Veintidós (*)

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Anna.

Habían pasado un par de meses desde que había tenido aquel encuentro con mis padres. Mi madre me había llamado en un par de ocasiones para que me disculpara con mi padre, cosa a la que me negué desde el primer momento en el que lo planteó. Por primera vez, no quería hacer lo que ellos decían. Estaba cansada de que intentaran controlar mi vida, aun cuando ya no vivía con ellos, buscaban la manera de interferir para que las cosas terminaran siendo como ellos querían.

Sabía que jamás lograría ser del todo feliz si ellos estaban a mí alrededor. Mis padres eran como dos bolsas llenas de piedras sobre mis hombros que había cargado durante gran parte de mi vida.

—¿En qué piensas? —Escucho la voz adormecida de Will mientras una de sus manos imparte caricias suaves por mi espalda desnuda. Acomodo la manta que cubre mi pecho y me acomodo mejor.

—En nada —Respondo soltando un suspiro.

—Cada que dices que no estás pensando en nada es porque si lo haces —Responde —Anda nena, dime que pasa por esa cabecita tuya.

Suelto una risa ante las palabras de Will.

—Estaba pensando en mis padres, en lo bien que me siento por haberles hecho frente la otra vez. —Respondo.

— ¿Siguen sin contactarte? —Cuestiona lanzándome una mirada. Niego y lo escucho suspirar. —No debes de pensarlo tanto, estoy seguro que en algún punto entenderán que no pueden controlarte siempre, ellos deben de saber que no eres una muñeca que puedan manejar a su antojo.

Me acomodo mejor en la cama quedando de tal forma que puedo observarlo a detalle. Se ha dejado crecer la barba un poco lo que le ha un aire más maduro, su cabello se encuentra revuelto debido a la acción que hace unos momentos habíamos tenido y mantiene los ojos cerrados.

Las comisuras de sus labios se elevan y esa acción me hace darme cuenta que ha sentido mi mirada sobre él. Suelto una pequeña risa y me inclino para dejar un beso sobre sus labios.

— ¿A qué se debió eso? —Inquiere abriendo uno de sus ojos.

—Nada ¿no puedo solo darte un beso? —Cuestiono dejándome caer a un lado de la cama sobre la cómoda almohada mientras sujeto la sabana contra mi pecho. Una sonrisa inconsciente tira de mis labios.

No conseguía entender con exactitud cuáles eran mis sentimientos hacia Will, no podía hablar de amor, o de un enamoramiento hacia él, pero lo apreciaba, mucho.

—Anna —Miro a Will en cuanto este pronuncia mi nombre.

— ¿Si? —Cuestiono acomodándome nuevamente entre sus brazos.

—Nunca has tomado las pastillas —susurra. —Es decir, no has dicho que...

—Cierto —susurro devuelta.

—Y no hemos usado protección. —murmura abriendo los ojos, se coloca a un costado, apoyando el codo sobre el colchón y sosteniendo su cabeza con la palma.

—Cierto —repito.

Por alguna razón, no me había preocupado en tomar las pastillas, aun cuando me considero alguien cuidadosa en ese aspecto.

El silencio nos consume, lo observo en espera de que el continúe hablando, pero no lo hace.

—¿Está todo bien?

—¿Has considerado que, no sé, tal vez puedes quedar embarazada? —inquiere. —No nos estamos cuidando. No es como que la idea me moleste mucho, pero...

—¿No te molesta la idea de que pueda quedar embarazada? —inquiero elevando una de mis cejas.

—Si me molestara, usaría protección —bromea.

Amor por Contrato[SAV #3]  ©Where stories live. Discover now