Tres (*)

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ANNA

Esto era incómodo, demasiado.

William no habla demasiado, de hecho, no ha dicho nada desde que nos quitamos de la casa de mis padres. Me había visto en la necesidad de ir hacia ahí a buscar algo de ropa mientras esperaba que todas mis cosas fueran llevadas por los camiones de la mudanza.

Me mantengo en silencio, sin saber si es buena idea o no intentar formar una conversación. William no me mira, mantiene su vista al frente sin prestar atención a nada más. Pocos minutos después se detiene frente a un edificio de gran altura, lo elegante de la construcción es lo que más resalta, parece ser una especie de complejo de departamentos, o algo relacionado.

—Si no tienes problema, puedes ocupar la habitación para invitados —pronuncia mientras ingresamos al elevador. —No está tan amueblada, pero cuando tus cosas lleguen, puedes acomodarlas como a ti mejor te guste. —añade.

—De acuerdo —él me observa por un par de segundos antes de desviar la mirada.

—¿Sabías de esto? —cuestiona —¿tus padres te dijeron algo? —pregunta mientras regresa su atención a mí.

—No tuve nada que ver en esto —aclaro —me molesta tanto como a ti, pero no hay nada que pueda hacer.

Él suspira, no dice nada más después de eso y no sé con exactitud si eso es algo bueno o no. Las puertas de metal se abren, rompiendo la tensión que se había instalado entre nosotros.

Una elegante y bastante lujosa habitación me recibe. Observo con detalle el lugar, al parecer William Blake tenía muy buenos gustos; las paredes están pintadas de un color gris, hay varios sillones colocados en el centro de la sala, un par de lámparas cuelgan del techo quedando justo en medio, a unos cuantos metros se encuentra una barra de madera dando la división a la que creo es una especie de cocina y a un lado están las escaleras que conducen al que seguramente es el segundo piso.

—Te mostraré la habitación —pronuncia sin mirarme. —Ven.

Lo sigo sin intentar romper el silencio que se instala en el ambiente, sentía la necesidad de decir algo para romper la incomodidad palpable, pero no encontraba algo adecuado para decir.

—Espero te sientas cómoda —murmura mientras abre la puerta de la habitación. Tal y como lo había mencionado con anterioridad, hay una escasés de muebles en el lugar. No hay más que una cama y un par de mesitas de noche a los costados. El color de las paredes es blanco, sin ninguna decoración que le brinde un aire un poco más acogedor.

—Gracias —respondo.

—Podemos cambiar el color de las paredes si no es de tu agrado, todo con tal de que te sientas cómoda estando aquí —informa. La seriedad ha abandonado su rostro y ahora mantiene una sonrisa ladeada en los labios. —Si necesitas cualquier cosa, dímelo —pide —estaré abajo.

Un asentimiento es todo lo que obtiene como respuesta. Me da la espalda, dispuesto a salir de la habitación, sin embargo, se detiene antes de salir por completo.

—Anna —la forma en la que pronuncia mi nombre me hace voltear.

—¿Si?

—Si realmente vamos a hacer esto...—se detiene por unos breves instantes mientras regresa hacia el centro de la habitación —si esta es la manera en la que las cosas van a darse, creo que lo mejor que podemos hacer es intentar llevarnos bien ¿no lo crees? —cuestiona —para hacer esto un poco más llevadero.

El tono suave con el que habla me hace sonreír. Al parecer no era tan desagradable como parecía.

—Concuerdo contigo —respondo girándome por completo hacia él —espero que no sea tan malo si logramos encontrar una manera de convivir —pronuncio.

Amor por Contrato[SAV #3]  ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin