se que crees que ...

-Ni lo intentes.

-Solo escucha.

-¿Escuchar? ¿Qué? ¿Tus putas mentiras?

-¡No! La verdad, lo que pasó.

-¡Ya se la verdad!

-¡No, no la sabes! Castiel, entré al aula de historia y Debrah...

-¡Que te calles!- El pelinegro tomó al delegado del cuello de su camisa y lo azotó contra los estantes.- ¡Vuelves a mencionar a Debrah con tu maldita boca y te parto la cara!

-¡Solo quiero contarte que pasó!

-¡Ya sé que pasó!- El rebelde soltó un golpe en la mejilla del rubio.

Guardaron silencio después de eso, Castiel observó a Nathaniel, el pobre solo bajó la mirada y asintió sonriendo de una forma extraña.

-Ya entendí, nunca me creerás, eres un idiota que prefiere vivir en la mentira de Debrah, bien, no volveré a hablarte.- El rubio se soltó del agarre de Castiel y lo aventó.

El pelinegro solo pudo observar sorprendido como el delegado tomaba sus cosas y salía a paso rápido.

Su cara... Dejó de tener tristeza para solo dirigir odio...

Amor en tiempos de Debrah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora