8.- Silencio.

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Sucrette observaba nerviosa a Rosalya. Las dos jóvenes almorzaban en el patio solas, Armin, Alexy y Kentin estaban en sus clubes y Lysandro no había aparecido desde la entrada.

-¿Ya me dirás que pasa?- La peliblanca observó algo irritada a la joven.

-Si... Perdón, es que los chicos me dijeron que no te preguntara pero no puedo estar sin saberlo.

Rosalya sonrió.

-Tú pregunta, estoy segura que es una tontería.

-¿Por qué todos odian a Nathaniel?- Sucrette sintió alivio al preguntar, en serio quería saber.

La chica suspiró mientras observó si había alguien cerca.

-Las personas son tontas y se dejan llevar por cualquier mentira, es lo único que tienes que saber, si Nathaniel te cuenta está bien, pero no creo que yo deba contarlo.

La azabache suspiró desilusionada.

-Tienes razón.

-Lo importante es que creeme estás del lado correcto, Nathaniel es un chico muy sensato y lindo.

La nueva sonrió.

-Así que te gusta Nathaniel.

-¿Qué? No digas tonterías.- Rosalya se cruzó de brazos.

¿Qué tenía la gente con ella y el rubio?

¿Era demasiado obvio?

-Vamos, es del único chico que hablas bien.

-No, no, también hablo de Lysandro.

-Pero al hablar de Lysandro no te brillan los ojos.- Sucrette observaba insistente a su nueva amiga.

-¡Tonterias!

Sucrette comenzó a reír.

-Está bien, sigues en la negación, entiendo.

-¿Ya tes vas a presentar bien?

Las chicas voltearon, Castiel y Lysandro se acercaron a ellas.

Los chicos tomaron asiento en el pasto.

-Si, me llamo Sucrette.- La azabache observó sonriente a Castiel.

-Castiel.- El pelinegro asintió.

La azabache se había acercado a él amablemente y Debrah no la había tratado nada bien.

Rosalya observó sorprendida a Lysandro, este solo hizo una señal para tranquilizarla.

-¿Y Debrah?- Preguntó Rosalya sin rodeos.

-Creo que con Iris.- Castiel la observó serio.

-Es raro verte sin ella cuando viene.

-No toda mi vida depende de Deb.- El pelinegro se cruzó de brazos. 

-Yo tengo un rubio amigo que opina lo contrario.

Castiel se levantó molesto.

-Tú no eres amiga de Nathaniel. Te veo luego Lysandro.

El rebelde se alejó enojado.

Lysandro observó serio a su amiga.

-¿Por qué has hecho eso?

-No soporto que venga a intentar actuar como si tú y yo no lo hubiéramos visto partirse la cara con Nathaniel y que crea que lo voy a tratar como si nada.

La azabache los observaba entretenida.

-¿El que Castiel lo golpeara tiene que ver con que todos lo odien?

Lysandro suspiró.

-Rosalya no deberías contar esas cosas frente a personas que no sabemos si Nathaniel les dirá.

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El rubio suspiraba mientras firmaba un permiso que se repartiría pronto.

Ya llevaba 100 y aun le faltaban muchos.

-¿Trabajando?- Volteo asustado, no había notado cuando Castiel entró.

-¿Necesitas algo?

El rebelde volcó los ojos, estas nuevas actitudes del delegado empezaban a hartarlo.

Al inicio eran divertidas, pero extrañaba al nervioso y eternamente sonrojado Nathaniel.

-¿Ya me dirás a que se debe tu actitud de enojo? Que yo recuerde, tú eres el que intentó pasarse con mi novia, él único que tiene derecho a enojarse soy yo.

Nathaniel lo observó molesto.

-Si no necesitas nada académico, cierra la puerta al salir.

Castiel se acercó y se sentó a lado de su ex amigo.

-Solo... - Recordó la platica con Lysandro. ¿En serio Nathaniel era tan malo?- No tengo más que hacer.

-Pues ve a perder tu tiempo con Debrah, yo tengo trabajo.

Castiel se levantó molesto, tomó al rubio del cuello de su camisa y lo encaró.

-No soporto que digas su nombre, no lo vuelvas a decir.

Nathaniel observó a los ojos al ojigris.

-Yo digo el nombre de ella cuantas veces quiera, aunque creeme que el veneno que conlleva me pesa.

-¡Agh!- Castiel estampó contra la pared al delegado, estaban demasiado cerca.-No, tú no puedes decir su nombre, no después de lo que le hiciste.

-Por eso yo digo su nombre cuanto quiero, no le hice nada.- Nathaniel observó serio al rebelde, estaba harto.

Castiel pensó en soltarle un golpe al rubio, pero al contrario, se quedaron en silencio, observándose.

La respiración nerviosa del rubio golpeaba en la cara al pelinegro, y ahí Castiel entendió lo cerca que estaba del delegado.

Recorrió la cara de este, sus facciones siempre le habían parecido demasiado atractivas, nunca había entendido como Nathaniel nunca había tenido novia, nunca le había contado nada de esos temas, siempre que Castiel preguntaba algo, Nathaniel rodeaba la pregunta o simplemente la ignoraba.

Enseguida pensó en Rosalya, esa chica lo defendía a capa y espada.

-¿Tienes algo con Rosalya?- La voz de Castiel apenas fue un susurro.

Nathaniel sintió su aliento demasiado cerca, el olor a cigarro le inundó y se sintió extraño al pensar cuanto había extrañado ese aroma tan peculiar.

-No, con nadie.- También su voz fue un susurro.

Se observaron a los ojos una vez más, antes de que Castiel bajara su vista a los labios del delegado principal y cerrara los ojos sin saber por que hacía lo que hacía.

Nathaniel cerró sus ojos en auto reflejo y por fin se besaron.

Ninguno había pensado nunca en cuanto deseaban hacer eso hasta que por fin lo estaban haciendo.

Se separaron lentamente y se vieron a los ojos.

Castiel desvió la mirada y soltó al rubio.

"¿Acabo de engañar a Debrah con Nathaniel?"

Salió rápidamente de la sala.

El rubio se acomodó la playera mientras intentaba calmar su respiración.

"¿Qué acaba de pasar?"

Amor en tiempos de Debrah.Where stories live. Discover now