SECUELA DE DETENTION
Según Maddison Carter su último año de preparatoria se resumiría en caminar por los pasillos, sola, intentando no pensar mucho en su condenadamente sexy novio y en sus muy especiales amigos.
Claramente no es eso lo que ocurrirá...
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—¿Lo tienes?—le pregunté a mi amiga.
—Aquí está—afirmó Amy nerviosa.
—¿Lo vas a ver?—preguntó Val.
—¿Y si no lo hago?—preguntó Amy
—Bueno, supongo que tarde o temprano te darás cuenta sola—dijo Beth
—¡No puedo verlo!—exclamó Amy dejándolo en el mueble del baño.
Hace unos cuantos días que Amy está bastante rara, con mareos y demás, con las chicas intuimos que podría estar embarazada e hicimos que se comprara una prueba de embarazo, aunque ella no se anima a verlo, todas estamos dentro del baño esperando a que se anime, o cualquiera de nosotras, porque a decir verdad Amy no es la única nerviosa.
—¡Amor, llegamos!—gritó Nate, estábamos en el baño de nuestro departamento.
Todas nos miramos con los ojos muy abiertos.
—Dijiste que llegarían en lo noche—me medio gritó y susurró Amy
—Eso fue lo que él me dijo—me defendí—¡Hortencio!—grité
—¿¡Qué!?—gritó
—¡Dijiste que llegarían en la noche!
—¡Pues no!
Bufé—Debemos ver eso rápido, se darán cuenta de que algo raro pasa—dije
—¿Amy?—se escuchó la voz afuera del baño de Mark
—¡Problemas de mujeres! ¡FUERA DE AQUÍ!—gritó Beth
—¿Qué?—habló Mark, se escuchaba confundido
—¡Fuera!—gritamos todas al mismo tiempo
—¿Qué pasa aquí?—preguntó Evan, también estaba afuera de la puerta
—Se encerraron, ocultan algo, lo sé—dijo Mark
—¿Igna?—ese fue Nate
—¡Fuera, Hortencio!—grité
—¿Están en el periodo?—preguntó Mark.
—Oh, el no dijo eso—se molestó Beth.
—Hablaré con Nate—dije susurrando a las chicas
—¿Qué? no—dijo Amy
—Él logrará que nos den espacio, ya vuelvo—dije, abrí la puerta y sin dejar que los chicos vieran nada la volví a cerrar—Tenemos que hablar—dije mirando a mi esposo.
—Casados. No puedes terminar conmigo.—apuntó su anilló, reí y rodé los ojos, tomé su mano y lo llevé hasta nuestra habitación.
—Necesitamos algo de espacio—susurré
—¿Qué está pasando?—frunció el ceño
—Ahí adentro tenemos una prueba de embarazo y aún no nos animamos a verla—le confesé, él abrió sus ojos de par en par—¡No, no es mía, idiota!
