Doce (*)

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ANNA

No esperaba sentirme de esta manera al llegar a casa, la tensión en los hombros y el dolor en la sien era suficientes para amenazar con acabar con las pocas energías que me quedaban. Lo único que deseaba en estos momentos era poder llegar a mi habitación y dormir, como si de esa manera consiguiera eliminar todos los problemas que se habían presentado el día de hoy.

En momentos como estos, sentía que me hundía por completo. Era como si de cierta manera, todo lo negativo de mi vida llegase como una enorme ola para golpearme con fuerza. Un matrimonio a la fuerza, la escasez de fondos, el temor porque en algún punto las fundaciones pudiesen cerrar, todo parecía acumularse sobre mí.

Un suspiro tembloroso abandona mi cuerpo cuando subo las escaleras, lo oscuro y silencioso del departamento solo hace que mi estado depresivo incremente. Camino en silencio mientras intento no derrumbarme a mitad el pasillo. Siempre consideré que era capaz de sobrellevar cualquier situación, me recordaba constantemente a mí misma que podía superar todo. Sin embargo, había ocasiones, como esta, en las que parecía que no había ninguna solución.

—No te escuché llegar —me sobresalto al escuchar la voz de William, volteo, encontrándomelo a mitad del pasillo. Lleva su habitual camiseta y pantalones para dormir, mientras cruza los brazos como si de esa manera consiguiera abrazarse a sí mismo. —¿Estás bien? —pregunta. —Es tarde.

—Estuve algo ocupada —pronuncio mientras intento dedicarle la mejor de mis sonrisas. —fue un día complicado.

Él camina los pasos que nos separan hasta colocarse frente a mí. La forma en la que me observa consigue incomodarme, me mira con intensidad como si de alguna manera supiera que le estoy mintiendo.

—¿Segura? No te ves muy bien que digamos —Prosigue — ¿Qué ha pasado? Sabes que puedes contarme lo que sea.

Un ligero asentimiento es lo que obtiene como respuesta. Me tomo algunos segundos antes de poder hablar. No quería terminar llorando frente a él, no quería que pensara que era una mujer que no conseguía resolver sus problemas por si sola.

—Estoy bien, de verdad —Insisto.

— ¿Sabes que eres una muy mala mentirosa? —Cuestiona con una ligera sonrisa en el rostro —Ven aquí. —Abre los brazos al mismo tiempo que da un paso para quedar más cerca de mí.

Por instinto retrocedo cuando noto la intención que tiene de abrazarme, sé que si lo hace no habrá nada en el mundo que consiga hacer que me mantenga fuerte.

Soy consciente de la mirada confundida que me dedica, baja los brazos mientras ladea con ligereza la cabeza.

—¿Qué ocurre? —cuestiona —¿Algo anda mal? ¿A caso...?

—Will, en serio, no pasa nada —mascullo tomando una inhalación —Todo está en orden.

—Anna si queremos que esto funcione debemos hablarnos con la verdad, sabes que puedes confiar en mí, estoy aquí para ti—Añade tomando una de mis manos. Él tono dulce que emplea al hablar es suficiente para derribar mis intenciones de no hablar sobre esto.

Bajo la vista, tomando un par de inhalaciones para intentar recomponerme, sin embargo, no creo haberlo conseguido.

—Hoy recibí la noticia de que una pequeña había llegado a la casa hogar —confieso. La comprensión se adueña de su mirada, mientras se apoya en la pared sin dejar de mirarme —La dejaron en la puerta, una de las encargadas la encontró en la madrugada. Sé que estas cosas seguirán pasando y que probablemente ya debí de haberme acostumbrado, sin embargo, no es así. No consigo saber de eso sin hacer que no me afecte.

Amor por Contrato[SAV #3]  ©Where stories live. Discover now