¿Y si de verdad está arrepentido?

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Vamos en el auto con Nate camino a mi casa, pasamos todo el día en la casa de su madre, ella se veía bastante cansada, pero aún así su rostro no paraba de la felicidad de poder tener a su hijo a su lado

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Vamos en el auto con Nate camino a mi casa, pasamos todo el día en la casa de su madre, ella se veía bastante cansada, pero aún así su rostro no paraba de la felicidad de poder tener a su hijo a su lado.

Alai, por otro lado también estuvo muy feliz por estar con su hermano, pero la mayoría del tiempo estuvo en su cuarto con el que dijo su madre que era su mejor amigo, hace poco cumplió ocho años y su madre decía que le temía a la adolescencia de su hija, pero por suerte aún le faltan algunos años.

—Hemos llegado—dijo Nate estacionándose junto a mi auto en mi casa—Creí que a estas alturas tu auto ya estaría en un mecánico.

Abrí mi boca en forma de O, ofendida  —Soy una excelente conductora.

—¿Ah si? ¿Y esos dos gatitos qué?

Rodé los ojos—¡No alcancé a atropellarlos!

Rió y se acercó a besar mi mejilla—Linda

—Tonto.

—¿Cómo dijiste?—preguntó con una risa

—Tonto.

Rió y pasó su brazo por mi espalda, acercándome a él y juntando sus labios con los míos, no podía evitar que mientras lo besaba una sonrisa apareciera por mis labios, pasé mis brazos por su cuello y sus manos bajaron a mis muslos, alzándome delicadamente y pasándome a su lado del auto, con mis piernas a los lados de sus muslos.

—Tenemos que entrar—susurré, él comenzó a besar mi cuello, lo estiré para disfrutar más del contacto de sus labios con mi piel—Mi mamá nos está esperando.

—Hmmm... Está bien—me miró a los ojos y besó mis labios por última vez.

Bajamos del auto y en unos segundos estuve abriendo la puerta de mi casa con mis llaves, y entramos juntos a la casa.

—¡Mamá! ¡Ya llegamos!—grité... fue entonces cuando escuché...

Unos llantos.

Miré a Nate asustada, él cerró la puerta de la casa y me miró con el ceño fruncido.

Caminé rápido hasta la sala y encontré a mi madre sentada en un sillón, con las dos manos en su cara mientras lloraba.

—Ma...—hablé, ella alzó el rostro y se puso de pie

—Hija...—susurró en medio de sollozos, se acercó a mi y me abrazó.

—¿Qué... qué pasa?—pregunté asustada

Ni si quiera sé que está ocurriendo, pero con solo ver a mi madre así me dan ganas de llorar a mi también.

—Es...—se separó de mi—Es tu padre.

Mis ojos se abrieron de par en par, sin poder creerlo.

Hace más de diez años que no tengo noticias de ese hombre.

—¿Qué... qué pasa con él?—pregunté

—Está aquí, en la ciudad...

Tragué grueso—¿Por qué?

Ella estaba intentando encontrar las palabras correctas, pero sé que le cuesta hablar de él, lo sé porque he perdido la cuenta de todos los años que han pasado desde que se fue y ella sigue apretando los dientes para no llorar cada vez que alguien lo nombra.

No sé cuantos años pasaron cuando ella dejó de llorar su partida.

No sé cuantos años han pasado, pero sé que ella no ha dejado de amarlo y no entiendo por qué, nos dejó solas... nos abandonó.

—Quiere acercarse a ti... Estuvo acá, en casa. 

Abrí mis ojos de par en par, ¿Qué hubiera pasado de no haber salido? ¿Lo habría visto hoy?

—Le dije que no volviera a venir sin avisar antes. 

Fruncí el ceño—¿Avisar? ¿Cómo?

—Le dí el número de la casa.

—¿Qué? ¿¡Por qué!?

—Hija, habló conmigo... Se ve arrepentido, como otra persona.

—No me importa, no podrá reparar años de ausencia.

—Quizás no, pero podrías pensar en darle otra oportunidad.

—Yo... necesito pensar todo esto.

Giré sobre mis talones y subí por las escaleras hasta llegar a mi cuarto, cerrando la puerta y sentándome en mi cama.

Necesito pensar.

Todo esto me cayó como un balde de agua fría, de un segundo para otro...

¿Qué piensa él? ¿Que con llegar a casa con palabras de arrepentimiento logrará que le perdone años de ausencia?

Me sentí culpable mucho tiempo, pensando en que quizás mi padre no era feliz con nosotras, porque yo no era suficiente. Pero no es así, mi padre lo tenía todo para ser feliz y aún así eligió irse con otra persona, quizás tenía hijos con ella... y los eligió antes que a mi, lo cual no me sorprendería.

Simplemente no podré perdonarlo, porque no se lo merece.

Si, cuando yo era niña él fue un buen padre para mi, me hacía reír y eso fue lo que más extrañé... pero se fue, dejándonos sin nada, mi madre no tenía trabajo, ella estaba en casa siempre y ahora... se la pasa trabajando.

No sé que va a ser lo primero que sienta si decido verlo, no sé si tristeza, o enojo o simplemente sentir... que lo extrañé mucho.

De una cosa si estoy segura, soy feliz.

Tengo a mi madre, tengo a Nate y amigos, voy a entrar a la universidad y... hasta ahora no lo he necesitado, he podido ser feliz sin él y si no lo necesité hasta ahora no lo voy a necesitar luego.

No quiero verlo, está decidido.

Levanto la mirada cuando la puerta de mi habitación se abre y suelto un suspiro al ver a Nate, caminó y se sentó junto a mi. 

—¿Qué piensas hacer?—preguntó

—Nada... no voy a acercarme a él.

—Amor... Piénsalo bien, ¿Si? Tu padre volvió, está aquí... al parecer arrepentido. Piensa en que está vivo.

—Si, estuvo vivo todo este tiempo, viviendo con otra familia. 

—¿Y si de verdad está arrepentido?

—Puede ser, pero eso no me importa. Arrepentido o no, nada va a borrar el hecho de que se haya ido. 

—Maddie...

—Ya está, no quiero hablar más de eso. No quiero pelear—me giré a verlo de frente—Te vas mañana por la noche.

Pasó su mano derecha por mi mejilla.

—Prométeme que vas a pensar lo de tu padre. Al menos tú tienes una oportunidad para estar con él—pidió y yo bufé, cabreada, sabiendo a que se refería a que su padre ya no está vivo y de alguna manera ello y el que él me lo pidiera me hace pensarlo un poco mejor.

Nate definitivamente es alguien que logra derribar mi muro de terquedad y no hay muchas personas que logran hacerlo.

—Está bien, lo voy a pensar.

Sonrió, satisfecho por haberme convencido y se acercó para besar mis labios. 

Stay With Me  || DETENTION #2Where stories live. Discover now