Treinta y dos (*)

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ANNA

En el interior, la casa era aún más increíble. El color de las paredes está pintado de un color crema, los pisos de madera reluciente nos dan la bienvenida, y los cuadros decorativos le dan un aire moderno, lo suficiente como para hacer que no luciese anticuada, aun cuando hay varios objetos que lucen demasiado caros.

Los muebles se encuentran perfectamente escorados en el centro de la sala, desde donde me encuentro distingo el comedor a unos cuantos metros de nosotros, la mesa de cristal se ve reluciente y las sillas a su alrededor hacen una excelente combinación. Varias plantas se encuentran pegadas a las ventanas lo que le da un aire refrescante a la casa.

—¿Qué opinas? —inquiere Will detrás de mí —Si algo no te agrada, podemos cambiarlo. —asegura.

Embozo una sonrisa, girándome hacia él.

—Me encanta. Todo es maravilloso, Liam —él parece aliviado.

—Sé que escoger una casa es probablemente algo que debimos de haber hecho en pareja...—él luce apenado, toma una de mis manos mientras fija los ojos en mí. —pero quería sorprenderte, quería darte algo especial. Si hay algo que no te guste, o que no sea de tu agrado...

Coloco uno de mis dedos sobre sus labios, haciéndolo callar.

—Cariño, todo esto es completamente maravilloso —repito —Es la casa más hermosa que he visto, de verdad. Me encanta, me encanta para nuestro hogar.

Nuestro hogar.

Soy consciente de la manera lenta en la que las comisuras de sus labios se elevan. También del brillo que sus ojos adquieren.

—Ann, quiero darte lo mejor —susurra —esta casa solo es una forma de demostrarte que te amo.

—No necesito que compres una casa para demostrármelo —bromeo apegándome a su cuerpo —creo que con que lo digas es suficiente.

Él ríe.

—Lo que quiero decir, es que esto, nuestro hogar, este sitio, es solo la manera en la que quiero comenzar una familia contigo.

Algo se retuerce en mi pecho cuando habla de ese modo.

—Quiero todo lo que una familia implica, Anna y sé que no estás lista para eso, pero yo...—se detiene, baja la mirada por un par de segundos antes de volver a enfocarme —yo en verdad lo deseo.

Sé a lo que se refiere.

Tocamos el tema de los hijos por mucho tiempo, William queriendo convertirse en padre, mis negativas al considerar que es demasiado pronto como para pensar en eso. Apenas llevamos un año como matrimonio, como amigos, como enamorados, es decir, antes de estos doce meses, no hubo ningún contacto.

Habíamos decidido cuidarnos, y aunque en el acto no usábamos protección, no me olvidaba de tomar las pastillas, para evitar cualquier posibilidad de un embarazo.

—Ya hablamos sobre eso —es lo único que respondo. Su sonrisa decae, e inmediatamente la punzada de culpabilidad me atraviesa.

—Sí, lo sé —responde recomponiéndose —Ven, quiero mostrarte la recámara —pronuncia.

Toma una de mis manos y tira de mí en dirección a escaleras arriba. Subimos los escalones con cuidado, toda la decoración es increíble y yo no puedo evitar observar cada detalle de mí alrededor.

Distingo varias puertas más y anoto mentalmente revisarlas después de darle un vistazo a nuestra habitación.

William se detiene un par de segundos antes de abrir la puerta, cuando lo hace, mi boca forma una perfecta "o". La decoración de la habitación que tengo frente a mí es simplemente alucinante.

Amor por Contrato[SAV #3]  ©Where stories live. Discover now