36.- La otra cara del rebelde.

1.4K 150 44
                                    

Nathaniel abrió los ojos lentamente.

La luz cegadora del hospital le dio en la cara, se la tapó con una mano y enseguida sintió la intravenosa.

Se incorporó y observó mejor su alrededor.

-No otra vez...- Suspiró pensando en su padre. Lo último que recordaba era al maldito disparándole en la pierna.- En serio me disparó... ¿En qué momento se volvió tan loco?

Se quejó.

Cerró los ojos intentando recordar algo más. Pero no, después de haber caído al suelo, todo estaba borroso.
Se examinó mejor. Tenía vendajes y curaciones en muchas partes.

La puerta se abrió. Una enfermera algo joven entró y le sonrió.

-Ya estás despierto, que bien.- Se acercó a él.- ¿Me puedes decir tu nombre?- la chica empezó a preguntar mientras se acercaba a hacerle una revisión general.

-Nathaniel.

-¿Edad?

-Diecinueve

-¿Ocupación?

-Estudiante.

-¿En qué año estamos?

-2018

-Bien, sigue la luz.- Le acercó una pequeña lámpara a la cara y la movió de lado a lado varias veces.-Bien, saca la lengua... Bien, sube tu mano derecha... Ahora la izquierda.- La enfermera sonrió.-¿Recuerdas cómo llegaste aquí?

Negó algo aturdido.

-Por cómo llegaste...- La chica tomó la ficha médica de Nathaniel y comenzó a leerla.- Al parecer no tienes complicaciones, es un alivio. Aún así, le llamaré a la doctora para que suba a verte enseguida.

-Gracias...

La enfermera salió. El chico esperó unos minutos antes de ver a la esposa de su maestro entrar. La señora se veía bastante aliviada.

-Buenos días Nathaniel.

-¿Días?- Revisó el reloj que había en la habitación. Marcaba las 10:30am

-Si.

-¿Cuando llegué?

-Ayer, las placas no mostraron nada roto así que solo te intervenimos por las heridas de bala.

Nathaniel bajó la mirada.

-Ah...

-Hasta ahorita todo bien y por lo que escribió la enfermera, no pareces tener problemas mayores... Nos preocupaba un poco una posible contusión grave, pero estás bastante bien.

Nathaniel asintió.

-¿Sientes dolor?

-No.

-La anestesia debe seguir haciendo algo de efecto, pediré que te den analgésicos cada seis horas, la pierna te va a doler aún así pero debería ser soportable.

-Bien.

-Perfecto, daré permiso para que pasen a verte.

-¡No!- Nathaniel se alarmó.- Por favor... No quiero verlo.

La doctora sonrió dulcemente.

-Nathaniel... No te trajo tu padre.

-¿Que?- El rubio abrió los ojos sorprendido.

-Dejaré que ellos te expliquen.

Salió a paso tranquilo.

El rubio suspiró.

Amor en tiempos de Debrah.Where stories live. Discover now