SECUELA DE DETENTION
Según Maddison Carter su último año de preparatoria se resumiría en caminar por los pasillos, sola, intentando no pensar mucho en su condenadamente sexy novio y en sus muy especiales amigos.
Claramente no es eso lo que ocurrirá...
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Sentí algo que me recorría la espalda, en cuanto acabé de abrir los ojos me dí cuenta que era Nate, quien había subido mi remera de pijama para besar la piel desnuda de mi espalda, sonreí y hundí la parte izquierda de mi rostro en la almohada.
—Qué lindo despertar así—susurré y sin poder evitarlo, un suspiro se salió de mis labios—Pero tengo sueño aún.
Rió—No duermas—me pidió mientras seguía haciendo maravillas con sus labios, los subió hasta mi cuello y echó todo mi cabello a un lado, besó mi cuello, la parte definida de mi mandíbula y acabó con un suave mordisco en el lóbulo de mi oreja.
La manera en la que me hace sentir con todo esto es inexplicable.
—¿Cuánto me extrañaste?—preguntó en un susurro, su aliento chocando contra mi oreja.
—Mucho
—¿Ah si?—besó mi mejilla
—Si...
Me dí la vuelta y él quedó a horcajadas de mi, entremedio de mis piernas, en un segundo sus labios hicieron contacto con los míos... no es un beso tranquilo ni romántico y tampoco quiero que lo sea, este es un beso apasionado e intenso y no quiero que pare.
Subí mis manos a su nuca, subiendo por su cabello y mis dedos enredándose con este, una de sus manos tenía contacto con la piel desnuda de la parte de atrás de mis muslos, lo acariciaba de una manera totalmente contradictoria en comparación de como movía sus labios contra los míos.
Se separó, pero de inmediato comenzó a besar la comisura de mis labios, bajando por mi mandíbula, barbilla y cuello, su barba hacía contacto con mi piel provocando un cosquilleo que no podía volverme más loca, no podía haber nada en él que me disgustara.
Simplemente es perfecto.
Bajé mis manos de su cabello acariciando sus hombros desnudos, extrañaba el contacto de su piel con la mía... Él volvió a subir sus labios, los rozaba con los míos, pero no los presionaba completamente... es jodidamente tentador.
—Te amo—susurró, subió su mano que acariciaba mi muslo y la metió por dentro de la remera de mi pijama, acariciando mi vientre—Más que a mi vida—susurró tranquilo, yo quiero hablarle, pero no logro que mi voz salga de mis labios, no sé donde mierda se fue toda mi saliva.
¿Cómo lo hace para mantenerse con calma?
Mi pecho sube y baja y mi corazón late de una manera descomunal, siento que podría tener un infarto en cualquier momento.
—Y-yo también—logré contestar a duras penas, con mi respiración entrecortada.
Su mano siguió subiendo deslizando mi remera hacia arriba, finalmente me la quitó tirándola a algún lugar de mi habitación.
—¿Te digo en qué estoy pensando ahora?—preguntó esbozando una sonrisa
—¿En... qué?—mi voz es algo ronca, tengo que esforzarme para que logre salir.
