CAPÍTULO 14

4.5K 265 39
                                    


POV LENA

Había pasado casi una semana desde que Kara volvió a aparecer en nuestras vidas trastocando todo a su paso. Llenando mis días con pequeños detalles de gran significado para ambas.

La mañana siguiente de su visita encontré una plumería en mi balcón. Una tonta sonrisa adornó mi rostro. Sonrisa que se ensanchó más si cabía una vez llegué a L-Corp. Mi esposa no se había conformado con dejarme una pequeña flor en la barandilla aquel día. No señor, ella iba siempre un paso más allá. Cuando pasé por delante de mi asistente, esta soltó una risita antes de informarme que había llegado el repartidor hacía unos instantes y que había dejado un regalo para mí. Casi no veo mi mesa ni mi silla al ingresar en el despacho. Decenas y decenas de ramos adornaban la estancia. Como no, eran plumerías. ¿Quién podía ser tan dulce? Sencilla respuesta, mi Kara. No necesitaba leer su tarjeta para saberlo.

Aún así tomé el pequeño sobre dorado que rezaba mi nombre y saqué de su interior un papel con su perfecta caligrafía impresa.

" Mi Sol,

Sé que prometí no molestarte y darte espacio. Pero no me culpes a mí por este tonto gesto, sino más bien a éste corazón incompleto que no sabe contener sus impulsos. ¿Sabes porque actúa de forma tan errática? Te lo explicaré mi amor, necesita su mitad para latir correctamente sin ella late desacompasado. El problema es que como sabes la otra mitad la tienes tú.

TE AMO. Lo hice desde que te vi aunque no me diese cuenta en ese momento. Lo supe con certeza cuando tus labios se posaron en los míos por primera vez. Comprendí que no amaría a nadie más la noche que nos entregamos en cuerpo y alma la una a la otra olvidándonos de todo. Te dí la mitad de mi corazón el día más maravilloso de mi existencia. Si amor, hablo del día de nuestra boda. Y nunca me arrepentiré por haberlo hecho. Descubrí la auténtica felicidad la madrugada que trajiste al mundo a nuestra pequeña cosa perfecta. Me diste el regalo más grande que alguna vez recibiré.

Pero al igual que hice todas esas cosas a tu lado, hay una que estoy viviendo sola. La tristeza de no tenerte. Odio esa sensación cariño. Me siento tan perdida sin tí a mi lado.

Siempre te estaré agradecida por quererme, cuidarme y regalarme una vida juntas. Te pido que no pongámonos más barreras a algo tan extraordinario como es nuestro amor. Con esto trato de decirte Lena, que estoy luchando por tí y que nunca me daré por vencida. Por favor, acepta las flores como un presente.

Siempre tuya, Kara"

Realmente mi esposa era hábil con las palabras. No por nada se ganaba su sustento así en el periódico. Lo supe cuando leí el primer artículo que escribió sobre L-Corp, en el momento en que la conocí.

Era tan dulce. Tan tierna. Me sacó un suspiro involuntario ese día.

Pero sus detalles no terminaron ahí. Cada mañana recibía un mensaje suyo deseándome un buen día. Cada noche me enviaba un mensaje deseándome que soñase con cosas bonitas. Sobra decir que dejaba latente su infinito amor por mi y Eliza en esos mensajes.

Las flores no cesaron todos esos días. Como tampoco la caja de donuts con chocolate a media mañana. Esta mujer iba a engordarme con tanto dulce. Los donuts eran mi debilidad y lo sabía. Por no decir que debería plantearme montar una floristería pronto. Si no fuese porque estoy enamorada ya de ella, sin duda me habría rendido a sus pies.

Yo intentaba seguir con mis planes de aplicarle la ley de hielo. No respondía a sus mensajes ni le agradecía sus obsequios. A pesar de ello, me tocó contestar a sus llamadas y acercarme a mi antiguo hogar. Me comporté de forma tajante en su presencia, evité a toda costa pasar más tiempo del necesario respirando el mismo oxígeno que ella. A veces era tan enfermiza la situación, que acabaría con la más férrea voluntad existente. Kara fue cordial conmigo siempre, no me atosigó ni mucho menos. Agradecía eso. Bastante tenía con toda la parafernalia que me enviaba como para escucharla susurrarme más palabras de amor al oído.

Encontraré una razón para que decidas quedarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora