Quince (*)

84.3K 4.8K 693
                                    

Anna

William se había rehusado por completo a hablar con sus padres, aun cuando le sugerí la idea de mantener una breve conversación con ellos, él se había negado completamente.

Lo entendía, sabía que el hecho de que nos pidieran algo como eso era demasiado, la ambición de poder y dinero que había en nuestros progenitores cada vez me sorprendía más.

—¿Por qué no te cambias a esta habitación? —pronuncia Will mientras acomoda la ropa en el interior del armario. —Es lo suficientemente grande para los dos.

—¿No sería una molestia? —él se gira, dedicándome una mirada fastidiada al tiempo que lanza la ropa a un costado.

—¿Cómo si quiera preguntas eso? —cuestiona. —serías incapaz de molestarme. De hecho, me sentiría realmente bien si decides cambiarte a esta habitación.

Una pequeña sonrisa se adueña de mis labios mientras lo observo. No podía creer la rapidez con la que nuestra relación había avanzado, lo cierto era que, a pesar de no experimentar un sentimiento amoroso hacia William, había cierto grado de afecto hacia él. Nos habíamos convertido en buenos amigos, pasábamos gran parte del tiempo juntos y parecía comenzar a existir una extraña conexión entre ambos.

—Lo pensaré —una mueca de decepción se instala en su rostro.

—Vamos ¿qué tan difícil puede ser? —insiste —ya has pasado la noche aquí, debes de admitir que este colchón es muy cómodo.

—Sí que lo es, pero...

—Bueno, si no vienes entonces yo me cambiaré a la tuya —afirma.

—Un paso a la vez —le recuerdo.

—Oh, vamos. Llevamos varios meses juntos, no es extraño que quiera que compartamos habitación —coloca una mirada suplicante, sacudo la cabeza con ligereza sin ser capaz de apartar la sonrisa de mi rostro.

Sabía que mi negativa no duraría demasiado, sobre todo si William seguiría estando tan insistente como hasta ahora.

—Bien, de acuerdo —él se apresura a caminar en mi dirección, un grito de sorpresa brota de mi cuerpo cuando rodea mi cintura con sus brazos y me levanta, me aferro a su cuello para evitar caer mientras el sonido de nuestras risas llena la habitación.

—Ya, basta —pido entre risas consiguiendo que él me baje. —Si estás de acuerdo entonces tal vez podemos comenzar a traer mis cosas.

Eleva una de sus cejas, adoptando una mirada divertida.

—¿Y así no querías cambiarte de habitación? —bromea, le doy un leve empujón apartándolo del camino.

—Fuiste tú quien dio la idea, así que ven, ayúdame —pido.

Will me sigue en silencio.

—Hoy no iré a la empresa —informa una vez que llegamos al dormitorio —así que podemos comenzar a llevar tus cosas y pasamos a compartir habitación esta noche de manera oficial.

—No creo que terminemos todo hoy —confieso —aún tengo que ir a la casa hogar en un par de horas.

—Sobre eso ¿qué tal van las cosas? —cuestiona sentándose al borde del sillón —he hablado con algunos socios de la empresa, mi secretaria los ha convencido de realizar algunas donaciones.

Me giro hacia él, sorprendida ante sus palabras.

—¿Estás hablando enserio? —cuestiono —¿Cómo...?

—Puede ser que haya dicho algunas palabras sobre mi brillante y encantadora esposa, y sobre la labor que hace —observo con ternura a Will. Una sonrisa orgullosa adorna su rostro —linda, es lo menos que podía hacer por ti.

Amor por Contrato[SAV #3]  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora