7.- Presiones sociales.

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Debrah entró el lunes al instituto muy feliz, unas semanas más y se largaría de ahí para siempre.

Ya estaba casi todo para comenzar la gira, los músicos, las canciones que Castiel había escrito y todo el papeleo en el sweet.

Sin mencionar que por fin el mánager había accedido a no integrar a Castiel y le había encargado a ella decirle.

Empezó a caminar alegre por los pasillos, observó a los nuevos en un círculo cerca de alguien muy conocido.

Los gemelos, el militar y la chica, rodeaban al rubio que sonreía de una manera que la castaña no había visto hace semanas.

Hizo una mueca.

Nadie que la intentara joder podía ser feliz tan rápido, no sabía con quien se había metido.

Se acercó al rubio.

-Vaya, tienes nuevos amigos, a ver si a estos no los traicionas por la espalada como el imbécil sin escrúpulos que eres.

Se alejó a paso rápido.

El rubio bajó la mirada.

"¿¡Cuál es su problema!?"

Los nuevos amigos del rubio enseguida notaron su pesar.

Alexy sonrió.

-Les decía, Rosa me dijo que le gusta la confección como a mí y necesitaremos modelos para lo que queremos hacer ¿quién se anima?

-Disculpen.- Nathaniel se alejó- Tengo que hacer algo antes de clases, los veo luego.- Enseguida el rubio entró a la sala de delegados.

Los nuevos guardaron silencio unos segundos.

-¿Qué creen que haya hecho?- Preguntó el militar.

-Ay no, es muy amable, yo no creo que haya hecho algo malo.- Habló la chica.

-Creo que todos hemos visto como casi todos lo ven feo y lo ignoran, eso no se lo gana alguien por que si.- Alexy habló.- Pero tengo que decir que...- Un portazo lo hizo callarse unos segundos, alguien había entrado a la sala corriendo.- Que no me fío de la castaña. Habría que preguntarle a Rosalya.

-O a Nathaniel directamente, si él no hizo nada malo, no tendrá por que mentir.- Habló Armin.

El timbre de la primera hora los interrumpió.

Nathaniel observó serio a Castiel, había entrado muy rápido.

-Tus nuevos amigos ya hablan mal de ti.

El rubio asintió.

-¿algo más?

Castiel se quedó sin palabras, Nathaniel había hablado como si no le importase.

-¿Te vale?

-Si. ¿Eso era todo? Te puedes ir, el timbre ya sonó.

-¿Desde cuando eres a prueba de balas?

Nathaniel se mordió la lengua para no gritar que ya se había hecho a la idea que Debrah no lo dejaría en paz.

-Son compañeros Castiel, el hecho que tengan que juntarse conmigo para ponerse al corriente, no les da la obligación de que les caiga bien.

El pelinegro observó al rubio unos segundos.

-No creo que no te importe, siempre vives presionado por lo que la gente piensa de ti.

El rubio se acercó a él.

-He aprendido a quitarme ese peso.

Castiel rió.

-¿Esperas que te crea? Todo tu eres una imagen falsa para ser aceptado, desde casa.

-Callate.- Nathaniel no estaba de humor para hablar de su familia.

-¿Me vas a decir que ya no te importa lo que el instituto le diga a tu padre?- Castiel sonrió burlón.

-¿Que crees? Que ya me vale un carajo. ¡Un puto carajo! - Castiel abrió los ojos sorprendido.- Después de descubrir que todos los que me hablaban son unos idiotas que se dejan llevar por Debrah, que a ti, te valí un carajo y que nunca realmente te importé, después de descubrir que lo único que vale en el instituto son las apariencias, creeme que me vale un pepino el que nadie me quiera o soporte o siquiera hable por educación. Me vale tanto como me vale tu amistad de mierda.

Castiel se quedó en shock unos segundos.

¿Nathaniel acababa de gritarle? ¿De insultarlo? ¿De gritar groserías?

-¿Qué? ¿Ahora tu ya no dirás nada? Bien, alejate de mi vista.- El rubio caminó hasta una mesa y sentó a seguir con sus cosas.

Antes de que Castiel pudiera hacer algo, Lysandro entró.

-Aquí están los dos. Rosalya está preocupada.- Castiel caminó hasta el albino, lo tomó del brazo, los dos salieron rápidamente de la sala.

Nathaniel suspiró y lanzó los archivos hacia la mesa.

Se había sentido extrañamente bien gritar todo eso.

Castiel arrastró a Lysandro hasta el sótano, este solo se sentó en el suelo y esperó a que Castiel hablara.

-Maldito delegado, es un idiota, un idiota. ¿Espera que crea que yo no le importo? ¡Por favor! - El pelinegro caminaba de un lado a otro vociferando.- Era un niñito asustadizo llorando por los pasillos, con la cara de no tener amigos, con el dolor de haberme traicionado como el cobarde lo hizo ¿Y ahora no le importo? ¿No le importa que hablen mal de él? ¿Que Debrah lo odie? Es un imbécil, un jodido imbécil. No entiendo como puede actuar así, así no es él. Él es...- Se detuvo de golpe y bajó el volumen de su voz.- Es... Amable, educado, divertido, centrado... No entiendo que le pasa...

Lysandro asintió.

Empezaba a entender por que Castiel era así.

Había perdido lo único que lo mantenía cuerdo.

El rebelde no sabía quien era sin Nathaniel.

Amor en tiempos de Debrah.Where stories live. Discover now