SECUELA DE DETENTION
Según Maddison Carter su último año de preparatoria se resumiría en caminar por los pasillos, sola, intentando no pensar mucho en su condenadamente sexy novio y en sus muy especiales amigos.
Claramente no es eso lo que ocurrirá...
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Estábamos ambos en mi cama, él en sus boxers y yo tan solo con su remera, mantenía mi rostro afirmado en su pecho y el me abrazaba con fuerza.
-No quiero pasar tanto tiempo sin verte otra vez- dije aferrándome más fuerte a su torso.
-Me gustaría que no tuviera que irme.
-Me gustaría poder ir contigo.
Sonrió-Y a mi.
-¿Cómo es la universidad?- le pregunté curiosa
-Bueno, es gigante y los profesores son aún más idiotas que los de preparatoria-fruncí el ceño, algo molesta por ello- Hay muchísima gente, muchas fiestas de fraternidad y como soy del equipo de fútbol he ido a algunas, pero la verdad es que son una mierda. En los entrenamientos lo paso bien, tenemos un equipo muy bueno.
Sonreí, aunque de alguna forma se sentía extraño que Nate haya formado su mundo completamente alejado del mío, aunque supongo que pronto ya no será así.
Le pregunté algunas cosas sobre su equipo de fútbol y sobre algunos juegos, la verdad no soy muy fanática del tema, pero verlo hablar a él de eso, que es algo que le apasiona, me encanta.
-Hm. Te deben llover las chicas, ¿No?- pregunté alzando una ceja y mirándolo.
Vamos, ¿Jugador titular del equipo ganador? ¿Jodidamente atractivo? ¿Jodidamente perfecto?
Imposible que no estén las chicas revolucionadas por él.
Nate rió- Si, algo- respondió con descaro, lo mire indignada- No puedo mentirte, amor. Pero yo te amo a ti.
Sonrío y me ubico a horcajadas de él.
-Espero que todas las universitarias de Vanderbilt respeten un mínimo de distancia con mi chico.
Sonrió alzando ambas cejas- ¿Ah si?
-Puedo aceptar que te miren, pero que no se pasen. Eres mío.- dije mientras besaba, lamia y succiona en su cuello, dejándole una marca mientras meneaba mi cadera contra la suya.
Rió tomándome fuertemente de mi cintura y me movió dejándome de bajo de él.
-Te encanta provocarme, ¿No?- preguntó y sonreí traviesa- Soy tuyo, Igna. Completamente tuyo- dijo justo antes de besarme.
¿Intuía una segunda ronda?
-Nate...- susurre mientras sus dedos acariciaban las partes más sensibles de mi cuerpo.
-Te amo- susurró, quitando su remera que yo llevaba puesta.
-Te amo- respondí
Besó mi clavícula, dejando una mordida en el camino, no pude evitar que un "Ay" saliera por mis labios al sentir sus dientes, luego subió hasta mi oreja.
