SECUELA DE DETENTION
Según Maddison Carter su último año de preparatoria se resumiría en caminar por los pasillos, sola, intentando no pensar mucho en su condenadamente sexy novio y en sus muy especiales amigos.
Claramente no es eso lo que ocurrirá...
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Cuando iba llegando a casa me di cuenta que había un jeep negro aparcado... entonces vi a Zac, él me vio y dejó de caminar.
Apagué el motor, me aseguré que las lágrimas que había derramado estuvieran secas y entonces me bajé del auto.
—¿Qué haces?—le pregunté
—Vine... a verte—frunció el ceño
Últimamente Zac parece un detector de mentiras o algo así, siempre descubre cuando estoy mal o cuando estoy mintiendo. ¿Cómo lo hace?
Me alegra tener mas cerca a Zac, pero nuestra relación no es como antes, de vez en cuando siempre me hace cumplidos o coqueteos y el que yo sepa que no son por bromear me pone nerviosa.
Me pone mal esto, si no supiera que me ama, lo abrazaria fuertemente buscando un consuelo de mejor amigo en sus brazos, pero no puedo.
—¿Todo bien?—pregunta
Trago grueso—Si... si, está todo bien.
Miento ferozmente.
Entrecerró los ojos, como estudiándome— ¿Segura?
Sólo asentí y miré el piso.
—No... es algo de lo que quiera hablar contigo—dije finalmente
—Tiene que ver con el perdedor, ¿No?
Asentí.
—Hace... un tiempo me prometí a mí mismo —se acercó más a mí—Que iba a intentar no meterme entre tú y él. Pero ese... gilipollas metió la pata hasta el fondo, yo no me voy a quedar mirando como sufres por él.
—¿Qué... qué intentas decir?
—Ya te lo había dicho, no me quiero resignar. Te quiero a ti, Maddie. Me la voy a jugar y créeme cuando te digo que nunca me había sentido tan determinado— tragó grueso y corrió un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, su cercanía aceleró un poco mi corazón—Maddie... no tienes ni idea de todo lo que me haces sentir... Sé que puedo ser un idiota, un imbécil, arrogante y narcisista, pero... algún día, si tu me lo permites...
Se acercó mas a mi y tomó mi barbilla entre sus dedos.
—Podré hacerte realmente feliz—sonrió de lado, pero yo en este momento no podía decirle nada coherente.
Acabo de terminar con Nate, solo quiero tirarme a mi cama a llorar un rato y su cercanía no me ayuda del todo.
Como no respondí nada, él habló.
—Te veo luego, Maddie—susurró y suavemente dejó un beso en mi mejilla, se dio media vuelta y caminó hasta su Jeep, pero lo detuve en cuanto abrió la puerta.
—¡Zac! No te vayas... por favor— mi voz se quebrantó, se giró a verme sorprendido, entonces me eché a llorar desconsoladamente tapando mi rostro con mis manos.
