CAPÍTULO 19

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POV SAM

Llegaba tarde. Dios llegaba muy tarde. Había quedado con Quinn a las 7 y ya eran prácticamente las 8. Aunque tampoco había sido culpa mía totalmente. Mis responsabilidades aumentaron cuando Lena me dejó a cargo de L-Corp, y esta tarde en concreto había tenido que revisar un montón de documentos antes de terminar mi jornada. Nota mental; Pedirle un aumento a mi amiga. Entre unas cosas y otras, había salido del despacho pasadas las 7. Joder!! Encima el tráfico de National City a esta hora era muy denso. Menos mal que no tenía que pasar por casa a cambiarme. Había decidido no arreglarme mucho, mi atuendo diario era más que correcto para la ocasión. Tampoco es que fuese a una cita ¿No? Solo espero que la señorita Fabray aún esté esperando.

No sé porque me importaba tanto el llegar a tiempo para verla. Tal vez fuese porque su invitación me pillo por sorpresa.... Y ¿por que no admitirlo? Me causaba curiosidad el conocerla un poco más.

Pasé casi corriendo por la recepción del hotel Wenston, dirigiéndome sin perder la compostura hasta el propio bar. El lugar estaba iluminado con unas tenues luces y la música sonaba de fondo, dándole un toque muy acogedor. Fue cuando ingresé en dicha zona y miré hacia la barra que deparé en ella. Como si la viese por primera vez. Ahí estaba ella. Elegante y sofisticada. Aprecié su belleza, cual actriz de Hollywood, era muy hermosa y por desgracia ella lo sabía. No quería ni imaginarme con cuantas mujeres había desplegado sus encantos. Negué ligeramente con la cabeza. Tenía que calmarme o se reiría al ver mi estado de sofoco por las prisas. Claro las prisas.

Me acerqué lentamente hasta ponerme detrás de ella. Con suavidad coloqué mi mano sobre su hombro consiguiendo que girase para verme. Y ahí estaban esos deslumbrantes ojos color miel y esa sonrisa tan perfecta. Con una de ellas estaba convencida que era capaz de iluminar cualquier estancia por muy lúgubre que fuese.

- Buenas noches señorita Fabray, siento tanto el retraso. No fue mi intención hacerla esperar pero entre el trabajo y el tráfico se me hizo imposible llegar a tiempo.- dije totalmente apenada. Ella me miró directamente a los ojos, como si estuviese buscando una señal que le dijese que estaba mintiendo. Malditas abogadas!! Siempre analizando a las personas, son peores que los psicólogos. Al parecer pasé su evaluación porque me dedicó una coqueta sonrisa mientras se levantaba de su asiento.

- Buenas noches Samantha, no te preocupes la espera ha merecido la pena. Además me ha venido bien tomar una copa y charlar con Bill ¿verdad?- dijo mirando al barman a lo que esté le respondió con una sonrisa y un ladeo de cabeza a modo de asentimiento. Yo me acerqué a darle dos besos. Una vez nos separamos preguntó – ¿Te parece si nos sentamos en una de esas mesas?-

- Claro por mí no hay ningún problema.- respondí un tanto nerviosa. ¿Esta mujer no se cansaba de coquetear? Acababa de llegar, por el amor de Dios!! La rubia se adelantó tomando mi mano para que la siguiera y yendo hacia una mesa que quedaba cercana.

- Ahora si ¿Que tal estás Sam?- me preguntó tuteándome. No perdía el tiempo... Pero si creía que me iba a achantar lo llevaba claro. Esta noche iba a conocer a la Samantha Arias más seductora que existía.

- Bien, supongo... Ya sabes el trabajo me esclaviza pero por lo demás no me puedo quejar. ¿Que hay de tí, muchos divorcios a la vista?- solté despreocupadamente.

- Entiendo lo que dices, mis días también son un auténtico estrés... Respondiendo a tu pregunta, diré que por desgracia cada día mi trabajo me deja más claro que a veces el amor no es suficiente.- comentó con amargura. Por lo visto, Quinn ha pasado por alguna tormentosa ruptura.

Encontraré una razón para que decidas quedarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora